Eduardo Bonomi, ministro del Interior
Para el ministro del Interior, el Frente Amplio (FA) siempre priorizó el programa, pero hoy está centrado en una discusión sobre las candidaturas, y eso es peligroso porque implica creer que habrá un cuarto gobierno indiscutiblemente. Pero “no se trata de esperar el triunfo, sino de construirlo”, explicó entrevistado por CRÓNICAS. Por otro lado, puso en duda la conveniencia de que renuncie ahora, y respondió si aceptaría ser candidato a vicepresidente.
El menú Bonomi degustó salmón a la plancha, sobre risotto de quinoa y vegetales, que acompañó con agua mineral. A la hora del postre prefirió un plato de frutas, y más tarde, café.
Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-Dijo que el aumento de los delitos se debió, en parte, al nuevo Código del Proceso Penal (CPP), y le llovieron críticas. Para recordarles a los lectores, ¿por qué lo adjudica a eso?
-El Código anterior tenía algunas cosas lamentables, como la prisión preventiva indefinida. Estaba lleno de presos sin condena y eso lo criticaban en todos lados, éramos de los pocos países con un sistema así. El nuevo CPP eliminó la prisión preventiva como norma y admitió medidas cautelares. Pero cuando se empezó a aplicar, nos encontramos con una cantidad de delincuentes con una larga carrera delictiva –homicidio, secuestro, rapiña, copamiento, violación- a los que se les encontró motivo para hacerles juicio, pero se los dejó esperándolo en libertad.
-¿Eso hacía que estando en libertad cometieran nuevos delitos?
-Sí. No solo eso, sino que en poco tiempo, en seis o siete meses a partir del 1º de noviembre, disminuyó la cantidad de personas privadas de libertad en 1400, pero no fue que salieron los que se rehabilitaron y se les adelantó la salida, no, la salida sigue siendo igual. Esa es una de las razones por las que yo decía que nos perjudicó.
La otra razón es que con el CPP viejo, los encargados de la investigación eran los jueces, y con el nuevo son los fiscales. Los jueces cuando recibían una denuncia de la policía se daban por enterados y ésta actuaba, y nosotros pensábamos que esto no iba a cambiar con el nuevo Código. Sin embargo, muchos fiscales interpretaron que la policía no podía investigar si ellos no lo ordenaban, y eso produjo un desconcierto.
Después, el nuevo CPP establece la posibilidad de hacer juicio abreviado, que consiste en que el fiscal y el abogado se pongan de acuerdo y establezcan una pena menor. Lo que sucedió fue que en delitos en los que la pena mínima son cuatro años, empezaron a poner un año, incluso, con libertad vigilada o prisión domiciliaria.
Entonces, el llamado “factor noviembre” [en alusión a la implementación del nuevo CPP] nos impactó muchísimo porque veníamos bajando las rapiñas en todo el país desde el 1º de enero de 2016, hasta setiembre/octubre de 2017.
-Ahí se revirtió esa tendencia.
-Se revirtió y después empeoró.
-¿No estaba previsto que ocurriera todo eso?
-La cuestión no fue el nuevo CPP sino cómo se aplicó.
-¿Faltó preparación? Porque, por ejemplo, el Dr. Jorge Chediak dijo a CRÓNICAS que el nuevo Código debería haber entrado en vigencia en forma paulatina y no “de un día para otro”.
-Esa era una posibilidad, pero se descartó y se hizo de esta manera. Igualmente, esas cosas las corrigió el Parlamento porque estableció que en los casos de reiteración de delitos como homicidio, secuestro, rapiña, copamiento y delitos sexuales, el fiscal tiene la obligación de pedir la prisión preventiva como medida cautelar –pero no indefinida-. También se determinó que la policía no tiene que esperar la orden del fiscal para actuar, y que en un juicio abreviado no puede haber una pena menor a la mínima.
-Hablaba del aumento de los delitos tras la reforma. ¿Podría decirse entonces que el gobierno está lejos de cumplir aquella promesa electoral de que disminuirían las rapiñas un 30% y la reincidencia bajaría al 30%?
-Nosotros íbamos en camino; ahora estamos corriéndola de atrás. ¿Qué pasó después de la modificación del CPP en el Parlamento y de la entrada de 400 policías? Las rapiñas siguieron creciendo pero cambió la curva, y setiembre es el primer mes en el que bajaron los homicidios con respecto al mismo mes del año pasado. Es una buena señal. Yo no puedo decir qué va a pasar, pero sí que hace menos de dos meses que se realizaron los cambios [en el Parlamento] y eso algún efecto tiene.
