El contexto internacional continuará favorable para las economías emergentes, aunque menos que en el pasado debido al incremento de la volatilidad financiera, el aumento de las tasas de interés y la apreciación del dólar, según destaca el Informe de Política Monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU), correspondiente al primer trimestre del año. En ese sentido se espera que la demanda externa mantenga el buen dinamismo de 2017, y la economía local “continúe creciendo a tasas en línea con su crecimiento potencial”.
Al analizar el contexto internacional el BCU destaca que en 2017 la economía global se expandió 3,8%, debido al empuje de 2,3% de las economías avanzadas y del 4,8% de las emergentes. Para este año y el próximo –citando estimaciones del FMI- espera un crecimiento similar: los países avanzados crecerían 2,5% en 2018 y 2,2% en 2019, y los emergentes 4,9% y 5,1%, respectivamente.
Más allá de los números, se analiza que en el primer trimestre de 2017 hubo un incremento de las “tensiones comerciales”, luego de lo que fueron los anuncios de EE.UU. de imponer aranceles y las posteriores amenazas de China de responder con la misma moneda. “Esta incertidumbre creciente podría recortar el crecimiento global en los próximos años”, advierte el informe.
En cuanto al precio internacional de los commodities, sostiene que las materias primas relevantes para Uruguay mostraron un “sesgo al alza” en el primer cuarto del año. Respecto al precio del petróleo, estima que hay “incertidumbre” sobre su futuro, tanto por factores en la oferta (producción de EE.UU. compensaría los recortes de la OPEP y Rusia), como a factores geopolíticos (incierta producción de Venezuela y las posibles sanciones de EE.UU. a Irán). Por su parte, los commodities agrícolas mostraron leves aumentos de precios en los últimos meses, ligados a condiciones climáticas adversas en varias regiones de producción. Sin embargo, no se prevé un alza adicional.
“El ratio de inversión respecto al PIB se redujo por quinto año consecutivo desde los niveles máximos de 2012”
La región sigue creciendo “en forma dispar” y “persisten riesgos derivados de los desequilibrios macroeconómicos en Argentina y de la situación política en Brasil”.
La base está
Pensando a futuro, el “escenario base” (el de ocurrencia más probable) se caracteriza “por una demanda externa relevante para la economía uruguaya con un dinamismo similar al que se esperaba el trimestre anterior, donde la recuperación de Brasil compensaría la desaceleración estructural de China”. Además, se espera una “leve mejora adicional en los términos de intercambio, mientras que en 2019 se aguarda un ligero deterioro”.
El escenario financiero internacional se muestra “un poco menos auspicioso para las economías emergentes”. “La volatilidad financiera se acrecentó y el contexto político muestra una mayor incertidumbre global y regional, especialmente en Brasil”. Asimismo, EE.UU. continuaría con su gradual proceso de aumentos de tasas de interés.
Entre los principales riesgos de este “escenario base” está la reforma tributaria en EE.UU. que podría llevar a mayores presiones inflacionarias que obliguen a acelerar la normalización de la política monetaria. Para las economías emergentes, ello implicaría: menor liquidez internacional, mayor costo de financiamiento, mayor riesgo soberano, mayor fortalecimiento del dólar y posibles salidas de capitales.
En la región, la situación política podría “generar dificultades para instrumentar las reformas necesarias para ajustar sus desequilibrios macroeconómicos y consolidar el crecimiento, riesgo que se estaría materializando en el caso de Argentina”.
También se advierten otros riesgos, como: una reducción significativa del crecimiento o aumento de la volatilidad financiera en China; mayores tensiones financieras por el Brexit o la probabilidad de un gobierno anti-UE en Italia; o un aumento de tensiones geopolíticas, como la política comercial de Trump y sus réplicas, que afecten negativamente los precios de las materias primas o aumenten la volatilidad.
La casa en orden
En referencia específica a Uruguay, se recuerda que en 2017 la economía creció 2,7%, acumulando 15 años de crecimiento ininterrumpido. Se detalla que en los últimos tres años el principal motor del crecimiento han sido las exportaciones netas, y en 2017 se sumó además la dinámica del consumo. Por el contrario, la inversión tuvo incidencias negativas, al contrario de lo registrado en la última década cuando había sido un factor expansivo. “El ratio de inversión respecto al PIB se redujo por quinto año consecutivo desde los niveles máximos de 2012”, sostiene.
Respecto a los indicadores del primer trimestre de 2018, reflejan que el crecimiento se mantendría en niveles cercanos al 2% interanual.
En materia de inflación, el informe destaca que en el año móvil finalizado en abril se observó una leve reducción respecto al cierre de 2017, ubicándose en 6,49%, y manteniéndose dentro del rango fijado por el equipo económico (3%-7%) en 13 de los últimos 14 meses (febrero de 2018 fue la excepción). Lo mismo ocurre con la inflación subyacente (que excluye la evolución de precios volátiles y administrados) que se ubicó en abril en 6,2% anual, permaneciendo dentro del rango meta por 14 meses consecutivos. Ello, según el informe, “supone un cambio muy relevante respecto a la dinámica anterior”. También se destaca la baja de las expectativas de inflación, lo que “constituye una señal positiva para la estabilidad de precios”.
En otro orden, se indica que el tipo de cambio real efectivo global se apreció 6,6% en el primer trimestre de 2018, guiado principalmente por un encarecimiento relativo respecto a la región, en particular por el fuerte debilitamiento del peso argentino.
En lo que refiere a la deuda del sector público, se destaca que su nivel en términos de PIB, la mayor participación de la moneda nacional, el perfil de vencimientos y la percepción de los mercados en cuanto a riesgo soberano, “reflejan una situación confortable”.
De esa forma, dentro del escenario base, el BCU estima que “el contexto externo continuaría siendo favorable para las economías emergentes, aunque luce un poco menos auspicioso que en el trimestre anterior: la volatilidad financiera se acrecentó, las tasas largas de los treasuries se elevaron y el dólar frenó su descenso”. Por su parte, la demanda externa relevante para Uruguay mantendría el buen dinamismo de 2017, asociado a un mejor desempeño regional”. “En este escenario se espera que la economía uruguaya continúe creciendo a tasas en línea con su crecimiento potencial, cerrando la brecha de actividad”, concluye el informe.