La diputada nacionalista y una de las asesoras en educación del Partido Nacional, Graciela Bianchi, en diálogo con CRÓNICAS fue crítica respecto a la situación actual de la educación. Apuntó a la “analfabetización” de Primaria, y recalcó la “brecha imponente” que hay en el acceso a “educación pública de calidad”.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
-Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Uruguay se encuentra entre los peores países de la región en egreso de Secundaria, con casi un 30% en 2015. A esto también se le agrega un dato reciente del Ineed (Instituto Nacional de Evaluación Educativa) que asegura que solo egresa de la educación media superior un 15% de los que pertenecen a los hogares más desfavorecidos. ¿Qué balance hace al respecto?
– Esa es la obra de Celsa Puente, entre otros. Es más, es la obra del Frente Amplio del 2005 para acá. Hay un informe de Unicef sobre situación de la infancia 2016 que dice que por primera vez en la historia del Uruguay se duplicó la inequidad en el acceso a educación pública de calidad. Y se estableció una brecha imponente, o sea, por primera vez en Uruguay el lugar donde el niño nace determina su futuro. Los pocos que van a las escuelas públicas que están en los barrios ricos –porque vamos a dejar de hablar de contexto, vamos a hablar de barrios– tienen muy buenos resultados, iguales a los de los colegios privados; y los chicos que van a la escuela pública de los barrios pobres tienen los peores resultados.
– ¿Cree que es posible llegar al 6% de presupuesto en educación?
– A esta gente no habría que darle un centésimo más. En realidad nosotros notamos el incremento a la ANEP porque el 85% va a salarios, y los salarios –a pesar de que mejoraron mucho– todavía son insuficientes. De lo contrario, a esta gente no le daba un centésimo más.
– ¿A quién hace alusión cuando se refiere “a esta gente”?
– Al Codicen y los consejos, porque despilfarraron todo el período de bonanza económica que hacía 60 años que el Uruguay no tenía. Hay que remontarse a la década del 50… Despilfarraron todo. Ahí tenés los resultados.
– Si usted fuera integrante de gobierno, ¿qué medida urgente implementaría en materia educativa?
– Primero, derogar la Ley de Educación; esta ley es mala desde el punto de vista de la técnica jurídica, porque es casuística. Contiene muchos detalles que son propios de una reglamentación, por eso es que la mayor parte no se cumple. Ponen a los sindicatos en el gobierno de la educación, y eso hay que terminarlo. Las autoridades políticas deben ser designadas en el Codicen, con la venia del Senado, porque el gobierno que gana -tenga mayoría absoluta o por coalición-, como mayoría tiene derecho a decidir la política educativa.
Después, obviamente, mejoraría la gestión, rápidamente. Se necesita mucho liderazgo en una persona al frente del Codicen, pero además que sea respetada, que haya tenido experiencia de gestión, que conozca el sistema, y que se rodee de los mejores asesores. También, empezar rápidamente con lo que está haciendo Eduy21, o sea, implementar cambios curriculares, cambios en la evaluación, objetivos, metas, saber hacia dónde va, qué educación queremos. Eso es bastante fácil de hacer, lo que pasa es que se destruyó tanto la educación que en realidad va a ser un poquito más complicado.
Lo otro que para mí es básico es que tiene que estar integrada la educación técnica con la educación general desde el primer ciclo. Entonces, vos cuando llegás a Bachillerato, ahí diversificás, y con trayectos se definirá la técnica a lo largo de la experiencia vital de los alumnos y, por supuesto, con créditos, a los efectos de no tener un sistema de reválidas ni que tengan que volver a cursar materias sin sentido. Esas son las grandes cosas que hay que hacer.
– ¿Cuáles son los temas que más le preocupan en cuanto a la educación hoy?
– Y lo que más me preocupa es que salen analfabetos de Primaria, y lo peor es que la única que lo reconoce es la directora general. Hablan de que la tasa de egreso es de alrededor del 95%; es una mentira total, porque no se controla la calidad del egreso. Así que arrancamos mal desde Primaria. Después el problema estalla en la educación media porque, lógicamente, un chico que no sabe ni entender un texto básico de idioma español ni los cálculos matemáticos elementales, empieza una Secundaria con un montón de materias que tienen que disminuir en primer ciclo. Tiene que ser una enseñanza mucho más personalizada en el sentido real de la palabra, y tratar de compensar el desastre que viene de Primaria. Después, cuando van a Bachillerato, encuentran una diferencia entre el primer ciclo –que también pasan sin saber nada– y donde están los profesores de más grado, más formación, que exigen más, que lo hacen con nivel académico. Ahí, en general, la deserción que viene desde el primer ciclo termina consolidándose en Bachillerato, más allá de la situación económica.
Obviamente, hay que controlar las inasistencias, cosa que no se hace. Es decir, con todo hay que empezar por lo más elemental.
Ahora está en tela de juicio la repetición; y sí, como no saben, repiten. Yo no es que esté de acuerdo con la repetición per se. Yo quiero que el nivel académico arranque bien en Primaria, entonces no va a haber repeticiones. Ahora, el alumno que tiene que repetir, repite. ¿Eso significa que tiene que hacer lo mismo que hizo el año anterior? No. Significa que debe tener un seguimiento diferente. Pasa que la repetición siempre fue la excepción en el sistema público uruguayo, y ahora es la regla. Entonces, no saben cómo resolverlo, porque les explotan las estadísticas en la cara.
Uruguay tiene una ventaja comparativa enorme, por eso, rápidamente, hay que sacar a esta gente del gobierno, porque tenemos una historia y una cultura institucional que todavía nos puede ayudar a salvar estas instituciones.
Lo único que está funcionando más o menos bien era lo que ya funcionaba, y me refiero a los Bachilleratos tecnológicos de la UTU, y las escuelas y los liceos que están en barrios ricos. Punto, no hay otra cosa que funcione mejor.