Las experiencias nutren el alma de Catadores, y para alimentarla, nada mejor que un viaje a visitar bodegas. Esta vez fue una escapada de cinco días a Chile, con un grupo de 20 entusiastas viajeros. Con días soleados y de agradable temperatura, el tour incluyó visitas a la mítica Concha y Toro, la tradicional Viña Tarapacá y la biodinámica Veramonte. El recorrido incluyó conocer la primera tonelería de América Latina. Un viaje de ensueño hecho realidad.
Cabernet Sauvignon y Carménère
Son las cepas bandera de la viticultura chilena a nivel mundial. La primera, porque encontró tierras que la acogieron bien e hicieron de ella su reina. La segunda, una princesa en ascenso que crece y se posiciona tratando de alcanzar a la otra. A la Carménère se la consideraba extinta, hasta que por casualidad, fue redescubierta en Chile y hoy se la impulsa como la emblemática del país.
Concha y Toro es impresionante
Impacta por su tamaño y sus viñedos a lo largo de todo el país. Nuestra visita se concentró en Pirque, en pleno Maipo, muy cerca de Santiago. Nos recibió Patricia Guzmán, Export Manager para América Latina. Con ella bajamos a las antiguas cavas, donde nació la leyenda del vino chileno más famoso: Casillero del Diablo. El grupo tuvo el privilegio de hacer un recorrido por la histórica casona de Don Melchor Concha y Toro. Sus habitaciones de época se conservan tal cual, a los tiempos de aquella rica y aristocrática familia. Otras se han modernizado con la última tecnología, y en grandes pantallas un video muestra la historia del vino más galardonado de Chile. Allí degustamos el Don Melchor 2015, guiados por la enóloga Isabel Mitarakis Guilisasti. El almuerzo rubricó la visita, y antes de partir la tienda nos esperaba para comprar algunas botellas y accesorios como recuerdo.
Viña Tarapacá tiene lo suyo
Forma parte del grupo San Pedro, segundo en importancia en producción y exportación de vinos, en Chile. En Isla del Maipo, a menos de una hora de Santiago, en una zona de serranías, se halla el antiguo fundo. De la mano del Ing. Agr. Ricardo Rodríguez, visitamos las viñas y una calicata –zanja que se cava para reconocer el suelo– antes de implantar un viñedo. De regreso a la casona de 1927, el enólogo Sebastián Ruiz nos esperaba para guiar la degustación de cinco vinos de la línea Gran Reserva. Para completar la visita, un almuerzo al aire libre fue el broche inesperado. En el parque, entre añejos arboles, nos esperaba un crujiente cordero asado a la estaca con frescas ensaladas. Las peras al vino tino coronaron una visita sin precedentes.
Veramonte y el cultivo orgánico
Rumbo al Pacífico, a medio camino yendo hacia Valparaíso, se ubica esta viña de elite. Dedicada al cultivo orgánico de sus viñedos, los pesticidas están prohibidos e incluso las levaduras industriales. El enólogo, Marcelo Jara, que no quería decir su apellido a este grupo de uruguayos, nos acompañó de principio a fin. Primero fueron los viñedos, después dirigió la intensa cata de once vinos que prolongó el almuerzo. Blancos y tintos de las líneas Ritual y Primus se anticiparon al ícono Neyén, un tinto de alta gama que deslumbró. En la bodega, lucían negros y relucientes los recipientes ovoides de concreto, que son la última palabra en materia de equipamiento. Un almuerzo fresco, compuesto de salmón a la parrilla, papas campesinas, ensaladas y el típico pebre chileno, marcaron el final de la visita.
TN Coopers, tecnología de avanzada
Desde hace años queríamos visitar esta tonelería para conocer de cerca la construcción de barricas. La empresa no suele recibir consumidores, pero una vez más el grupo de Catadores tuvo la posibilidad de hacerlo. Fue gracias a la gestión de su representante en Uruguay, Alvaro Mangino, que nos abrieron las puertas a una experiencia enriquecedora. Guillermo Calderón, el joven ejecutivo que nos recibió, con solvencia relató paso a paso el proceso de producción mientras cada operario, en su puesto de trabajo, hacía su trabajo para nosotros. Así, y al cabo de minutos, vimos como largas duelas de roble se convertían en un preciado recipiente para el vino. El roble es importado desde Francia y en tierras andinas, con tecnología y mano de obra local, las barricas son una realidad. Muchas quedan en Chile y tantas otras vuelven a salir al mundo. Más allá de los excelentes vinos probados, las viñedos recorridos, los almuerzos disfrutados, esta visita fue el toque diferente que coronó esta escapada a Chile by Catadores.