Economía mundial continúa creciendo y mejoran las expectativas regionales, según analiza el Banco Central del Uruguay (BCU) en un informe. Sin embargo, advierte que la reforma fiscal en Estados Unidos podría acelerar la normalización de la política monetaria de la Fed, lo que constituye un riesgo para las economías emergentes.
En su último informe de Política Monetaria, correspondiente al último trimestre de 2017, el BCU analiza que las economías avanzadas siguen creciendo a “tasas elevadas”, mientras que “China muestra cierta desaceleración, aunque mantiene un crecimiento cercano a 7% anual”. Por su parte, la región continuó reactivándose en el tercer trimestre y al inicio del cuarto, luego del período de contracción observado simultáneamente en Brasil y Argentina. “En Brasil el crecimiento del tercer trimestre fue muy bajo, pero se corrigió al alza la estimación de los dos primeros trimestres, luego de la recesión que se extendió por 8 trimestres consecutivos”, señala el documento. Por su parte, en Argentina la actividad acumula cinco trimestres consecutivos de expansión.
De todas formas, se advierten “riesgos en ambas economías”, consecuencia de “la permanencia de desequilibrios macro”.
En este contexto, los mercados internacionales continuaron evolucionando al alza con una baja volatilidad, al tiempo que se espera que los ajustes de la política monetaria de la Fed sigan siendo graduales. “El contexto general está signado por políticas monetarias aún laxas y rendimientos bajos en renta fija en las economías avanzadas, junto a un dólar depreciado a nivel global”, fundamenta el documento, que interpreta que “estos factores determinan un importante flujo de capitales hacia economías emergentes”. Sin embargo, alerta que “la aprobación de la reforma fiscal en Estados Unidos representa un riesgo al alza para las tasas de interés, tanto de corto como de largo plazo”. Por un lado, el mayor déficit fiscal esperado implicará una mayor emisión de deuda pública, que presionaría al alza las tasas de largo plazo, y del otro lado, podría resultar en mayor inflación y forzar nuevas subas en las tasas de corto plazo.
En lo que refiere a los precios de las materias primas relevantes para Uruguay, las mismas han mostrados incrementos, aunque se constata que los precios de energéticos continuaron aumentando por encima de los commodities agrícolas. “Los precios de los principales productos que exporta Uruguay han permanecido relativamente estables, con la soja recuperando terreno perdido y la carne estable en los últimos dos años”, destaca.
Economía uruguaya
En cuanto a la actividad local, el informe recuerda los datos correspondientes al tercer trimestre del año, donde el PIB uruguayo mostró un crecimiento de 2,2% en términos interanuales y de 0,1% en términos desestacionalizados respecto al trimestre anterior.
«El contexto general está signado por políticas monetarias aún laxas y rendimientos bajos en renta fija en las economías avanzadas, junto a un dólar depreciado a nivel global”
Pensando en cómo habrá cerrado la economía en el cuarto trimestre de 2017 (cuyos datos oficiales se conocerán en marzo), se estima que habría mostrado un desempeño similar. Detalla que las importaciones de bienes de consumo (en volumen, sin automóviles), mantuvieron un fuerte crecimiento generalizado a nivel de categorías. En tanto, las ventas de automóviles 0km mostraron un leve retroceso en el margen, partiendo de niveles elevados (más de 4.000 unidades mensuales en tendencia-ciclo) y con variaciones de dos dígitos en el acumulado a noviembre. Los datos de exportaciones de bienes a noviembre 2017 mantienen un fuerte crecimiento en volumen desde mediados de 2016. Asimismo, la confianza del consumidor se ha encontrado en niveles cercanos a la neutralidad en los once meses analizados de 2017, mientras que el crédito al consumo recuperó dinamismo. Desde el punto de vista de la oferta, la producción industrial (sin refinería) se mantuvo relativamente estable el año pasado.
