Buquet: “No son muchos los votos que tienen que cambiar para que el Frente Amplio pierda”

Daniel Buquet, politólogo, docente, investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la UdelaR


“Sería un poco raro que el Frente Amplio (FA) gane” en 2019, opinó el politólogo Daniel Buquet en conversación con CRÓNICAS, y explicó que “no es nada común que el mismo partido gane cuatro elecciones seguidas”. De todas formas, dijo que si bien la oposición tiene chances de alcanzar el gobierno, la próxima elección va a depender del candidato que presente cada partido, y en ese sentido Lacalle Pou no es una mala opción, “pero tal vez no sea suficiente para ganarle a un buen candidato del FA”. Por otra parte, afirmó que el 2017 “fue un año complejo, donde la ética y la corrupción impactaron en la agenda política”.

Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo

-¿Qué evaluación hace de este año a nivel político?

-Fue un año complejo, donde estuvo el caso Sendic en el centro del candelero y hubo también un par de casos que afectaban a los partidos tradicionales. Eso tuvo muchos impactos en la propia agenda política por una cuestión de temática, o sea, la corrupción, la ética de los políticos.

El año arrancó con lo del Cambio Nelson. Lo de Sendic ya venía de antes, no era un caso aislado. Y lo de Bascou, que es más reciente, terminó de completar el panorama.

El caso Sendic fue mal manejado por el FA, al menos al principio, cuando decidió apoyarlo. Si mirás las encuestas, fue justamente este año que la coalición sufrió una caída bastante importante, y se puede pensar que ese tema en particular lo estaba afectando –más allá de que debe haber otros factores- porque después que renunció, hubo una pequeña reversión de esa tendencia.

-¿Cómo vio los casos de los partidos tradicionales?

-Da la sensación de que en los otros partidos hay una actitud de rechazo a los corruptos o quienes incurren en conductas cuestionables. Sanabria renunció a su banca –era suplente-. Cuando apareció lo de Bascou se le complicó la interna al Partido Nacional (PN), porque su sector al principio intentó defenderlo, como había hecho el FA con Sendic. Pero la corriente opuesta, la de Lacalle Pou, rápidamente tomó distancia.

Fue un año en el que este tema estuvo en el centro y los partidos aprendieron que no deben defender supuestos corruptos, porque acá el tema es de percepción, es decir, va más allá del hecho concreto, de si robó o no robó; lo importante es si la gente cree que robó o que está mal lo que hizo, y entonces el partido toma distancia de ese sujeto. Esto tiene un costado positivo en el sentido de que Uruguay vive un proceso, igual que todos los países, de deterioro de la imagen de los políticos y de los partidos.

-¿Y cuál sería el lado positivo de eso?

-Que en buena medida estos procesos de deterioro de la imagen de la política tienen mucho que ver con que la gente tiende a percibir que los políticos no están allí para resolverle los problemas al país, sino para hacerse ricos o para beneficiarse de una u otra forma. Entonces, actitudes contundentes de los políticos intolerantes [a la corrupción], ayudan a preservar hasta cierto punto la imagen de los políticos en Uruguay.

Y, por otro lado, es bueno que la gente se preocupe por cuestiones de ética pública, es decir, es mejor que opine sobre la moral de los políticos, a que discuta sobre los asesinatos y las violaciones y pida más represión.

“El Frente Amplio no termina de demostrar si tiene una política económica orientada a la eficiencia”

-¿Impactó este tema de la ética en el gobierno?

-Doblemente. Por un lado en el FA, porque el tema Sendic dividió a los sectores y generó muchas rispideces internas. Por otro lado, aunque yo no soy un experto, mi colega Chasquetti, que se dedica a estudiar la actividad legislativa, tiene cifras que muestran que durante el último período de Sendic [en la Vicepresidencia], se fue trancando dicha actividad y se empezó a demorar cada vez más el avance de los proyectos de ley del Ejecutivo. El problema de Sendic fue más serio porque su defensa fue muy torpe; convencía a la gente de que las acusaciones eran ciertas, y eso empeoró mucho la situación.

-¿Qué piensa del rol que ha tenido la oposición en este tema? Ha habido una fuerte crítica hacia el PN porque después de todo lo que criticó a Sendic, con Bascou no fue tan duro. De hecho esta semana el Directorio ratificó el apercibimiento en vez de suspenderlo, porque no tenía la mayoría necesaria para aplicar esa sanción.

-El PN está viviendo ahora lo que vivió el FA en su momento con Sendic. Hay gente vinculada a Alianza Nacional que pretende proteger a Bascou. Los que no lo defienden son los que están reaccionando con inteligencia política, que piensan que Bascou es corrupción y no pueden aparecer al lado suyo en una foto. Algunos no están calibrando la importancia del tema, porque estas cosas son dañinas en la medida en que prosperan, en que no se cortan de raíz.

Lo que los políticos tienen que hacer es expulsar a los sospechosos de corrupción. Puede ser injusto, pero para el partido es lo mejor, y los blancos no están logrando resolverlo. Lo que pasa es que hay un problema vinculado a Larrañaga, a su liderazgo, que por un lado tiene al otro sector enfrente que aprovecha la situación para no quedar pegado, y a su vez tiene un lío interno: un grupo de intendentes que no lo quiere de candidato y está buscando una alternativa.

-Podría decirse entonces que la ética fue un tema que marcó a todo el sistema político este año.

-Es una peculiaridad, pero no es que el tema de la honestidad de los políticos no haya estado en el candelero en otras ocasiones. La generalización del asunto y las reacciones intolerantes de algunos sectores políticos son la novedad. Los políticos están pasando a reaccionar de modo que si alguien es sospechoso de corrupción, no lo apoyan más. Ellos mismos usan los casos de corrupción para atacar a sus rivales. El problema es que si yo lo uso contra un rival y después me aparece un corrupto a mí, se me complica.

buquet-¿Qué otros hechos marcaron el 2017 en el escenario político?

