Sorpresivamente Raúl Sendic abandonó la Vicepresidencia de la República sin realizar ninguna defensa de su accionar, como había prometido. Pero esto, que derivó en un hecho histórico para nuestro país, no terminó allí. Por un lado, deteriora el prestigio de Uruguay a nivel mundial, dado que para el mundo el vicepresidente cayó por corrupción. Por otro, la defensa que hizo el presidente Tabaré Vázquez representa un riesgo, porque puede haber hechos posteriores que golpeen a Sendic. Este episodio, sumado a lo que suceda en la Justicia, también puede implicar una pérdida del electorado frenteamplista en 2019, y a corto plazo perjudica la imagen del Frente Amplio (FA). Así lo dijeron a CRÓNICAS los politólogos Óscar Bottinelli, Daniel Buquet y Adolfo Garcé.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
“En medio de escándalos y denuncias de corrupción ha renunciado el vicepresidente de Uruguay, Raúl Sendic”. En esos términos han hablado durante los últimos días los medios internacionales al referirse a un hecho que tiene a nuestro país como protagonista.
La sorpresa es mayor porque se trata de un territorio que, al menos en comparación con la región, históricamente ha sido ejemplo de estabilidad y altos niveles de transparencia, según estadísticas mundiales. Aunque la magnitud del delito de corrupción sigue siendo muy menor en relación con otros países de América Latina -como Argentina, Brasil y Ecuador-, lo ocurrido el sábado 9 en el Plenario Nacional del FA afecta mucho la imagen de Uruguay, aseguraron los analistas.
¿Cómo queda el partido de gobierno tras este episodio? Para Bottinelli, la dimisión de Sendic no lo afecta porque el costo político ya lo pagó, y eso se ve reflejado en las encuestas. Sin embargo, Buquet y Garcé coincidieron en que la coalición sale dañada, aunque lo positivo es que lo sucedido representa el final de “un proceso de deterioro” y de “una situación que cada vez era más complicada”.
Todavía faltan dos años para las elecciones, y si bien el caso Sendic puede repercutir en una baja de votantes de izquierda, el hecho de que estemos lejos del 2019 puede servir para minimizar el impacto electoral. Un dato negativo en ese sentido es que el tema de Ancap, que está en la Justicia, todavía no ha sido laudado, por lo que un desenlace inesperado podría influir en una pérdida del electorado frenteamplista.
Además de la sorpresa que causó el retiro del exvicepresidente, otro suceso poco esperado fue el discurso del presidente Tabaré Vázquez, quien defendió enfáticamente el accionar de quien fuera su compañero de fórmula. Los politólogos estuvieron de acuerdo en que el mandatario “minimizó” el hecho, puesto que optó por destacar la honestidad de Sendic, lejos de reconocer algún error.
“Que sea el presidente quien hace esto es riesgoso, porque si hay hechos posteriores que golpean a Sendic, ¿en qué quedan las palabras de Vázquez, que resalta su actitud, su honestidad?”, criticó Bottinelli. Buquet, por su parte, dijo que la reacción del expresidente José Mujica fue mucho peor, dado que sus dichos fueron “un delirio en defensa de Sendic”. En tanto, según Garcé, “a los actores políticos no se les puede pedir que hagan un discurso objetivo porque hacen el que les conviene”, y “eso hizo Vázquez”.
Consultado acerca de quién sale favorecido con la dimisión de Sendic, Bottinelli sostuvo que si bien el FA no triunfa porque tuvo que pagar un gran costo político, “probablemente puedan salir un poco mejor los sectores que empezaron a pedir sanciones”, en referencia al ala más moderada de la coalición. Por el contrario, para Buquet gana tanto el FA en su conjunto como el gobierno, pero sobre todo aquellos sectores frenteamplistas que han sido más críticos hacia Sendic. En la misma línea, Garcé opinó que “gana el gobierno, que se saca una piedra del zapato, y en parte gana el MPP (Movimiento de Participación Popular), por la asunción de Lucía Topolansky” como vicepresidenta.
