Antonio Alonso, presidente Ejecutivo de BBVA Uruguay
Dice que en términos de resultados, el 2017 se presenta mejor que el año anterior. A pesar de ello, alerta por un incremento en la morosidad. En materia de oportunidades, considera que hoy el foco debe estar en el segmento minorista, donde hay una demanda por parte de las personas y de las pymes. En ese escenario, añade, el banco tiene la estrategia adecuada para atender esta necesidad.
¿Qué evaluación hace del 2017 para el negocio del banco?
Va a ser un buen año en términos de resultados, cumpliendo con el presupuesto que nos trazamos un año atrás, y con una mejora muy significativa con respecto a 2016. Dicho esto, la caída en la demanda de crédito de parte de las empresas ha sido importante, y también ha producido un incremento en la morosidad.
¿Cómo vislumbra el futuro inmediato y cuáles son los desafíos que tiene el banco por delante en 2018?
Para nosotros, el principal desafío comienza, y es ser el mejor banco de Uruguay y, en paralelo, acelerar la transformación digital del banco.
En términos más cuantificables, es necesario que se dinamice la demanda de créditos de empresas y continuar con un estricto control del coste.
¿Qué posibles amenazas ve en el horizonte para el sector?
Las amenazas para el sector son a la vez oportunidades de cambio. En un entorno de cambios acelerados, disruptivos, la banca debe adaptarse rápidamente. Más aun, debe liderar ese cambio. Hoy, el modelo de negocio es ineficiente, con una estructura de costos muy pesada, y que se hace muy difícil compensarla, especialmente en momentos de ciclo bajo de la economía. La amenaza de nuevos actores en la cadena de valor, y de cambios en el modelo de relación cliente-banco, se debe convertir en una oportunidad de mejora. Y para ello, debemos ir a un proceso de transformación del modelo de distribución, del modelo productivo e, incluso, de la oferta de valor.
Teniendo en cuenta la realidad económica y características del país, ¿qué líneas de negocio ve con más posibilidades de crecimiento para BBVA?
Creemos que hoy el foco debe estar en el segmento minorista, donde hay una demanda de más y mejores servicios por parte de las personas y de las pymes. Con la estrategia actual del banco estamos en condiciones de atender esta necesidad. No hablo solamente de créditos, creemos que podemos crecer en el mundo de las pymes a través de los productos de pasivo transaccional que estamos disponibilizando.
¿Cómo ve el desarrollo del proceso de bancarización? ¿Marcha a la velocidad adecuada o el proceso debería tener otro ritmo?
Está bien encaminado. Es un proceso complejo y que involucra muchos actores. Por parte de la industria, la preocupación pasa más por la posibilidad de rentabilizar las inversiones y costos que demanda el proceso.
¿Hacia dónde tiende el negocio bancario?
El negocio se ha visto impactado en los últimos años por una mayor regulación, asunto que considero coherente y hasta positivo.
La banca digital es un hecho en el presente, su uso será cada vez más extendido y los bancos deberemos seguir invirtiendo en la misma para poder atender adecuadamente a nuestros clientes. También las autoridades deben proporcionar una legislación adecuada a esta nueva era.
En el caso de las FinTech creo que hay dos elementos en juego: el primero es que debemos aceptar como realidad que sean parte del ecosistema financiero. Y el segundo, tan importante como el primero, que su actividad debe ser regulada de la misma manera que el resto de los players, aplicando el concepto de que a misma actividad-riesgo, debe existir igual regulación. De otro modo, no solo se generaría una desigualdad, sino que nos podremos encontrar un día con una gran masa de inversores minoristas afectados por una actividad que por la vía de los hechos es conocida por todos, incluidos los gobiernos.