El rojo en las cuentas públicas se mantuvo en junio en el 4% del PIB y el objetivo del Gobierno de cerrar el período en 2,5% parece cada mes más lejano, por no decir imposible. Expertos consultados por CRÓNICAS evaluaron la situación fiscal e interpretaron que es posible reducir el déficit, pero no así lograr la meta oficial.
El resultado global del sector público consolidado arrojó un déficit de 4% del Producto Interior Bruto (PIB) en el año móvil cerrado a junio, según la información publicada por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Ello implica que el rojo en las cuentas públicas se mantuvo sin cambios respecto al registro de los doce meses cerrados a mayo. Este comportamiento se debió a la caída de casi una décima del PIB de los ingresos del sector público no financiero (que se ubicó en 29,7% del PIB). Los ingresos del Gobierno Central-BPS se mantuvieron estables, mientras que el Resultado Primario Corriente de las Empresas Públicas se deterioró levemente.
Por su parte, los egresos primarios (previo al pago de intereses) del Sector Público no Financiero se ubicaron en 30,3% del PIB, reduciéndose 0,2% del PIB con respecto a lo observado el mes anterior. Este descenso se explica principalmente por una menor acumulación de existencias de Ancap.
En tanto, el pago de intereses se situó en 3,4% del PIB, mostrando un incremento de 0,2% del PIB con respecto a lo registrado en mayo, lo que se explica por mayores pagos de intereses del Gobierno y del Banco Central.
Números rojos
Pablo Moya, economista de la consultora Oikos, sostuvo que desde la firma “ya estimaban” un crecimiento del nivel de déficit, agregando que lo más i importante es que “no ceda”. Esto lo atribuyó a una variedad de posibles factores: la lógica que tienen los propios gastos del Estado -que son “muy difíciles” de reducir-, un cierto enlentecimiento de la economía y los egresos que “siguen superando la velocidad de alza de los ingresos”.
En este sentido, ve como “totalmente utópico” el objetivo del gobierno de alcanzar el 2,5% del déficit para el final del período. No sólo eso: según sus cálculos, “podría incrementarse levemente” debido a la ejecución de partidas presupuestales en el último año de gobierno, haciendo que se alcance el 3,6% de déficit. El resultado es que en 2019 “se incrementaría”, según Moya.
A pesar de esto, opinó que “la preocupación no pasa tanto por el número en sí”, sino por que el Estado se vea obligado a endeudarse para financiar los gastos corrientes.
Por su parte, la presidente de la Academia de Economía, María Dolores Benavente, calificó de “preocupante” a la realidad de las cuentas públicas “más allá de las circunstancias relacionadas al funcionamiento de Ancap”.
“Hay que evitar que el Estado, por hacer lo que no debe, no hace lo que debe” | María Dolores Benavente
Al igual que Moya, considera “inalcanzable” ese 2,5% al que el gobierno pretende llegar, “a menos que haya una recuperación fantástica de la actividad económica, cosa que no está en el horizonte, y ante cualquier vientito en contra -como puede ser algo en la región- está más que comprometido”, señaló.
De esta manera, listó una serie de factores con las que el déficit debe ser precavido. En el corto plazo, la Rendición de Cuentas -“que no permite ser dispendioso en nada”- y el próximo año electoral, porque “se sabe que los ciclos de gasto público en los años electorales se exacerban”. Luego, a largo plazo (“próximo gobierno”), se refirió al exceso de funcionarios públicos y al 33% del gasto público sobre el PIB como temas a rever.
“Ver cómo se hace un manejo más eficiente con menos recursos en todo sentido” | Pablo Moya
Ambos economistas concordaron en que no es imposible una reducción del déficit fiscal.
Para Moya, esta no sería una baja “drástica”, que se llevaría a cabo en tres etapas: primero, en la reducción de gastos relacionados a inversiones; segundo, “ver cómo se hace un manejo más eficiente con menos recursos en todo sentido”; y tercero, “una fuerte transferencia de recursos del Estado por el tema pasividades”.
Benavente, en cambio, se mostró partidaria de lo que el economista Ignacio Munyo indicó semanas atrás a CRÓNICAS: “hay que hacer una microcirugía”. En este sentido, Benavente consideró que la reducción debería de hacerse “área por área” y hay que hacer una plantilla de reducción de funcionarios públicos. “Hay que evitar que el Estado, por hacer lo que no debe, no hace lo que debe”, concluyó.