-¿Qué condiciones deberían darse para que bajen los delitos?
-Tendríamos que seguir con el proceso de incorporación de policías, que no es generar nuevas vacantes, sino llenar las que tenemos.
-¿Está descartado que puedan bajar antes de que termine este período?
-Creo que van a bajar, pero que lleguemos a la meta es difícil. Yo no quiero descartarlo, pero es muy difícil.
-¿No llegar a cumplir las promesas en materia de seguridad puede poner en riesgo un cuarto gobierno del FA?
-No, yo creo que no. La seguridad es el tema del que más se habla, se toma como elemento de acumulación política, pero no es el que más mueve la aguja.
-¿Y qué temas mueven la aguja?
-El empleo, la crisis económica, el salario, al punto que en este momento yo veo que la oposición se está centrando en esos temas. Si uno lo hace en lugares donde la crisis campea, como en Argentina o Brasil, tiene un efecto; si uno mete el tema cuando la crisis no campea y se sigue creciendo, no sé qué efecto tiene. Uruguay es el único país de la región donde sigue creciendo el PIB, los ingresos, salarios, jubilaciones, las exportaciones, entonces es difícil plantear que estamos con peligro de recesión, de perder el grado inversor.
“Nosotros íbamos camino a cumplir las metas en seguridad; ahora estamos corriéndola de atrás”.
Incluso hay sectores políticos que han salido a apoyar el cambio en Brasil y en Argentina diciendo “ahora sí tenemos un gobierno responsable”, pero esos gobiernos están generando una crisis brutal, aumento de pobreza, pérdida de jubilación, de ingresos, de empleo. Cuando asumieron, la oposición dijo que el cambio se veía con muy buenos ojos y que nos tocaba cambiar a nosotros, pero yo creo que no hay que hablar solo de cambios sino de la dirección de los mismos.
-A pesar de que plantea que otros temas mueven la aguja, las encuestas siguen marcando que la seguridad es uno de los temas de mayor preocupación para los uruguayos.
-La seguridad ha empeorado desde 1985 a la fecha en cada gobierno, no hay duda de eso, ahora, si es el mayor o menor problema, está relacionado con los demás problemas. En la elección que ganó Tabaré Vázquez en 2004 la principal preocupación era el empleo, pero no estábamos bien en seguridad. Y cuando mejoró el empleo, la seguridad empezó a ser el principal problema. No estoy tan seguro de que la seguridad no mueva la aguja, pero genera descontento, e ir a las elecciones con descontento no es sencillo.
-¿Siente desgaste después de tantos años al frente de la cartera?
-No. Me siento con fuerza en lo que estamos haciendo. Nosotros hicimos una reestructura en la policía muy global, que tiene que ver con el armamento, la videovigilancia, la innovación tecnológica, y eso significó levantar resistencias. Yo me he planteado pila de veces qué hacer; llevo ocho años y medio en el mismo Ministerio y casi cinco en el anterior [en Trabajo y Seguridad Social]. Yo soy senador; si fuera al Senado trabajaría mucho menos y cobraría exactamente lo mismo, entonces no es una cuestión de comodidad, sino de que es importantísimo que este equipo siga funcionando. Y si yo me voy por alguna razón, tiene que quedar alguno de los que está actualmente.
-¿Tiene previsto renunciar para dedicarse a la política?
-Tabaré Vázquez en 2005 estableció que el que iba a hacer campaña tenía que renunciar. En este período determinó que solo tiene que renunciar el que va a ser candidato a presidente o intendente, pero no para ser senador o diputado, entonces no lo tengo fijo.
-No necesito dejar para hacer campaña, o sea, yo puedo hacer campaña y ser ministro, pero voy a medir bien la situación.
-Ha dicho que no seguiría en el Ministerio del Interior (MI) si ganara el FA de vuelta.
-Si el FA gana, hay gente que ha estado en todo este proceso, que está en condiciones de hacerlo. Yo no dije que no aceptaría de ninguna manera, lo que digo es que quien sea presidente tiene que evaluar eso y tenerlo en cuenta. Sí pongo en duda si es conveniente que me vaya ahora.
-Porque todavía tiene cosas pendientes para hacer en el MI.
-Las reformas están todas hechas, pero hay cosas como lo de Casavalle… yo creo que tiene que ser la política de seguridad del futuro, partiendo de que la policía y las políticas sociales por sí solas no arreglan la seguridad; hay que unir las dos cosas.