Por último, los expertos subrayaron que el abandono del cargo por parte de Sendic fue lo mejor que pudo haber hecho, dado que ya había perdido el respaldo de su partido y no quedaban muchas más opciones que la renuncia. Para los analistas era imposible que continuara en la Vicepresidencia porque habría perdido la representatividad, además de que ya había quedado en evidencia, no solo por los errores cometidos, sino por su incapacidad para reaccionar en forma correcta ante los cuestionamientos que había recibido. Si bien la noticia de la renuncia fue sorpresiva, era necesaria porque la situación ya se había tornado insostenible, concluyeron.
Óscar Bottinelli
Politólogo, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales (UdelaR), director de Factum Digital
Tras la renuncia, alguna mancha cae sobre la imagen de Uruguay, eso me parece bastante notorio, sobre todo cuando uno mira los titulares de la prensa en América Latina, en España. Por otro lado, el FA no tuvo una confrontación interna pública, la oposición absorbió bien el tema, con relativa moderación, pero cuando a alguien lo acusan de algo, el título es el negativo y la noticia buena hay que andar explicándola.
Al FA creo que esto no lo afecta; el gran costo de Sendic y de Ancap, la coalición ya lo pagó. Teniendo en cuenta que en las elecciones pasadas el partido de gobierno votó el 48%, lo normal en encuestas interelectorales sería que estuviera en el orden del 42%, y está entre el 29% y el 31% -por lo menos en la encuesta de Factum- desde mediados del año pasado hasta hoy. Eso marca una estabilidad actual y una formidable caída. De hecho, una de cada tres personas que lo votó, hoy no lo haría; no quiere decir que no lo vaya a hacer en 2019, pero el humor de hoy es este, eso es un castigo.
Faltan dos años para la próxima votación, y no solo este caso puede repercutir en ella. Sendic representa muchas cosas que no gustan a una parte del electorado frenteamplista, que tienen que ver con prácticas respecto al uso del poder, a la lucha por cargos. Eso está desagradando a un sector de frenteamplistas que creían que esas conductas eran patrimonio de blancos y colorados, y ahora las ven en el Frente.
En cuanto a las declaraciones de Tabaré Vázquez, me sorprendieron. Hizo un discurso enojado, no logro entender con qué o con quién. Además, cuando las versiones trascendidas hacían pensar que él estaba muy molesto con Sendic, terminó haciendo una defensa enfática. Que sea el presidente quien hace esto es riesgoso, porque si hay hechos posteriores que golpean a Sendic, ¿en qué quedan las palabras de Vázquez, que resalta su actitud, su honestidad? Creo que se jugó más de lo que necesitaba.
Con la renuncia, el FA como conjunto no gana, más bien ya ha tenido costos grandes. Probablemente puedan salir un poco mejor los sectores que empezaron a pedir sanciones, pero no nos olvidemos que el Plenario hace un año y medio respaldó a Sendic con lo de Ancap y con lo del título por unanimidad.
Finalmente, considero que el abandono del cargo era la mejor salida, porque o Sendic era respaldado por el FA, o renunciaba… ¿Cómo podía mantenerse en el cargo si quedaba suspendido? Se lo hubiera dejado sin ninguna representatividad. Era imposible su continuidad en este escenario.
Daniel Buquet
Politólogo, docente, investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (UdelaR)
Para la oposición es una vergüenza nacional que en el mundo se sepa que hay corrupción en Uruguay, siendo que es un país con una muy buena imagen en la materia. Sin embargo, la lectura podría ser la contraria, considerando que una figura pública de alto nivel involucrada en hechos de corrupción e ilícitos renuncia sin haber sido procesada por la Justicia y a instancias de su partido político.
A su vez, el Frente queda dañado, pero es el daño final de un proceso de deterioro. En realidad, es muy difícil saber cuánto afectó al FA el caso Sendic, pero algo lo ha afectado, porque venía disminuyendo su intención de voto, así como la desaprobación del gobierno. No es que el FA no hubiera caído en las encuestas si no fuera por Sendic, pero algo debe haber afectado; por ende, la renuncia debería cortar el problema.
Ahora, los motivos por los que Sendic decide irse son medio raros. En lugar de reconocer algún error, dice que como todos son una manga de canallas, se va. Por otro lado, el FA, que tampoco lo cuestiona, toma nota de la renuncia, no dice nada sobre su conducta, y de hecho hasta algunos dirigentes de primera línea lo han elogiado. El FA tendría que aprovechar para decir: “Sendic se fue porque nosotros lo echamos, lo empujamos, lo presionamos, porque no aceptamos este tipo de irregularidades”.
