Diego Labat, director de Ancap por el Partido Nacional
Ancap transita un proceso de corrección de errores de gestión que se arrastran del pasado, pero para el único director de la empresa pública en representación de la oposición, con eso no alcanza para lograr bajar los precios que tanto pesan sobre el consumidor y los sectores productivos. De hecho, es partidario de la libre importación de combustibles, y lamenta que el gobierno no ponga el tema en discusión.
El menú El contador y economista degustó corvina rubia acompañada de puré rústico y vegetales baby salteados, y para beber prefirió pomelo. A la hora del postre, eligió cheesecake.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-En la última entrevista que hicimos, en octubre de 2016, le pregunté por qué no era posible bajar el precio de los combustibles con un balance de Ancap positivo. Después de más de un año, la situación, en ese aspecto, es la misma. ¿Qué pasó en este tiempo? ¿Por qué no se pudo cumplir ese objetivo?
-Después de eso tuvimos el cierre de 2016 y el de 2017, ambos con resultados positivos, y vamos a tener un balance de 2018 que probablemente va a andar en números del mismo orden. Eso muestra una empresa que empieza a tener ciertos equilibrios, aunque éstos están sostenidos en precios muy altos. Se han recorrido algunos caminos internos para bajarlos, pero quedan otros componentes que no dependen de Ancap, como la carga fiscal.
-En este caso, además, no solo no bajaron los precios, sino que a principios de julio aumentaron las naftas.
-Sí. Si se compara con enero, la variación de precio no fue tan irracional, se comportó bastante parejo con el crudo y el dólar. La cuestión es cuando uno mira para atrás y ve que la trayectoria de nuestros precios no ha sido la misma que a nivel internacional.
-En este momento, a diferencia de aquella vez, pesan más las variables coyunturales.
-El escenario del crudo cambió, la suba fue bien importante, y lo que terminó pasando fue que hubo que subir los precios para que la empresa mantuviera el equilibrio. Es la única manera de sostenerlo y seguimos siendo rehenes de esa situación. De todas maneras, algunos ahorros se han logrado. Para este año hay un compromiso de bajar 25 millones de dólares de gastos fijos y yo creo que se va a cumplir razonablemente, aunque solo eso no alcanza. El país en algún momento va a tener que mirar la carga fiscal y poner arriba de la mesa, por ejemplo, la libre importación.
-¿Hoy ve lejana esa discusión?
-No, de hecho hay un candidato, que es del sector que me designó a mí, que el 1º de marzo hizo una propuesta que va en ese camino.
-Pero lejana al gobierno.
-Hoy el gobierno eso no lo tiene planteado. Creo que si de verdad se quieren bajar los precios de los combustibles con el objetivo final de mejorar la competitividad de muchos sectores, va a haber que ponerlo en discusión.
-Porque, por lo que dice, hoy los resultados siguen siendo positivos, pero a costa del sobreprecio que están pagando los consumidores.
-Sí, es así.
-Hace poco más de un año, el ministro de Economía, Danilo Astori, dijo a CRÓNICAS: “Ancap está superando graves errores de gestión del pasado y está convirtiendo una situación muy deficitaria en positiva. Tiene que llegar el momento en que pese también el interés del consumidor”. Agregó que “sin duda ninguna”, se podrán bajar los combustibles antes de finalizar el período. ¿Lo cree posible?
“Yo soy consumidor de combustible y a mí no me gusta pagarlo más de lo que debería”.
-Comparto totalmente la afirmación de Astori, y sobre todo la necesidad –que a veces nos olvidamos- de tener en cuenta a los consumidores. Lamentablemente no se cumplió con el objetivo final que es disminuir los combustibles. Creo que entre esa aseveración y hoy, lo que pasó fue que el crudo subió, el dólar también, y la realidad es que no se cumplió con esa meta.
-Volviendo a la pregunta, ¿cree posible que antes de terminar el período se pueda llegar a bajar los combustibles?
-Ahí hay dos temas. Por un lado, lo que tiene que ver con el crudo y el dólar, que no dependen de Ancap. Por otro lado, la empresa ha hecho algunos esfuerzos en disminuir costos fijos y cerrar algunos negocios, pero yo quizás sería un poquito más firme en ciertas decisiones, en ajustar negocios, y eso debería permitir una rebaja.
-¿En qué aspectos sería más firme?
-En la logística, por ejemplo. Hoy estamos con el tema de los transportes fluviales; el barco que tiene Ancap terminó su vida útil. Desde el sindicato se plantea comprar otro y mantener la estructura tal cual está. Yo creo que puede ser mejor buscar relaciones contractuales más inteligentes, como arrendar un barco para que trasladen el combustible de Montevideo a Paysandú y no tener 40 funcionarios. En esas cosas hay que seguir trabajando.
-En este proceso de corregir errores, ¿el centro son los consumidores? Es decir, ¿Ancap se plantea disminuir los precios como objetivo final?
-Yo creo que sí, por lo menos en mi concepción. La ley definió que Ancap tiene que proveer los combustibles en Uruguay y en forma monopólica. Nuestra obligación es hacerlo, pero a los menores costos posibles.
-También hay una afectación a los sectores productivos, que reclaman una rebaja para poder ser más competitivos.
-El efecto sobre todos los sectores productivos es muy importante. Por poner un ejemplo, el costo por hectárea del arroz es de 2.000 dólares en Uruguay y 1.200 en Paraguay; esos 800 dólares de diferencia tienen un montón de componentes, pero uno de ellos es el mayor costo de combustible. Eso termina siendo un sobrecosto que paga el productor arrocero, y lo mismo sucede en los demás sectores.
-¿Ancap entiende el planteo de los productores?