-Y usted quiere estar presente en ese proceso.
-En el que estamos realizando ahora. Quien lleve adelante el nuevo gobierno tiene que presupuestar lo que estamos haciendo.
-¿Después de Casavalle van a intervenir más barrios?
-Sí, pero no se puede adelantar cuáles. El otro tema es que todo lo que se está haciendo tiene un costo, porque hay que realojar [a las familias].
-¿Hay un problema de presupuesto?
-Hay un problema, porque esto se está haciendo después de haber votado el presupuesto y tiene un costo grande. El presidente nos ha apoyado totalmente, busca que tengamos recursos para hacerlo, pero una cosa es la voluntad política y otra es que esté incluido en el presupuesto. Si esto se incluye en el presupuesto y se determina la cantidad de intervenciones que hay que hacer, van a ser cinco años más de trabajar con eso, pero nosotros no lo podemos hacer en este período.
-Por lo que hablamos antes, su candidatura a la Presidencia está descartada. Pero, ¿aceptaría ser candidato a vicepresidente?
-Es muy difícil [que haya un candidato] del MI porque tiene que tener un nivel de aceptación que en general no existe. Juan Andrés Ramírez fue ministro del Interior y candidato a presidente, [Luis] Hierro López y [Guillermo] Stirling también, y todos perdieron.
“La seguridad genera descontento, e ir a las elecciones con descontento no es sencillo”.
-Pero si le ofrecieran acompañar la fórmula, no ir de candidato presidencial, ¿aceptaría?
-¿Ustedes imaginan la fórmula del FA para 2019 sin una mujer?
-¿Por qué no puede ser candidata a presidenta una mujer?
-Porque con las que están planteadas no habría compatibilidad de equilibrios [entre los sectores]. Pero la primera razón [del nivel de aceptación] es la más importante.
“Yo me resisto a decretar que va a haber un cuarto gobierno”
-¿Cómo ve el manejo de las candidaturas en el FA?
-Yo creo que está demasiado centrado en las personas y no en el programa. Cuando los posibles candidatos fueron Astori, Mujica y Vázquez, uno podía ver proyectos de país atrás. Yo, en la mayoría de los candidatos que están planteados ahora, no veo proyectos de país, no los identifico, no hay planteos respecto hacia dónde van.
-¿Y qué cambió de las candidaturas de Mujica, Astori y Vázquez con respecto a las actuales?
-La característica de los candidatos. El FA siempre priorizó el programa; ahora está en una discusión de candidaturas.
-¿A qué lo atribuye?
-Me da la impresión de que hay muchos dirigentes frenteamplistas que se plantean que el FA va a ganar indiscutiblemente, entonces, como va a ganar, discutir el candidato es proyectar el presidente. Pero yo creo que como están las cosas deberíamos pensar en cómo cada uno aporta a la acumulación que pueda hacer posible el triunfo. No se trata de esperar el triunfo, se trata de construirlo, y la certeza de que se va a ganar no ayuda a construirlo sino a esperarlo, y ese es un error muy importante en política. Hay que replantearse la discusión, priorizar el programa. Es raro que lo que se discuta públicamente sean los candidatos y no los programas, que es lo determinante.
-Pasa en otros partidos también.
-Pero el programa del Partido Nacional y del Partido Colorado es muy parecido al de los autoconvocados: bajar el costo del Estado, el costo social, el salario. No lo van a decir porque eso no enamora a la gente, y van a centrar la campaña en criticar lo que hizo el gobierno y buscar corrupción, entonces no me extraña que su discusión sea sobre los candidatos.
Pero el FA, que ganó en 2005 con un proyecto de país, el cual mantuvo con algunos cambios en las siguientes elecciones, tiene que ajustarse porque hay situaciones que han cambiado. Construir equidad es más complejo que en el primer gobierno. Uruguay no ha completado el desarrollo de infraestructura necesaria para mejorar la producción, la logística, debe tener un shock de vivienda. Me parece mucho más importante discutir eso que los candidatos.
-Decía que es un error caer en el convencimiento de que el cuarto gobierno es un hecho. ¿Para usted no es seguro que vaya a ganar el FA?
-Yo creo que va a haber un cuarto gobierno si el FA trabaja para construir el triunfo, no si se organiza para esperarlo. Yo me resisto a decretar que va a haber un cuarto gobierno y a discutir cómo se usufructúa el mismo.