Por A. Sanjurjo Toucon
Misión No Oficial. Uruguay / EE.UU. 2017
Dir. y guión: Denny Brechner, Alfonso Guerrero, Marcos Hecht. Con: Denny Brechner, Talma Friedler, Gustavo Olmos, Ignacio Roqueta, José “Pepe” Mujica.
Estrenada en seis salas montevideanas el 7 de setiembre pasado, recién ahora hemos podido descubrir esta comedia irreverente y desopilante con un humor ligado al Woody Allen de sus comienzos.
En el film español de ficción “La malcasada” (1926) varios civiles y militares fascistas, luego golpistas –los generales Francisco Franco, José Millán Astray, José Sanjurjo, y otros- se interpretaban a sí mismos. El hecho, hasta hoy con escasos referentes similares, sirve de antecedente a lo acontecido en “Misión No Oficial”, donde otras representaciones alcanzan una dimensión divertidamente (para algunos) desorbitada y alocada comedia uruguaya.
Ante la escasez de “cannabis” en farmacias montevideanas que lo expenden, un joven farmacéutico y su madre emprenden viaje a los EE.UU., donde procuran obtener cantidades industriales del producto legal en Uruguay y en un estado de la unión, pero imposible de vender a nuestro país por disposiciones federales.
Apuntalando entre bambalinas el operativo, dirige parte de la operación una inconfundible voz a la que identifican como la de “el jefe”.
Auténticas sesiones del Parlamento uruguayo, con participación de políticos de variado espectro, y auténticos periodistas televisivos de nuestro medio, son incorporados al relato difuminando límites entre ficción y realidad. Culminando con una antológica inclusión del muy real Barack Obama recibiendo a su similar uruguayo, el presidente José Mujica, indisimuladamente deseoso de colaborar con el farmacéutico.
En este juego de representarse a sí mismo, pero en un marco de “ficción” que quita reales desempeños a los personajes, Carlos Pita, embajador de Uruguay en Washington, cumple sus funciones en forma poco ortodoxa, de manera que los dardos afiladísimos del film parecen alcanzar por igual a los diplomáticos de carrera y a quienes lo son como “premio consuelo” por votos “arrimados”.
La chacra del Pepe, la perra, el Fusca, nada falta aquí para impulsar la convergencia y unión de lo verídico con aquello que no lo es. Incluso existe un policía simpáticamente corrupto.
El guión posee un bienvenido ritmo saltarín y burbujeante, ajustado tanto para todo aquello que se ve y se dice (“como te digo una cosa, te digo la otra”) como para los sobreentendidos.
A “Tócalo nuevamente, Sam” y “Nadie es perfecto”, frases famosas del cine, ahora puede añadirse una más “A Lucía le encanta”.
ADVERTENCIA: El film puede ser de imposible comprensión para los no uruguayos; el país también lo es.
La amante (Inhebek Heidi). Túnez / Bélgica / Francia 2016
Dir. y guión: Mohamed Ben Attia. Con: Majd Mastoura, Rym Ben Messaoud, Sabah Bouzouita.
El joven tunecino Hedi, de unos 25 años, trabaja en dependencias locales de una empresa automovilística europea en crisis, y de su puesto de escritorio es trasladado a otra repartición, encargada de ofrecer sus productos a empresas de diverso porte. “Vendedor de puerta a puerta” se autodefinirá en determinado momento.
Su casamiento, ha sido convenido por su madre y futuros suegros. El relacionamiento de la pareja durante su noviazgo, no fue más allá de breves y clandestinas conversaciones en el interior de un automóvil. El procedimiento es el “normal” en una sociedad musulmana, y negativamente coercitiva para un observador de nuestra cultura judeo-cristiana, donde los matrimonios “arreglados” se concretan por libre consentimiento de los contrayentes.
La tutela materna ha dominado y continuará dominando a Hede, incapaz de escapar de la maternocracia familiar, como lo hizo su hermano mayor, residente en Francia, y visitante del lugar para asistir a la boda.
Esa componente de raíz religiosa, se acrecienta ante la pusilánime actitud del personaje; la misma exhibida frente a atropellos de sus empleadores.
Una guía y animadora turística, criatura de salvaje y perturbadora sensualidad, sumerge a Hedi en aguda crisis existencial, conduciéndole a la rebelión de su atávica cultura.
Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne son coproductores de este título con numerosos puntos de contacto con su filmografía. Lo ofrecido por “La amante” es, nítidamente, la proyección de una crisis empresarial europea a través de una fábrica de ese origen radicada en Túnez.
Ese resquebrajamiento de las estructuras económicas europeas es el que, en definitiva, provoca en Hedi el descubrimiento de opciones diferentes a aquellas que le fueran inculcadas.
Según el realizador Mohamed Ben Attia, este, su primer y multigalardonado film, es una referencia a los vientos de libertad que soplaron en Túnez luego de años de dictadura.
El existencialismo ateo de Jean-Paul Sartre tiene en “La amante” un claro y atractivo exponente.