El Ministerio de Trabajo y el de Salud Pública trabajan en conjunto en la reglamentación que fiscaliza la Ley de Lactancia. Luego de la Semana de Turismo, esto será elevado al Poder Ejecutivo para su implementación. Las empresas que no lo hayan hecho, tendrán tiempo hasta junio para avisar a los ministerios sobre la puesta en marcha de sus salas de Lactancia.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
La ley 19.530 fue aprobada por la Cámara de Representantes en agosto de 2017. La misma establece que “en los edificios o locales de los organismos, órganos e instituciones del sector público y privado en las que trabajen o estudien 20 o más mujeres o trabajen 50 o más empleados, se deberá contar con una sala destinada a la lactancia”.
El Inspector General de Trabajo, Gerardo Rey, aseguró a CRÓNICAS que “en abril estará toda la reglamentación aprobada”, lo que dará paso a que comience la difusión para que las empresas reconozcan los detalles de la reglamentación, cómo se fiscaliza y con qué criterio”, puntualizó.
Es esto lo que justamente dictamina la ley: una inspección y fiscalización por parte de los ministerios tanto de Trabajo y Seguridad Social como de Salud Pública. Además, les exige a estos organismos acompañar a las instituciones obligadas a que “promuevan el uso de las Salas de Lactancia”. Cabe destacar, también, que la ley le da a las empresas y organismos un plazo de nueve meses para que implementen estas salas, el cual expirará en junio.
Por su parte, Patricia González, directora de la Asesoría para la Igualdad de Género, ve a la disposición como una “herramienta” que empodera a la mujer. “Es importante que si hay una mujer que trabaja en un determinado lugar que no tiene condiciones reales para extraerse leche o para amamantar, tenga la posibilidad de reconocer que hay un incumplimiento a una normativa; que la gente lo sepa, denuncie y exija que eso se fiscalice”, sostuvo González en diálogo con CRÓNICAS.
González cuestionó la metodología de implementación de la norma y opinó que la fiscalización “no es viable” si no se cuenta con una previa denuncia de la mujer vulnerada que alerte a las autoridades. Según afirmó, lo más importante es que las mujeres puedan hacer el reclamo en caso de que no tengan un espacio asignado para la lactancia o la extracción de leche.
¿Y qué pasa con los niños?
González extrapoló el problema, llevándolo más allá de las salas de lactancia. “Hay que empezar a discutir las guarderías, los rincones infantiles, cómo hacen los hombres y mujeres cuando los niños no pueden ir a la escuela porque hay paro”, reflexionó.
Sobre esto, también se refirió a los baños con cambiadores para los pequeños y la necesidad de que dejen de formar parte exclusivamente del baño de damas. González indicó que desde la Asesoría se trabaja en eso. “El año pasado, inauguramos en la Criolla del Prado el Espacio Igualitario, que tenía una Sala de Lactancia y un cambiador”, indicó y aseguró que tuvo gran aceptación por parte de los asistentes por lo que repetirán la experiencia en la edición 2018.
A mayor escala
Estos dos ejemplos – las salas de Lactancia y los cambiadores de bebé – sirven como pantallazo de un problema mayor: la desigualdad de género.
En este sentido, González ve “necesario” que “la forma de ver el mundo que tenemos las mujeres sea una forma universal de ver el mundo”, ya que la óptica predominante “sigue siendo la de los hombres”.
En relación a esto, considera también que el “principal desafío” es incorporar la agenda feminista a la agenda de gobierno.
Según la directora, esta inclusión de la agenda feminista “depende de quién gane las elecciones”, agregó González, así como también “de la sensibilidad que tenga” quien sea electo presidente. “Claramente hay nombres puestos arriba de la mesa que consideran que esto es un tema central y que es un tema importante y otros que lo consideran menos”, concluyó.
