“El ritmo del cambio y la innovación significa que debemos mantenernos ágiles y crear una mejor red de protección que mantenga sus muchos hilos estrechamente conectados, coordinados y concentrados en las necesidades de los países”, sostiene el organismo.
“Si uno es afortunado, cuando los tiempos se ponen duros, cuenta con un grupo de personas en quien apoyarse para atravesar la crisis. Lo mismo ocurre con los países: una red de protección que los ayude en las malas épocas económicas y financieras puede ser lo que marque la diferencia en la vida de la gente”.
Así comienza un artículo difundido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) donde se asegura que la “red mundial de seguridad financiera” debería contribuir a los países de tres formas: brindando un seguro para ayudar a prevenir las crisis, otorgando financiamiento a los países de concretarse una crisis y dando incentivos para que los países adopten las políticas correctas.
En ese sentido, explica que esta red de protección consta de “cuatro capas” que “se han expandido durante los últimos 20 años”: las reservas propias de los países, las operaciones de canje bilaterales entre dos países, los acuerdos de financiamiento regional y el financiamiento que brinda el propio FMI.
El organismo asegura que durante las últimas décadas ha habido grandes cambios en la estructura de la economía mundial, donde ha crecido la participación de los mercados emergentes como China, India y Brasil, que representan el 60% del PIB mundial. Asimismo, las economías nacionales están más interconectadas que nunca y, en consecuencia, también están “más expuestas a los vaivenes de las oportunidades e infortunios de la economía mundial, y todas necesitan una red de protección cuando la coyuntura económica se deteriora”.
Varias capas
El informe describe que desde el año 2000, las reservas mundiales han aumentado de aproximadamente US$ 2 billones a US$ 11 billones. En el FMI, los recursos percibidos a través de las cuotas se han duplicado a alrededor de US$ 670.000 millones, y desde la crisis los países miembros han puesto a disposición otros cuantiosos fondos prestados que el FMI podría usar de ser necesario.
Por encima de estas capas, algunos países también cuentan con operaciones de canje bilaterales y acuerdos de financiamiento regionales, cuyo papel aumentó fuertemente en términos relativos durante la última década.
“Las economías nacionales están más interconectadas que nunca y, por consiguiente, más expuestas a los vaivenes de las oportunidades e infortunios de la economía mundial, y todas necesitan una red de protección cuando la coyuntura económica se deteriora”
Las operaciones de canje bilaterales entre países comprenden principalmente dos redes diferentes: Canjes permanentes ilimitados entre los bancos centrales de algunos de los principales países emisores de monedas de reserva; y una extensa red de operaciones de canje entre China y otros países, por un monto de aproximadamente US$ 500.000 millones, a fin de respaldar el comercio y la inversión.
Durante la crisis financiera mundial, ciertos países también otorgaron líneas de canje transitorias a otras economías avanzadas y de mercados emergentes, pero estas ya han caducado.
La expansión de los acuerdos de financiamiento regionales también ha sido llamativa. Los países han establecido nuevos mecanismos e incrementado los recursos de aquellos en vigor. En particular, los países de la zona del euro establecieron el Mecanismo de Estabilidad Europea -de carácter permanente- con una capacidad de concesión de préstamos de 500.000 millones de euros para facilitar la resolución de crisis.
En Asia, los países convirtieron la Iniciativa de Chiang Mai en un mecanismo multilateral y duplicaron el monto de financiamiento disponible a US$ 240.000 millones.
Además, Brasil, Rusia, India y China establecieron un Acuerdo de Reserva Contingente multilateral por un valor de US$ 100.000 millones.
Cerrar las brechas
Pese a esta gran expansión, el organismo advierte que aún persisten brechas. En 2016 el FMI analizó el estado y alcance de la red mundial de protección financiera en vigor y preparó un diagnóstico que identifica sus deficiencias.
En primer lugar, se advierte que “su alcance es desigual, y muchos países -incluidos mercados emergentes clave- no cuentan con un acceso adecuado al financiamiento”. El financiamiento también puede ser incierto para los países que se ven ante la necesidad de emplear capas recientemente ampliadas a las que aún no han recurrido.
En segundo orden, alerta que la mayoría de las capas carecen de las condiciones adecuadas para la obtención de préstamos, lo que puede reducir los incentivos para la adopción de políticas sólidas por parte de los países.
A su vez, ciertas capas de la red de protección también pueden ser costosas desde el punto de vista financiero o político para los países prestatarios, o para la comunidad mundial como un todo, especialmente en caso de un autoseguro excesivo mediante reservas.
Por último, el FMI asegura que “busca constantemente formas de mejorar el modo en que presta sus servicios” a los países miembros, como forma de “robustecer la red mundial de protección financiera”. “Hemos procurado mejorar nuestro conjunto de instrumentos de préstamo, incluso mediante el desarrollo de una propuesta para un nuevo canje de liquidez a corto plazo, que podría servir de plan de trabajo para este canje de liquidez en el futuro, siempre y cuando se cuente con suficiente respaldo”.
El organismo también actualizó el reglamento de su Línea de Crédito Flexible y la Línea de Precaución y Liquidez a fin de que el proceso de habilitación de los países sea más previsible y transparente.
Además, lanzó el Instrumento de Coordinación de Políticas con el objetivo de ayudar a los países a liberar financiamiento de distintas capas de la red de protección (en particular, de los acuerdos de financiamiento regionales), y demostrar su compromiso de emprender reformas.
Por último, el FMI publicó un documento sobre cómo mejorar la colaboración en el contexto de los acuerdos de financiamiento regionales; donde se presentan principios y un marco para esta labor.
“La economía mundial sigue evolucionando a un ritmo rápido: la tecnología de cadenas de bloques (blockchain) y Venmo (una billetera digital) no existían siquiera como palabras hace algunos años. El ritmo del cambio y la innovación significa que debemos mantenernos ágiles y crear una mejor red de protección que mantenga sus muchos hilos estrechamente conectados, coordinados y concentrados en las necesidades de los países”, concluye el organismo.