-En el Directorio se entiende notoriamente, pero no todos los sectores de la vida política nacional tienen la misma línea de pensamiento. Es positivo que hayamos pasado de discutir cosas que parecían indiscutibles, como las buenas prácticas de gestión, a no hacerlo más. Es decir, hoy a nadie se le ocurre que una empresa como Ancap no deba tener gerente general. Los que estamos en el Directorio podemos tener diferencias en cuanto a qué se debe priorizar y qué no, pero tenemos concepciones razonablemente parecidas.
-Según su opinión, ¿qué se debe priorizar?
-Al consumidor. Y para eso hay que dejar de atender algunas otras demandas o cuestiones que yo las veo más como ideológicas.
-¿Por ejemplo?
-Por ejemplo, que Ancap tenga que sostener fuentes de trabajo que no son genuinas. Si la mejor manera de que el combustible llegue de Montevideo a Paysandú es con un barco arrendado, eso es lo que tiene que contratar Ancap, no tener uno propio para generar un puesto de trabajo más, que después lo pagan los consumidores.
No podemos perder el norte, el objetivo tiene que ser la baja del precio del combustible. Lo demás tendría que estar subordinado a eso. Obviamente que hay que ser consciente de que uno no puede pasarles por arriba a los derechos laborales, pero dentro de lo que marca la ley, hay que tratar de ajustar todo lo que sea necesario para abaratar los costos.
-Si los uruguayos hoy no pagaran más de lo que deberían por los combustibles, ¿Ancap volvería a tener pérdidas?
-Depende de cómo se haga el ajuste. Hoy la medida más inmediata sería bajarle la carga fiscal. En ese caso Ancap no tendría problema.
“Hoy en Ancap seguimos pagando los errores de gestión de los períodos anteriores”.
-Pero, ¿si eso no se toca?
-Si no se toca, yo creo que hoy no sería responsable cargar a Ancap con eso, es decir, la empresa tiene que estar en equilibrio, no puede estar perdiendo plata porque corre el riesgo de atravesar una situación como la que ya vivió hace tres o cuatro años.
-¿Cree que la gente entiende ese riesgo?
-Creo que la gente se queja porque la realidad es que está pagando precios más altos. Yo soy consumidor de combustible y a mí no me gusta pagarlo más de lo que debería. Tenemos una carga fiscal muy alta en comparación con la región y no estamos haciendo nada, tenemos precios teóricos de lo que saldría importar los combustibles, que son más bajos, y no permitimos la importación, entonces yo como consumidor también me termino quejando.
¿Qué se está haciendo desde el Estado para corregir esto? Por un capricho o por una cuestión ideológica de que no quieren liberar la importación, nos están haciendo pagar precios más altos –de combustible, pero también de las frutas y verduras y de un montón de cosas que necesitan fletes-.
Desde Ancap se están haciendo algunas correcciones pero solo eso no alcanza, va a tener que seguir corrigiendo cosas en este período y el que viene, porque la crisis por la que pasó no se termina en tres meses.
-¿Siguen pagando los errores de gestión de los períodos anteriores?
-Sin duda. Muchos de los sobrecostos no se terminan de un día para el otro. El exceso de las tercerizaciones en cemento portland fue trágico. Algunas se fueron eliminando, pero todavía se siguen arrastrando medidas y contratos que se hicieron por muchos años.
-Si gana la oposición en 2019, ¿el combustible bajaría en el próximo gobierno?
-Eso lo tienen que contestar quienes sean elegidos, yo no puedo anticipar lo que cada uno haría. Sí me consta que hay candidatos que han hecho propuestas como la liberación del mercado, que es algo que contribuiría a la baja.
“Lo de las tarjetas corporativas es una anécdota dentro de todo el descontrol que hubo”
-Entrevistada en la edición número 100 de Empresas & Negocios, la presidenta de Ancap, Marta Jara, opinó que a futuro “se debería profundizar en la gobernanza de las empresas públicas, para que adopten mejores prácticas de gestión y que estén sujetas a un control eficaz”. ¿Hoy están dadas las condiciones para hacerlo?
-Yo creo que sí. Coincido con ella. En Ancap hemos hecho algunos esfuerzos. Hace dos meses cambiamos los directorios de las empresas subsidiarias estableciendo algunas normas en común, o sea, Ancap hoy tiene su Código de Ética, pero queremos que todas lo tengan. El momento es este. Tuvimos 10-12 años de experiencias muy malas en las empresas, no en todas, creo que la peor fue la de Ancap, y si después de toda esa hecatombe no corregimos… yo creo que hoy están las condiciones dadas para hacerlo.
-¿Piensa que hubo una influencia en sentido político o ideológico en la gestión de Ancap que pudo haber contribuido a que eso pasara?
-Los desastrosos resultados que tuvo Ancap son multicausales. Una de las causas es el debilitamiento institucional que se hizo, desde la eliminación del gerente general, hasta la designación de directores que no tenían la formación necesaria. Hubo una serie de medidas que debilitaron los controles, y eso tiene una causal política sin duda, porque se subestimó el valor de las instituciones.
-¿En qué sentido?
-Que una empresa no tenga gerente general hace que a veces todos tengan potestades, pero no responsabilidades. En Ancap se iniciaron muchos proyectos que no tenían financiamiento, y nadie era responsable por eso –de hecho, tampoco había gerente financiero-. Muchos quedaron por la mitad, otros tuvieron que financiarse de cualquier manera, y eso mostraba una debilidad institucional que con una empresa fuerte no hubiera pasado.
-¿Hoy se respeta el procedimiento de las tarjetas corporativas?
-Sí, hoy hay un nuevo procedimiento y se controla. Igualmente, lo de las tarjetas corporativas es una anécdota dentro de todo el descontrol que hubo.