Esteban Valenti, militante independiente del FA
Aunque está alejado del partido de gobierno hace un largo tiempo, tras haber sido asesor político por varios años, asegura que es más frenteamplista que la mayoría de los dirigentes. Esteban Valenti piensa que es imposible recomponer el proyecto de la izquierda desde la administración actual, y pone condiciones para votar al Frente Amplio (FA) en 2019. A su vez, asegura que “Mujica le haría un bien a la patria y al FA si no se postulara”, y establece sus razones.
El menú El también publicista y periodista degustó osobuco acompañado de risotto de azafrán, y para beber eligió agua mineral. A la hora del postre, se inclinó por el flan casero.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cómo ve la danza de nombres que surgió desde el FA en la búsqueda de su candidatura?
-Es un caldo espeso donde se cocinan cosas que nadie termina por entender o por querer totalmente. Es algo que no contribuye al prestigio de la política en general ni del FA, por cómo se manejan estos temas y por la preminencia que tienen en relación a todos los asuntos de fondo, al debate político, ideológico, cultural, programático. Yo sigo muy de cerca esto porque he hecho muchas campañas electorales y me interesa.
-¿Y qué conclusión saca?
-Hay dos fenómenos que se dan simultáneamente. El primero es que han crecido como nunca la indefinición, el voto en blanco y el anulado en todas las encuestas, y además se ve en la calle, porque hay una cantidad de gente que no sabe qué va a votar o, directamente, tiene una fractura con la política.
El segundo elemento que está asociado a esto, y que se ve en todos los partidos, es que éstos tienen un techo y un plafón bajo. Por ejemplo, cuando se dice que Daniel Martínez encabeza las preferencias, en realidad lo hace con el 40% del 30%, es decir, el 12% del electorado nacional. De la misma forma, [Luis] Lacalle Pou encabeza las preferencias del Partido Nacional (PN), pero con el 50% del 28%, que corresponde al 15% de los votantes.
El primer campanazo que van a recibir los partidos sobre esta situación van a ser las elecciones internas. A menos que pasen cosas muy significativas, ahí se va a demostrar una fractura muy importante entre la política y la gente, cosa que no es positiva ni se puede mirar con desapego.
-¿Qué se espera de esa instancia?
-Yo creo que va a haber pocos votos, y eso sería un adelanto de lo que pasaría si no hubiera voto obligatorio en Uruguay. Que haya gente en diversos grados desinteresada o enojada con la política es un diagnóstico peligroso para una sociedad como la uruguaya. Hay países que viven en esa situación, en los que la política es un accesorio importante, pero nada más. En Uruguay, por el contrario, es el núcleo central de la identidad y de la existencia institucional y cultural del país.
-Pero la fractura entre la política y la gente es algo que sucede a nivel mundial.
-Sí, pero por el sistema de partidos que tenemos, que es el más antiguo del mundo, por nuestra tradición cultural, intelectual, política, no alcanza decir que como pasa en el mundo se explica acá. Es muy malo porque de ahí surgen los monstruos, las tendencias en Europa de un retroceso civilizatorio, unido a las corrientes migratorias de los refugiados generadas por las guerras y por el hambre, por la miseria.
También pasa en América Latina: la corriente de refugiados que van hacia Estados Unidos expresan esta realidad, la violencia en México, el drama de Colombia, la crisis horrorosa en Venezuela y en Nicaragua, la situación en Argentina que no termina de cuajar, lo que sucede en Brasil. Pero el tema internacional no puede ser un justificativo.
-¿Quiere decir que Uruguay no está libre de llegar a ese tipo de situaciones?
-No hay vacunas contra eso. Tomemos la seguridad como ejemplo: estamos lejos de Guatemala, pero también estamos más cerca que hace dos años, y empeorando a un ritmo peligrosísimo. El problema son las tendencias.
-¿Qué podría cambiar esa fractura con la política? ¿Usted qué propone?
-Yo me he preguntado por qué no sube ninguna figura, ni siquiera [José] Mujica, que tiene el plafón bajo como todos, hasta el propio presidente de la República. Yo creo que habría gestos que podrían cambiar esta situación. Por ejemplo, que los principales líderes candidateables de los dos grandes partidos que se van a disputar el gobierno en 2019, plantearan candidaturas que no fueran ellos mismos, en un gesto de renunciamiento, de generosidad, y buscaran figuras que no partieran del techo que ya tienen.
-Parece una idea poco viable.
-Es poco viable, pero si el PN quiere ganar las elecciones y el FA quiere disputarlas en mejores condiciones, lo primero que tienen que hacer es demostrar que sus líderes no están apegados con uñas y dientes a los sillones. Eso es lo que a la gente le enerva, la “sillontocracia”. Si yo me pongo a buscar en la lista de los candidatos del FA, son todos del aparato, todos sillones, entonces no va a cambiar nada.