Tabaré Vázquez minimizó el hecho, pero creo que el peor fue José Mujica, que ha hecho declaraciones que son un delirio en defensa de Sendic, ratificando sus estudios, obviamente hablando sin tener la menor idea de lo que estaba diciendo. Es raro, después de que Sendic queda escrachado, y que el MPP reconoce que no puede seguir apoyándolo, Mujica sale a defenderlo. Parece que Sendic renunció porque le hicieron bullying, porque son desleales, como si él no hubiera dicho que era licenciado, como si no hubiera realizado gastos difíciles de explicar con una tarjeta corporativa.
Por otra parte, todavía estamos lejos de las elecciones, y justamente la renuncia podría tener la ventaja de liquidar el asunto y minimizar su impacto electoral. Ahora, el problema es que las denuncias de Ancap están en la Justicia; al parecer Sendic va a ser citado por ese caso, entonces, en la medida en que esos asuntos judiciales se vayan moviendo, va a seguir siendo noticia. Que se genere un costo político ahí depende de cómo se posicionen los frenteamplistas.
Con la renuncia me parece que gana el FA en su conjunto, el gobierno, algunos sectores del FA que son percibidos por la opinión pública como críticos hacia Sendic y hacia conductas como las que él tuvo. Pienso que era la mejor salida, porque él había quedado absolutamente en evidencia, no solo por las cosas que hizo, sino más bien por su incapacidad para responder adecuadamente ante los cuestionamientos que le habían hecho.
Adolfo Garcé
Politólogo, profesor, investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales (UdelaR)
La renuncia de Sendic afecta mucho la imagen de Uruguay, porque la noticia que circula en el mundo es que renuncia el vicepresidente en medio de un escándalo de corrupción, y eso no puede favorecer al país de ninguna manera, que tiene una bien ganada fama de poseer bajos niveles de corrupción. Si medís la magnitud de ese delito, no es lo mismo Uruguay que Brasil, Argentina o Ecuador, pero tampoco nos conviene minimizar el hecho.
En la opinión pública se instaló un malhumor importante con este tema; estaba muy extendido el pedido de renuncia del vicepresidente, y eso lo presionó para que tomara esa decisión, es decir, la indignación de la opinión pública terminó siendo sentida también por el FA.
Que el vicepresidente designado por el partido termine renunciando por estas circunstancias, no le puede hacer bien al FA. Ahora, por otro lado, la coalición puso fin a una situación que cada vez era más complicada y afectaba al gobierno, y con esto inicia una nueva etapa, por tanto lo que hay que esperar es que tienda a mejorar.
Lo que sucedió con Sendic tiene un costo electoral difícil de medir, de anticipar. Es un problema serio, y es evidente que hay un daño a la imagen del FA. Que después el FA se las ingenió para manejar el asunto es cierto, pero reaccionó muy tarde.
Por otra parte, a los actores políticos no se les puede pedir que hagan un discurso objetivo porque hacen el que les conviene. Eso hizo Tabaré Vázquez en sus declaraciones tras el abandono del cargo del vicepresidente, que yo creo que minimizó lo que pasó.
La sanción [que había redactado previamente el Plenario] tenía como objetivo que renunciara el vicepresidente. Una vez que lo hace, lo lógico es agraviar lo menos posible a su sector, y proteger lo más posible a su persona. Eso muestra cierta capacidad de adaptación del FA, puesto que lo que hace el Plenario Nacional es evitar que la 711 salga todavía más dañada y más enojada de este episodio, que es entendible porque lo peor que le puede pasar al FA es que la lista rompa con la disciplina partidaria.
Creo que la decisión de Sendic era la mejor salida posible. Sorprendió, pero era necesario para el país y para el gobierno, que abandonara el cargo, pidiendo licencia por el tiempo que fuera o renunciando, porque la situación era cada vez más dramática y más insostenible. Me parece que con esto gana el gobierno, que se saca una piedra del zapato, y en parte gana el MPP, por la asunción de Lucía Topolansky.