La empresa uruguaya de tecnología, Isbel, fue la ganadora de una propuesta impulsada por la Intendencia de Montevideo y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación para mejorar el Sistema de Transporte Metropolitano. La misma plantea abonar el boleto a través del celular y eliminar por completo el papel de arriba de las unidades. Su implementación, de ahora en más, está en manos de la comuna capitalina.
Eliminar el efectivo de las unidades de transporte es una de las medidas ideadas para reducir las rapiñas a los ómnibus y taxis, pero además, es una forma de agilizar la logística del viaje, reduciendo los tiempos. Contemplando estas variables, la Intendencia de Montevideo (IM) junto a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), lanzaron un llamado denominado “Desafío Ciudades Inteligentes”, buscando mejorar la experiencia del usuario del Sistema de Transporte Metropolitano.
Mejorar la agilidad en el ascenso y descenso de los pasajeros, así como también brindar mayor información durante el viaje, eran algunos de los requisitos del concurso al que se presentaron 24 propuestas, de las cuales 12 fueron preseleccionadas y una la elegida, que correspondió a la elaborada por la empresa Isbel.
El proyecto contempla que los pasajeros podrán saber tanto la ubicación de los vehículos y cuántos pasajeros se encuentran a bordo. Por su parte, quienes se encuentren en la unidad, a través de pantallas podrán saber cuál es el tiempo de llegada a cada parada, las posibles combinaciones con otras líneas de ómnibus y demás información. Asimismo, el conductor o guarda contará con una tablet que le permitirá realizar tareas de gestión y controlar las transacciones que realizan los pasajeros.
Sergio de Cola, ingeniero de Isbel, dialogó con CRÓNICAS y contó los detalles del proyecto ganador. En este sentido, hizo énfasis en que la idea presentada proponía minimizar al máximo el uso de efectivo en los ómnibus, utilizando diversos sistemas de pago y brindando mayor agilidad.
De esta forma eligieron a la ya utilizada tarjeta STM –ya que no se puede ser totalmente disruptivo de un momento al otro-, dotándola de más servicios, e incorporaron una nueva herramienta para sacar el boleto: el celular.
El proyecto utiliza las nuevas tecnologías, como lo son la NFC –pago mediante el teléfono celular- y el RFID, que permite determinar el nivel de ocupación de cada unidad en tiempo real.
De Cola explicó que la aplicación que se utiliza en el celular solicita al sitio central la generación de un código electrónico que se expresa en un código de barras que se presenta a un lector ubicado donde estaría la máquina de boletos. “El sistema es lo suficientemente flexible para adaptarse a cualquier sistema de pago de dinero”, agregó el ingeniero.
De este modo, se podría asociar la aplicación del celular a una cuenta bancaria, tarjeta de crédito o incluso la Intendencia podría implementar una cuenta prepago, detalló.
“Las máquinas no son exactamente iguales, pero la idea es la misma”, aseveró. La introducción de un nuevo formato exige de un período de adaptación normal. “Los pequeños cambios culturales hay que implementarlos, por lo que habría que realizar alguna campaña de información”, observó.
Menos papel
Otra de las características que posee el proyecto es la eliminación total del papel dado que la impresora configura un punto de falla habitual, agregó el ingeniero. La mecánica sufre desgaste y genera problemas en las logísticas de las unidades. El costo operativo, por otro lado, también es alto, a lo que se suma el tipo de papel especial que se utiliza.
A pesar de estos cambios, De Cola comentó que no se eliminaría la figura del inspector de ómnibus, sino la forma de su trabajo, ya que en lugar de supervisar los boletos, examinaría la aplicación o la tarjeta.
Una de las bases del proyecto establecía que el costo del sistema de abono de boletos debía ser igual o inferior al costo que tuvo en su momento el sistema actual que se utiliza en el transporte. El plan de Isbel cumplió con estos objetivos, comentó el especialista, quien además manifestó que el costo del sistema actual ya está amortizado dado que hace más de diez años que se encuentra en utilización.
De todas formas, aquellas personas que no cuenten con un teléfono inteligente o batería en el mismo podrán viajar en los ómnibus a través de la tarjeta STM. Sin embargo, el cambio de estructura requiere de “un pequeño entrenamiento, como todo”, calificó De Cola. De ahora en más se está a la espera de que la IM comience a implementar este nuevo sistema.