El experto en relaciones internacionales, Ignacio Bartesaghi, afirmó en diálogo con CRÓNICAS que, dentro de este escenario, Uruguay puede encontrar oportunidades de comercio pero “está en una disyuntiva muy grande vinculada a qué hace con su política de inserción externa”. Observó el papel de la segunda administración del presidente Vázquez y su relación con el Mercosur, sosteniendo que hay “desconcierto” y “no hay claridad” a la hora de rever los acuerdos comerciales.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
Desde que asumió el presidente estadounidense Donald Trump, el término “guerra comercial” comenzó a escucharse con frecuencia y el riesgo de que ese “conflicto” se materializara fue creciendo con cada decisión adoptada por su administración. En ese sentido, la resolución reciente de elevar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio a sus principales socios – México, Canada y la Unión Europea- y el anuncio de contramedidas por parte de estos países, generaron un incremento de las tensiones internacionales y auguran un futuro complejo para el comercio internacional.
En diálogo con CRÓNICAS, Ignacio Bartesaghi, Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales y Director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica, analizó el contexto internacional y la situación de Uruguay en este complejo escenario.
-¿Qué análisis hace de la situación actual del comercio internacional?
-Obviamente te diría que estamos marcados por la incertidumbre. Fundamentalmente porque vamos confirmando las tensiones entre Estados Unidos y prácticamente el resto del mundo. Más que nada las dificultades en lo que tiene que ver con los aranceles en acero y aluminio que había dejado afuera a Canadá, a México y a Europa, y los ingresa ahora. Eso genera una reacción por parte de ellos, de China e incluso de India. Entonces ahora estamos observando que a partir del 1 de julio, si es que sí se aplican estos aranceles, ya no solo a China sino al resto de los países empieza a haber una aplicación generalizada de medidas proteccionistas que por supuesto pueden afectar la evolución del comercio internacional en el segundo semestre. Lo que está claro es que en este escenario actual hay mucha incertidumbre y hay perspectivas bastante negativas para el segundo semestre si es que se terminan de confirmar la aplicación de esos aranceles.
Unión Europea, Canadá, México, India, China, Rusia; todos estos países van a alinearse contra las políticas de Trump.
-¿Qué papel juega el accionar proteccionista de Trump?
-Confirma su aislacionismo, le da la espalda a un comercio internacional que cada vez se observa como libre. Todo su accionar proteccionista afecta al sistema multilateral de comercio. Yo creo que lo más grave de todo esto no son las diferencias de Trump con uno o dos países; lo más grave de esto es que Trump afecta, ataca principalmente a las principales economías a nivel mundial, porque tiene una relación conflictiva con China, Europa, México y Canadá, que son sus principales socios comerciales, pero allí está explicado gran parte del flujo del comercio mundial. Esa es la realidad. Eso tiene efectos en la evolución de la economía y tiene efectos en el comercio mundial. Por eso digo que eso es negativo y esperemos que esto se revierta. Lo que hay que intentar evitar es que Trump haga un daño irreversible en el sistema multilateral. Con esto me refiero a lo que puede provocar en Medio Oriente o lo que puede provocar en la Organización Mundial de Comercio (OMC) atacando su sistema de solución de diferencias. Ese es el temor mayor, más allá de estas medidas proteccionistas que se van a ir negociando porque él no está negociando con cualquier actor: está negociando con la Unión Europea, con China, Canadá, México. Estos actores también le pueden pegar a Estados Unidos. O sea, no es tan fácil para Trump sostener en el largo plazo aranceles del 25%-30% en estos productos sin que el lobby interno se le dé vuelta.
-¿Qué se puede esperar de esta situación de comercio internacional a futuro?
-El segundo semestre yo lo visualizo como un semestre de mucha negociación y complicado. Obviamente que el comercio internacional se puede ver afectado, y lo que yo creo que va a terminar ocurriendo que todos los países van a alinearse contra Trump. Unión Europea, Canadá, México, India, China, Rusia; todos estos países van a alinearse contra las políticas de Trump, y todos están reaccionando aplicando medidas retaliatorias contra las de Trump. Entonces yo lo que imagino es que Trump va a ir ajustando progresivamente a medida que sienta el golpe su discurso y lo va a ir moderando a medida que tenga éxito en otras áreas de su política internacional. Es evidente que vamos a ver en los próximos meses un Estados Unidos que, a partir de los acuerdos que cierre, va a estabilizar progresivamente su relación, pero hasta que lleguemos a eso van a ser meses complicados. Creo que es un proceso de inestabilidades para después llegar a cierta calma. Siempre con las dificultades que tiene hacer prospectivas con un presidente de la personalidad de Trump.
La sensación que queda es que el segundo gobierno de Vázquez se quedó sin nada. Queda muy mal parado, muy debilitado, frente a su propia fuerza política
-¿Y cómo se encuentra Uruguay en este escenario?