En cuanto al mercado laboral, advierte que el desempleo subió a 7,7% en octubre, seis décimas más que en igual mes de 2016, y detalla que tanto la oferta de trabajadores (tasa de actividad) como la tasa de empleo continuaron retrayéndose en la comparación interanual. A su vez, la proporción de ocupados que presentan problemas de subempleo (trabajar menos tiempo que el deseado), volvió a incrementarse, ubicándose en octubre en 8,5% de los trabajadores. En contraposición, la calidad del empleo continuó mostrando señales de mejora, al mantenerse la senda decreciente de los trabajadores no registrados en la seguridad social. También se observó un incremento de solicitudes por subsidio de desempleo (datos de BPS a octubre), aunque esas solicitudes no se han traducido en mayores beneficiarios efectivos, los que se han mantenido relativamente estables en 2017.
Finalmente, el poder adquisitivo de los hogares para el total del país continuó creciendo en el año móvil a octubre 2017 (tendencia-ciclo), impulsado por todas las categorías:
ingresos salariales (+2.9%), pasividades (+3.8%) e ingresos por cuenta propia (+6.4%).
En materia de balanza de pagos, en el año móvil cerrado a setiembre se observó un superávit por transacciones corrientes con el resto del mundo de US$ 1.323 millones (2,3% del PIB), mientras que en las finanzas públicas, el déficit fiscal cerró en 3,3% del PIB en el año móvil cerrado a noviembre.
En el sector financiero, el crédito volvió a crecer en los últimos meses, liderado por el Banco República (BROU), aunque la banca privada también mostró tasas positivas.
Esta dinámica se basa en el crédito al consumo, el cual se expandió en noviembre 5% real (anualizado, tendencia-ciclo), y al impulso del crédito bancario y no bancario. Por otra parte, el crédito empresarial continuó retrayéndose, mientras que el crédito hipotecario consolida una tendencia creciente.
En materia de inflación, se destaca que cerró diciembre en 6,6% anual, manteniéndose por décimo mes consecutivo dentro del rango objetivo. “El incremento de precios continúa siendo bastante generalizado”, asegura el informe del BCU.
Cabe destacar que la mediana de expectativas de inflación de analistas recopilada por el BCU se incrementó levemente en diciembre, aunque se mantiene “dentro del rango por quinto mes consecutivo”. “El hecho que la mediana se continúe ubicando por debajo de 7% en todos los horizontes constituye una señal positiva para la estabilidad de precios y contribuye al objetivo de mantener la inflación dentro del rango en los próximos meses”, asegura el informe.
Los riesgos de la economía global
El BCU interpreta que hay “una serie de riesgos” que plantea el “escenario base” para el futuro de la economía global y regional. En primer lugar, se refiere a la reforma tributaria en Estados Unidos y a como ella pueden incidir en un aumento más abrupto de las tasas de interés del país. “Este escenario tendría efectos negativos para las economías emergentes: menor liquidez internacional, mayores costos de financiamiento, mayor riesgo soberano, mayor fortalecimiento del dólar y posibles salidas de capitales”.
En otro orden, se analiza que las condiciones políticas que enfrentan las economías de la región podrían generar dificultades para las reformas fiscales necesarias para ajustar estos desequilibrios y consolidar el crecimiento económico.
Por último, también se señalan otros riesgos que también estaban presentes en informes anteriores: mayores riesgos originados en la economía china, ya sea por una reducción significativa del crecimiento o por un aumento de la volatilidad financiera originada en diversos ámbitos: correcciones bursátiles abruptas, deuda de los gobiernos regionales y las empresas públicas, la banca en las sombras o depreciación del yuan). En la Zona Euro persiste el riesgo de tensiones financieras asociadas a las negociaciones del Brexit, al tiempo que dificultades para formar gobierno en Alemania podrían aumentar el riesgo político del proyecto europeo. Finalmente, podría verificarse un aumento de las tensiones geopolíticas que afecten negativamente los precios de las materias primas y la volatilidad de los mercados financieros. “Si bien la probabilidad de ocurrencia de estos eventos es baja, en caso de materializarse alguno de ellos tendría un impacto negativo sobre el equilibrio macroeconómico esperado, por lo que son motivo de un monitoreo permanente”, asegura el BCU.