Casaravilla: “Me gustaría que UTE siga siendo pública; la energía es muy importante para dejarla en manos del mercado”

EDICIÓN EMPRESAS & NEGOCIOS Nº 100

Gonzalo Casaravilla, presidente de UTE


Para conducir un sector tan dinámico como el energético es vital tener la capacidad de visualizar el futuro y adelantarse. En esa línea trabaja la compañía estatal de energía eléctrica.

Más allá de que los cambios en el sector energético son constantes, ¿cómo imagina a UTE –o cómo le gustaría que fuera-, en general, en el mediano y largo plazo?

Me gustaría que UTE en 10 años continúe siendo una empresa pública, puesto que la energía es muy importante como para dejarla en manos del mercado. La energía eléctrica, más que un servicio, es un derecho, pero eso conlleva responsabilidades, es decir, hay que actuar pensando en forma sustentable. La sustentabilidad, además de la parte ambiental, tiene que ver con lo económico, y eso nos obliga a hablar con otros adjetivos que tienen que ser puestos a consideración. Yo querría una UTE pujante, proactiva, no esperando que las cosas pasen, sino siendo protagonista, eficaz, eficiente, y eso se relaciona con la competitividad. No entender que la defensa de UTE como empresa pública pasa por trabajar en la productividad, es quedarse agarrado de la bandera.

En el modelo de gobernanza de la estructura funcional de la empresa, aspiro y me gustaría que UTE pudiera contar con una organización mucho más dinámica, más polivalente. Con competencias de los funcionarios para gestionar lo presente, porque éstas siempre hay que tenerlas y hay que trabajarlas, pero también teniendo en cuenta lo dinámico que es el sector, muy atentos al futuro, no para esperarlo, sino para construirlo. En un rubro de este tipo, con todos los modelos de gestión de la demanda, redes inteligentes, energías renovables, blockchange y los diferentes modelos que se van a dar, el que se duerme en este negocio pierde. Por eso, necesitamos esa capacidad de ver el presente pero también el futuro, al que no hay que dejar de construir.

¿Qué tareas fundamentales debería encarar el próximo gobierno en forma prioritaria pensando en el desarrollo del sector energético?

En primer término, tratar de darle mayor capacidad de inversión a la empresa eléctrica, que hoy es el brazo ejecutor de la política energética. Al no tener UTE una capacidad de inversión plena asociada a cómo se hace la contabilidad de las cuentas públicas, eso dificulta el desarrollo y hace que se busquen métodos alternativos para que se hagan las inversiones, que a posteriori resultan de un mayor costo.

La segunda tarea, que está relacionada a la primera, es revisar el marco regulatorio para que se adecúe a la escala del Uruguay. Ésta no permite realmente tener un sistema que garantice el abastecimiento, y más en una región compleja como la nuestra, donde parte importante de las energías que han complementado a la histórica hidráulica, son renovables y requieren una gestión diferente. Además, garantizar el abastecimiento hace que la gran responsabilidad recaiga sobre UTE, según el esquema que ha adoptado Uruguay, por lo que resulta tan claro el marco regulatorio actual, que proteja a la demanda que en definitiva es la que financia todo el desarrollo del cambio de la matriz. Hay cosas para modificar, y hay que hacerlo teniendo en cuenta, justamente, el modelo de desarrollo que ha adoptado el país.

Un tercer eje es el intercambio energético. Debemos trabajar mucho más y darle una prioridad en todos los niveles a fin de conseguir un mejor contexto para llevarlo adelante en forma regional. Tenemos una rica experiencia en años, lo que también ha permitido observar que hay que buscar tener más aceitados los mecanismos. Es necesario un mejor ajuste entre cada una de las empresas de los respectivos países y de los mercados de cada país, que permita, más allá de las rotaciones de los gobiernos, dar un marco racional al intercambio.

Finalmente, la inclusión social en el sector eléctrico requiere de muchos años de aplicación de la actual política. Evitar tener un conjunto de habitantes del territorio que usan energía eléctrica pero que no están en el sistema regular, con las consecuencias que tiene para el sector eléctrico desde el punto de vista económico, pero también de la dignidad de las familias y de la seguridad de quienes viven en esas condiciones, requiere una mirada integral. Si entendemos la energía como un derecho más que como un servicio, tenemos que dar la batalla para generar un cambio cultural, y eso no lo puede hacer solo UTE. Necesitamos hacerlo en clave país, y en ese sentido hay que trabajar más de lo que lo hemos hecho hasta ahora, porque si bien lo realizado en estos últimos años coordinando políticas públicas en el territorio ha sido mucho, queda bastante por hacer.

“Si seguimos pensando que los commodities van a ser nuestra solución para siempre, estamos condenados a terminar siendo colonizados”.

¿Cuáles son los temas en que Uruguay, como país, tendría que poner énfasis, sin importar nivel ni sector de actividad, apuntando a un mayor desarrollo de su sociedad y de su economía en la próxima década?

Hay temas que están interligados, pero para que Uruguay pueda sortear los desafíos que tiene en estos próximos años, la educación es el lugar donde tenemos que poner los mayores esfuerzos. Hay que hacer un cambio radical de modelos. Este asunto tiene que apuntar al futuro marco laboral que va a tener el país; debemos dotarnos de una mejor formación técnica y capacidad de aprender a hacer cosas.

El buen empleo en el futuro, el de los que van a tener mejor calidad de vida, es el trabajo asociado al conocimiento. Porque si seguimos pensando que los commodities van a ser nuestra solución para siempre, estamos condenados a terminar siendo colonizados. Tener un sistema con personas con capacitación especial va a traer de la mano a las inversiones, las cuales buscan ese contexto, así como el legal, el de la seguridad, el jurídico, entre otros.

Finalmente, un tema transversal tiene que ver con el cuidado del medio ambiente, que también es un asunto económico. Somos un país importador de un montón de tecnología, que archivamos después que se rompe y se nos convierte en un pasivo ambiental, transformándose en un círculo que no termina nunca. Tenemos que revisar eso, que además de ser un tema ético con el cuidado del medio ambiente, es de supervivencia. Debemos seleccionar muy bien las tecnologías que tenemos que comprar, pensando en poder gestionarlas sin tener que acumular basura en una historia que nunca se acaba.