Cinco fotógrafos independientes –Santiago Gorostiaga, Francisco Pastori, Santiago Rovella, Martín Chiesa y Martín Illescas- tienen la necesidad de compartir su trabajo con alguien más, se juntan todas las semanas en la casa de uno, luego de otro, y después de otro más. Es que eso los hace sentir que pueden compartir su trabajo, aprender de su compañero e, incluso, hacer más llevaderas las tareas. Un día llega un amigo desde Barcelona, les dice que tiene un proyecto, que quiere conseguir un lugar para montar una especie de comunidad fotográfica. Dos meses después, se crea Casa Arbus.
Por Jessica Vázquez | @jessvazquezl
En mayo de 1923 nació Diane Nemerov, más conocida como Diane Arbus. Su marido, de quien tomó el apellido y el amor por la fotografía, la adentró en el mundo de la captura de imágenes. La fotógrafa se reconoce por haber retratado “lo que nadie ve, o no se animan a ver”. Los sujetos de Arbus eran lo contrario a la fotografía de modas de sus comienzos. Es por esta artista que los fundadores de Casa Arbus decidieron colocarle ese nombre al emprendimiento.
Santiago Gorostiaga, uno de los cinco amigos que comenzó con el proyecto, en diálogo con Empresas & Negocios, brindó su mirada acerca de lo que significa la fotografía, cómo ha mutado gracias a las nuevas tecnologías y de qué manera la empresa que gestó junto a sus amigos se encuentra en desarrollo paralelamente a estas innovaciones.
Francisco Pastori, inspirado en su experiencia en Barcelona, motivó al resto de los amigos a salir a la búsqueda de un lugar para montar una especie de comunidad fotográfica, aunque ellos ya estaban en proceso de generarla. Casa Arbus está ubicada en el barrio Cordón, en la calle Canelones, a pasos de Blanes.
“Empezamos a buscar y encontramos el local donde estamos ahora. Agregamos una parte de cowork, un sector de estudio, una sala de reuniones, oficinas que alquilamos a dos productoras, así como a unas chicas que hacen maquillaje para producciones fotográficas. También incluimos una sala de dispersión y una para dar clases”, detalló Gorostiaga.
El diferencial de la empresa es la constante generación de comunidad.
Casa Arbus busca generar un lugar donde surjan posibilidades de hacer escuela para dictar clases desde un punto de vista actual y con un espíritu de comunidad. “Queremos que todos aprendamos de todos, no solamente de los profesores y los que tenemos la experiencia, sino estar permanentemente en contacto y generando trabajo común”. Este es el diferencial para el entrevistado: la constante generación de comunidad.
La empresa apunta a un público joven, emprendedor y vinculado al medio audiovisual; es por esto que se definieron en tres áreas. El espacio de cowork, que atiende a los cambios de la naturaleza del trabajo; los cursos y talleres, que amplían la comunidad y el intercambio de saberes; y las exposiciones, que fomentan la difusión de artistas locales y del exterior.
Todas las actividades que se realizan en Casa Arbus están íntegramente abocadas a la fotografía. El entrevistado, descubrió el amor por este arte cuando lo hacía como hobby, y es esto lo que le sucede a muchas de las personas que luego se convierten en profesionales. “Empecé trabajando como diseñador gráfico, hasta que me di cuenta que me gustaba tomar fotos y vi la posibilidad de generar un negocio. Hoy soy fotógrafo de bodas”, sostuvo.
Interés fotográfico
“Creo que siempre la fotografía fue un tema de interés general”, dijo Gorostiaga en cuanto al crecimiento de centros que brindan cursos sobre el tema. Pero afirmó que lo que ha crecido es la posibilidad del acceso a través de la tecnología a aparatos que permiten capturar imágenes, como los teléfonos celulares.
“Las redes sociales, en lo que refiere a la difusión, son una gran herramienta y, por lo tanto, dan más posibilidades de que se conozcan trabajos fotográficos”, añadió. Y aclaró que este crecimiento va a acompañado del desarrollo de Uruguay como sociedad y, también culturalmente.
“Queremos que todos aprendamos de todos, no solamente de los profesores y los que tenemos la experiencia”.
Actualmente, la empresa brinda cursos para principiantes, donde cualquier persona puede tomar clases, desde adolescentes hasta adultos mayores, y sin que tengan ningún conocimiento previo. Al mismo tiempo, se imparten también clases de iluminación, pero estas ya se enfocan en un perfil más avanzado.
Tecnologías que acompañan
Puede pensarse que las nuevas tecnologías móviles, en las que las cámaras están cada vez más potentes técnicamente podrían, de alguna manera, competir contra las cámaras profesionales y generar un desplazamiento de la fotografía hasta ahora más tradicional. Sin embargo, Gorostiaga no cree que eso sea así.
Opinó que sí afecta, “porque hoy en día el celular permite realizar buenas cosas y puede ser que se le quite valor a una cámara. Pero, por otra parte, también es interesante que existan porque para sacar buenas fotografías ya no hace falta tener el mejor dispositivo”, sostuvo.
Piensa que esta cuestión va por el lado de que la fotografía tiene una historia que contar, independientemente del dispositivo que la haga. “Me parece que el tema del encuadre, de una narrativa audiovisual, de la historia que se cuenta, va más allá del aparato que se tenga para sacar la foto”, resumió el entrevistado.
Expansión
Entre las metas de Casa Arbus se encuentra la de continuar creciendo. Apuestan a una expansión no solamente de la comunidad, sino también como estructura. Parte de esto es la oportunidad de crear más oficinas dentro del local que permitan diversificar aún en mayor medida los espacios que brinda.