El economista Ignacio Munyo, evaluó que el acuerdo firmado entre el gobierno y UPM, que incluye concesiones tributarias, de infraestructura, educación, y un régimen laboral especial, “demuestra que Uruguay tiene que levantar importantes barreras a la productividad para atraer inversiones”.
Luego de “una siesta” de dos años en los que la economía uruguaya tuvo un crecimiento nulo, estamos volviendo a registrar un nuevo período de expansión, explicó el economista Ignacio Munyo, en un evento organizado por el banco BBVA.
Sin embargo, se cuestionó respecto a si este nuevo nivel de crecimiento está marcando el inicio de un nuevo ciclo expansivo o por el contrario tiene su explicación en circunstancias internas y externas que podrían cambiar en cualquier momento.
Al analizar la coyuntura actual, destacó la fuerte incidencia que está teniendo sobre la actividad económica el crecimiento del consumo interno, lo que se refleja en las ventas de autos 0 Km y la importación de bienes del consumo. No obstante, alertó que las importaciones de bienes de capital no se han logrado recuperar, al tiempo que las compras de bienes intermedios (que se utilizan en procesos productivos) aún muestran un rezago de 15% respecto a los niveles de 2014. “Ello marca que la inversión no está logrando repuntar”.
De igual forma, el mejor desempeño económico no se ha reflejado en la creación de nuevos puestos de trabajo. “Se perdieron 43 mil puestos de trabajo desde el pico alcanzado en 2014”, señaló.
Por último, mencionó que la confianza del consumidor, si bien algo se ha recuperado, no ha logrado salir de la franja de pesimismo.
No te capto
Respecto al futuro, Munyo evaluó que “nadie sabe qué va a pasar” porque hay factores que “cambian mucho”. Sin embargo, aseguró que estamos ante un escenario internacional y regional favorable que contribuye al desempeño de la economía local.
En particular resaltó los anuncios de la Fed en la primera mitad de 2016 de que las tasas de interés iban a crecer más lento de lo que se preveía, lo que “llevó tranquilidad a los mercados” y “prolongó la ventana de financiamiento barato en el mundo”. Para el experto de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo y nuevo asesor en asuntos económicos de Luis Lacalle Pou, desde que la Fed anunció la gradualidad en el retiro de los estímulos comenzó la recuperación en Uruguay, ya que “hubo un cambio radical del viento externo”, reflejado -a modo de ejemplo- en el precio de los commodities.
No obstante, advirtió que el “megaplan” de inversiones en infraestructura anunciado por Trump, y que la OCDE también entiende necesario para Europa, provocarán cuando se concreten un aumento de las tasas de interés a nivel internacional por lo que ese contexto favorable podría cambiar. “Lo que preocupa es que estamos observando después de mucho tiempo (…) con tasas de interés baja, (que) Uruguay no está logrando capitalizar ingresos de capitales desde el exterior como lo hizo hasta el 2015. Sigue sin haber retornos en las economías avanzadas, pero estamos sin captar esos ahorros”, sostuvo Munyo. “No estamos logrando ofrecer una mínima rentabilidad”, agregó.
En cuanto a los commodities, fundamentó que mientras los precios de los alimentos se han recuperado (aunque no a los niveles récord del pasado, que posiblemente no se repitan), los precios del petróleo no han repuntado de igual forma, lo que también es una situación favorable para Uruguay.
“Sigue sin haber retornos en las economías avanzadas, pero estamos sin captar esos ahorros”
En la región, evaluó que en Brasil “Temer está haciendo el trabajo sucio que nadie quiere hacer”: topeó el gasto público por 20 años, aprobó la reforma laboral para hacer más flexible el mercado de trabajo y actualmente “está luchando” con la reforma del sistema de pensiones. Estos cambios, según Munyo, están permitiendo que Brasil salga de la recesión y logre crecer a buen ritmo en los próximos años. Por su parte, en Argentina el gobierno de Mauricio Macri “agarra fuerza” tras la victoria electoral, y “con medidas que gustarán más o menos” está devolviendo la confianza a los consumidores.