Yo sé que es muy difícil, pero no conozco grandes sacudidas de tablero sin cosas difíciles. La solución sería buscar a una figura que refleje mucho más la nación y mucho menos el aparato. Si eso se lograra, habría un cambio en la actitud de la gente, porque lo que falta en ambos partidos y en toda la política nacional son ideas que despierten atención, interés, movilización.
El FA se está preparando para el Congreso, y el PN está armando propuestas con algunos técnicos, pero todo eso es para cubrir una formalidad. El Presupuesto Nacional actual no es una iniciativa que realmente implique un impulso para el país, porque eso no va a hacerlo el FA, solo va a discutir los temas del poder, las candidaturas.
-¿Cree posible que presente una candidatura única?
-No, no creo. El problema son las grandes figuras, que van a decidir. Es decir, si el presidente propone a un ministro y al prosecretario para la fórmula, da la señal de que lo que hay que hacer es repartir entre los que ya están. Mujica habla de un candidato independiente y propone a un ministro que fue no sé cuántos años presidente del BPS; está hablando del aparato… ¿Independiente de qué? Y dentro del PN se manejan los dos o tres nombres de siempre.
“Si el PN quiere ganar las elecciones y el FA quiere disputarlas, deben demostrar que sus líderes no están apegados con uñas y dientes a los sillones”.
¿Cuál fue el gran cambio que hizo el FA en el primer gobierno y que se empezó a agotar a partir del segundo? Responder una pregunta que estaba planteada en el imaginario profundo de la sociedad: ¿Uruguay tiene viabilidad? Esa pregunta se resolvió positivamente, la gente empezó a volver al país, se comenzó a invertir en el campo, en la ciudad, en la energía, en ciencia y tecnología. Eso se ha ido enfriando notoriamente, y recomponer un proyecto desde el actual gobierno es imposible; simplemente hablar del cuarto gobierno ya es una tragedia.
-¿Por qué una tragedia?
-Porque es la continuidad. Lo peor que le puede pasar a la izquierda uruguaya es el continuismo, que además es de defensa, de no mirar los problemas que hemos tenido. ¿Cuál ha sido en la historia del hombre la principal herramienta de progreso? La crítica, y nosotros la estamos perdiendo. La designación de determinadas figuras es la confirmación de la pérdida absoluta del sentido crítico, cuando hay una parte importante de la izquierda no representada, que puede jugar un papel.
“No voy a votar al FA si siguen allí personas como Sendic y De León”
-¿Va a votar al FA en 2019?
-Por primera vez en mi vida, depende de lo que haga el FA. Hay condiciones en las cuales yo no lo votaría.
-¿Por ejemplo?
-Si siguen en el FA personas que han violado notoriamente no solo las leyes, sino las más elementales prácticas de moral republicana y ciudadana como [Raúl] Sendic y [Leonardo] De León, yo no lo voy a votar. Además, depende del candidato; no voy a votar a cualquiera.
-No me voy a ver en esa hipótesis porque no va a ser candidato, no creo que se quiera suicidar. Él tiene por delante la posibilidad de seguir haciendo política, de seguir siendo una figura internacional de primer nivel, y ser candidato lo liquidaría de todo eso. Una campaña electoral es feroz en todo sentido, y mucho más contra Mujica. Yo creo que le haría un bien a la patria y al FA si no se postulara, y también a su propio movimiento, porque el MPP (Movimiento de Participación Popular) es Mujica.
Además, como te decía, yo no voy a votar gente del aparato, porque eso es el continuismo, es la demostración de que no hemos cambiado absolutamente nada, de que reafirmamos nuestra visión de que el poder es la fuente de todo, y eso para mí sería suicidar a la izquierda.
-¿Entonces a quién va a votar?
-A los blancos no los votaría, a los colorados tampoco. Hay otras opciones; se puede votar en blanco o anulado.
-Dijo que no votará al FA si Sendic continúa allí. Pero muchos dirigentes plantean que puede encabezar una lista al Senado.
-Si el FA acepta una cosa de ese tipo, después de haberse comprobado de manera absolutamente fehaciente el manejo discrecional, ilegal e inmoral [de Ancap], no lo voy a votar. Los números son implacables, así como las explicaciones y las mentiras.
-Más allá de eso, ¿se considera frenteamplista?
-Más frenteamplista que la mayoría de los dirigentes, si serlo quiere decir tomar en consideración y como punto de referencia los principios fundamentales de la fundación del FA y los valores políticos. Muchos dirigentes los han perdido, y Sendic es un caso enigmático.
-Pero Sendic renunció.
-Pero está en el FA, llegó a vicepresidente, y todo se sabía de antes. Yo soy uno de los principales acusados, pero lo hice sin ayuda de nadie y no me arrepiento en absoluto de haber participado en exponer la gravedad de la situación de Ancap y de Alur. Lo de la tarjeta corporativa y lo del título surgió después, no lo sabía. ¿Y qué demuestran todas esas cosas? La impunidad con la que se actuaba.