-La modificación de la situación económica, que el año pasado arrancó muy negativa y se fue revirtiendo, generó una expectativa positiva durante el 2017, lo cual le ha dado cierta ventaja al gobierno. Dentro de este tema, vuelven a aparecer algunas disidencias internas.

-¿Por ejemplo?

-Tanto en el TLC con Chile, como en UPM y los cincuentones, hubo disidencias al punto de que el TLC no se aprobó –a pesar de que el gobierno firmó el acuerdo, pero el Parlamento no lo ratificó-, el acuerdo con UPM sí se firmó, pero sectores del FA lo cuestionan, y el proyecto de los cincuentones se aprobó después de muchas idas y vueltas, pero hubo enfrentamientos públicos entre el ministro Murro y el ministro Astori.

Entonces, en un contexto donde todo parece ventajoso para el FA porque la economía se endereza –ya están estimando un crecimiento de cuatro puntos para este año-, eso no es leído de la misma forma por los distintos sectores del FA. Tal vez algunos crean que la bonanza económica sirve para gastar más plata y no estén tan interesados en mejorar las condiciones para la inversión y el comercio. Pero lo cierto es que el FA no termina de demostrar si tiene una política económica orientada a la eficiencia.

En el gobierno hay una división de visiones que lo perjudica porque no puede lograr aprovechar una situación de bonanza, ni siquiera con oportunismo, porque de última, cualquier gobierno más o menos ortodoxo puede achicar el déficit hasta el año que viene, y el año de las elecciones abrir la canilla, como mandan los manuales; pero ni siquiera hay un acuerdo en ese aspecto.

-Quiere decir que las diferentes opiniones hacen que no puedan acordar ni siquiera cuando hay crecimiento económico.

-Exacto, algo que sí pasó en los dos primeros períodos de gobierno. El crecimiento permitió que los que más presionaban para incrementar el gasto encontraran cierto eco en los más ortodoxos. Eso funcionó razonablemente bien hasta hace dos años; ahora esa ecuación está en cuestión.

-¿A qué se puede deber ese cambio?

-Una de las razones es que el déficit creció más de lo esperado al final del período anterior. A su vez, hay una cuestión ideológica de fondo: en el FA hay sectores a los que no les importa el déficit ni el grado inversor ni el costo de la deuda.

“El problema de Sendic fue más serio porque su defensa fue muy torpe; convencía a la gente de que las acusaciones eran ciertas”

-Que tienen otras prioridades.

-Puede ser que tengan una prioridad mayor en el gasto o en el gasto social, pero hay muchos que piensan que la plata que se necesita para hacer políticas sociales o redistribución hay que sacársela a los ricos. En el izquierdismo esa idea existe a pesar de su inviabilidad.

-De hecho, ha estado en discusión la posibilidad de gravar más al capital.

-Por eso, es permanente el reclamo en ese sentido. El problema es cuando vos aumentás el gasto, pero no tomás esas medidas. No es que no se pueda gravar más al capital, tal vez sí, pero no en la proporción en la que un socialista querría. El punto de esto es la sostenibilidad, y en el FA conviven sectores a los que eso no les preocupa.


“Martínez está completamente despegado, le podría ganar a Mujica inclusive”

-¿Qué opinión tiene acerca de las posibles candidaturas que han trascendido dentro del partido de gobierno?

-El tema tiene tres bloques. El primero son los viejos candidatos. Como Mujica y Astori están vivos, nada impide que sean precandidatos en el 2019, y da la impresión de que no está descartado. No es un buen escenario para el FA ni para el país, porque pensar que en el 2019 van a reiterar la competencia de 10 años atrás con estas personas que ya eran mayores en ese entonces, no es muy auspicioso.

-¿Y sobre algunos nombres de posibles candidatos de recambio?

-Hay un nombre, que es el de Daniel Martínez, que es el único que aparece como un candidato de recambio potente. Y en el tercer escalón tenés a todos los demás. Martínez está completamente despegado, yo intuyo que le podría ganar a Mujica inclusive.

Por otra parte, habría que ver qué chances hay de que el FA gane el gobierno por cuarta vez. No digo que no se pueda, pero sería un poco raro; no es nada común que el mismo partido gane cuatro elecciones seguidas.

“El Partido Nacional está viviendo ahora lo que vivió el Frente Amplio en su momento con Sendic”

-¿En ese contexto la oposición tiene chances?

-Chances siempre tuvo. El FA ganó las dos últimas elecciones en segunda vuelta y con poco más del 50%, pero no fue por destrozo. No son muchos los votos que tienen que cambiar para que el FA pierda. Ahora, si la economía se mueve positivamente como se está moviendo, si la inflación continúa dentro del rango meta, y a esto le agregás un buen candidato, tenés todos los ingredientes para una buena elección.

Entonces, si bien es difícil pensar que el FA vuelva a ganar –es algo estadístico, no puede ser que gane tantas veces seguidas-, habría que preguntarse dos cosas: ¿Por qué otro partido le ganaría al FA? Y ¿quién le ganaría? Porque Lacalle Pou hoy es la única figura que se puede suponer que podría estar en un balotaje. No es un mal candidato, pero tal vez no sea suficiente para ganarle a un buen candidato del FA.

-O sea que esta elección va a depender del candidato que presente cada partido.

-Yo creo que sí.

-¿Y quién sería un buen candidato del FA?

-Astori no puede ser candidato porque posiblemente pierda la interna, tal vez sea un mal candidato. Tal vez Mujica también lo sea frente a uno joven. Todo sugiere que Daniel Martínez es un buen candidato.