“La recuperación de la economía uruguaya se debe a esto. A una mejora del contexto externo: shocks globales y regionales positivos que se reflejan en el PIB del país”, resumió.
Levantar barreras
Para Munyo, gran parte de la suerte que corra la economía el año próximo se va a estar jugando en el primer trimestre con la temporada turística. Desde el año pasado se logró recuperar la paridad cambiaria con Argentina, que representa el 70% de nuestro turismo, pero con Brasil “estamos caros”. “El gran desafío de Uruguay es cómo abaratarse”, opinó Munyo, quien explicó que el país se abarató solo dos veces en el pasado y fue con crisis financieras. No obstante, aclaró que “era una situación completamente distinta a la actual”, y que el sistema financiero está sólido y el tipo de cambio es flexible.
“El BCU interviene pero no puede cambiar en sustancia el valor que tiene el dólar en el Uruguay”, destacó. En ese sentido, Munyo resumió que “es realmente un utopía que Uruguay pueda abaratarse en la medida de lo necesario”, aunque opinó: “prefiero no abaratarme que abaratarme con una crisis como en el pasado”.
En el cierre, Munyo graficó que el acuerdo entre el gobierno y UPM para instalar una tercera planta de celulosa en el país es un reconocimiento implícito de las restricciones que tienen hoy las inversiones. “El acuerdo con UPM demuestra que Uruguay tiene que levantar importantes barreras a la productividad para atraer inversiones”: una infraestructura física a medida, concesiones de cambios educativos de carácter técnico para la zona de influencia, un régimen tributario mucho más favorable y un régimen laboral especial. “Eso se necesita para dar certeza a la inversión, (…) y el gobierno reconoce que tiene que levantar esas restricciones”, destacó. Para Munyo, estas políticas se deben extender al resto del sector productivo, “si no (UPM) va a ser la última (inversión) que va a llegar”.
La última barrera que debe enfrentar Uruguay según el experto es la de su inserción internacional, que es “donde menos hemos avanzado”. “El resto del mundo avanza y nosotros no podemos avanzar (..) y es un tema fundamental para el resto de la inversión productiva”, concluyó.
Gasto público: “no es grave, pero hay que atenderlo”
Munyo también le dio su cuota de crédito al gobierno para lograr capitalizar este contexto externo favorable, como el haber logrado mantener los equilibrios macroeconómicos, que hoy hacen que el país tenga un “bajo nivel de percepción de riesgo”. Al respecto, destacó las elevadas reservas con que cuenta el BCU, y afirmó que incluso excluyendo los encajes bancarios y doce meses de pagos de vencimientos e intereses, “aún queda un colchón de US$ 3.000 millones”. Eso sin contar los créditos contingentes que Uruguay tiene vigentes con organismos internacionales y que alcanzan unos 2.500 millones. “Eso es un seguro guardado”.
Asimismo, destacó “la salud del sistema financiero”: altos niveles de liquidez, morosidad en niveles bajos pese a haber pasado casi dos años sin crecimiento y una solvencia que duplica las exigencias internacionales.
En materia de deuda, destacó que hace ocho años que está estable en el entorno del 60% del PIB y con un proceso de desdolarización progresivo que “da cierta tranquilidad”. A futuro evaluó que de mantenerse las condiciones económicas, no habría que hacer ningún cambio. Sin embargo, alertó que si cambiara el escenario, y el crecimiento se desacelerara y las tasas de interés internacionales subieran, habría que “hacer un ajuste del 3,5% del PIB”. “Hay un tema que no es grave, pero hay que atenderlo”, evaluó.
El experto valoró que a partir de 2012 hubo un aumento del gasto público muy por encima del crecimiento de la economía y evaluó que “es una situación difícil de sostener en la situación actual”. “El gobierno por más que ha querido no ha podido frenar el crecimiento del gasto”, explicó.