-Uruguay está en una disyuntiva muy grande vinculada a qué hace con su política de inserción externa, porque la tiene focalizada en el Mercosur. Durante años esperó que el Mercosur logre tener éxito en política internacional, pero no lo tuvo. Vamos ya 27 años de Mercosur y seguimos sin tener acuerdos con ninguna potencia a nivel mundial. Cuando cambian los gobiernos queda esa sensación que el Mercosur es otro, que es un Mercosur aggiornado, ahora sí moderno, con perfiles de presidentes que son mucho más pro negocio y mucho menos políticos como eran Kirchner, Dilma y Mujica. Se soluciona el tema de Venezuela, entonces creo que el Mercosur sí ahora va a tener éxito en política internacional. ¿Ahí qué hace Uruguay? Deja el tema en manos del Mercosur, porque considera que ahora sí vamos a tener éxito, y se focaliza en la Unión Europea. Lanza la opción de China; la lanza mal porque lo hace en 2016 y después no la sostiene, y pasa el tiempo y el Mercosur lo que hace es avanza con la Unión Europea, pero va y viene, va y viene. Entonces, la sensación que queda es que el segundo gobierno de Vázquez se quedó sin nada. Queda muy mal parado, muy debilitado el presidente Vázquez frente a su propia fuerza política.
-¿Qué perspectivas hay de que se pueda cambiar esa realidad?
-Hoy Uruguay está sin margen de acción. Hoy Uruguay necesita –por sus características productivas– tener éxito en política internacional y está en un momento de desconcierto total, porque la Unión Europea puede ser que no se cierre este año, porque todos los otros acuerdos que están abiertos son muy complejos y van a demorar mucho tiempo, y porque en su momento no defendiste como deberías haber defendido un TLC bilateral con China. Entonces las perspectivas por lo menos para lo que resta de este gobierno en términos de política internacional no son buenas y Uruguay no depende de sí mismo por – a mi juicio – un error estratégico. Uruguay cometió un error estratégico en no renegociar el Mercosur cuando asumió Vázquez su segunda presidencia. Uruguay está con las manos vacías en términos de acuerdos comerciales. Entonces la situación para Uruguay, desde ese punto de vista, no es nada buena. No es nada buena porque seguimos con esta discusión del Mercosur, y el tiempo sigue pasando y nadie toma una definición de qué hacer. Hay desconcierto y no hay claridad de lo que vamos a hacer.
-¿Cuál es el principal desafío para nuestro país: el interno, el Mercosur o el mundo?
-El mundo está abierto a negociar acuerdos comerciales. Al contrario, el mundo hoy como está es una oportunidad. Porque hay una infinidad de países interesados en cerrar acuerdos comerciales. Así que el mundo: una oportunidad para Uruguay. La región es una de las dificultades mayores, pero depende de tu estrategia. Porque ¿cuál es la dificultad? Tú tenés que negociar con Argentina y Brasil, que además están políticamente débiles, porque tienen problemas internos graves los dos. Tenés que saber negociar con ellos, yo necesito liberarme del corsé del arancel externo común. Necesito liberarme de esta red que es el Mercosur que me impide abrirme al mundo. ¿Y por qué debo hacerlo? No porque me quiera ir del Mercosur, no porque no quiera tener preferencias para exportar a Brasil y Argentina, sino porque mi estructura productiva me obliga a tomar esta decisión y como el Mercosur opera como una zona de libre comercio, no va a haber triangulación de comercio. En el Mercosur hay fronteras. Hay régimen de origen, no se puede triangular la mercadería. Entonces, hoy el bloque permite perfectamente que Uruguay avance. Ahora, es difícil que Brasil y Argentina te digan que sí. ¿Por qué? Por razones políticas. No por razones operativas, no por razones jurídicas. Es política, es porque a Brasil y Argentina, que son potencias regionales, les cuesta permitir que un país tan pequeño como Uruguay se vaya solo con la segunda potencia a nivel mundial. Es un reflejo de debilidad, y ninguno de los dos quiere dar esa sensación al mundo. Ahora, Uruguay lo que tiene que hacer es con estrategia, firmeza y dispuesto a pagar los costos políticos, seguir insistiendo hasta conseguir. Y hay una cantidad de grises, no hay puntos medios. Todo esto se negocia. Uno tiene que negociar un nuevo status en el Mercosur, que suponga seguir exportando con preferencias. Pensar en el cierre de fronteras de Argentina y Brasil a Uruguay porque Uruguay cierra un TLC con China es un razonamiento infantil. Lo que hay que pensar es que hay una gran cantidad de puntos intermedios, pero para eso tenés que saber qué querés. ¿Uruguay qué quiere? Yo no lo tengo claro. Pero hay que negociarlo, hay que conversar, y hay que tener las cosas claras. Eso creo que es difícil pero posible.
Los sindicatos, algunos académicos, algunos empresarios y algunos representantes del gobierno (…) siguen teniendo una visión del comercio internacional que es de la década del ’60
-¿Y en el plano interno?
-Acá lo que hay que hacer es seguir luchando con lo técnico. En Uruguay las discusiones internas siguen siendo muy antiguas. O sea, los sindicatos, algunos académicos, algunos empresarios y algunos representantes del gobierno – ya sea en el Parlamento como algunos técnicos de los ministerios – siguen teniendo una visión del comercio internacional que es de la década del ’60. Sinceramente. Entonces ahí lo único que resta hacer a nivel nacional es apoyarse en los estudios técnicos para ir conversando con los diferentes actores y explicándoles. Entonces, lo que hay que hacer a nivel interno es hablar con los que están en contra, explicarles, discutir los datos, discutir los supuestos, y avanzar. No queda otra. Y esto puede llevar mucho tiempo, pero lamentablemente hay que hacerlo porque no podés permitir que se digan cosas como las que se dijeron con el TLC con Chile, que son falsedades. Hay que insistir en lo técnico. Si después vos querés igualmente decir que no, bueno, decí que no pero por otras cosas, por razones políticas, pero no digas que no porque esto tiene impacto.