JUAN SALGADO, PRESIDENTE DE CUTCSA
No usa la grandilocuencia para decir las cosas por su nombre, por el contrario, prefiere los conceptos sencillos, esos que entienden fácilmente los suyos, que no son otros que sus trabajadores. Pero también sabe moverse cómodamente en los círculos de poder. Es hombre del Presidente –está entre sus asesores-, con lo que ello representa. De su mano, Cutcsa ha levantado la mirada y aunque el principal negocio sigue siendo la venta de boletos, la apuesta a otro tipo de inversiones –más precisamente el Nuevocentro Shopping-, muestra cuál es la visión de este ejecutivo que alguna vez estuvo detrás del volante de un viejo Leyland. Crítico con algunas cuestiones del sector público, no se niega a la tecnología, sino que por el contrario, apuesta a ella. “Hay que ser realistas, no podemos negarnos a los avances del mundo. La única forma de poder competir con ese tipo de desarrollos es pedirle al Estado que sea justo, y serlo implica que regule y legisle; porque lo que falta es legislación”, remarca. El futuro de Cutcsa, Uber, el actual contexto y su visión empresarial, entre otros temas discurren en esta charla.
Por Oscar Cestau | @OCestau
-¿Cuáles han sido las grandes transformaciones que se han dado en el sector del transporte en los últimos años?
-El más notorio y más importante, y que va a trascender a lo largo del tiempo, es la incorporación de la tecnología. Lo que al principio nació como idea de una boletera electrónica, terminó siendo un canal -a través del control satelital-, donde hoy es posible comunicarse con los clientes, con la unidad, o saber en tiempo real a qué hora llega cada unidad a la parada.
Cutcsa es la única empresa que ha desarrollado esa aplicación, con más de 100.000 usuarios consultando a qué hora llega el ómnibus a la parada. Aún así, con esta tecnología instalada hace 10 años, no hemos logrado hasta ahora eliminar el dinero de arriba del coche. Este era uno de los principales objetivos en aquel momento, teniendo en cuenta todos los temas de inseguridad, pero todavía lo tenemos en el debe.
Creemos que ahora estamos sí en el buen camino porque las autoridades se comprometieron a hacer lo necesario para que las empresas podamos incentivar la utilización de la tarjeta y el prepago. En mi opinión, el tema pasa por crear tarifas diferentes: una arriba del ómnibus y otra recargando la tarjeta y prepagando debajo de la unidad que incentive al usuario a hacerlo.
Esto va de la mano con otro tema que las autoridades no han logrado avanzar, que es facilitar la recarga de las tarjetas. Hoy las empresas tenemos lugares de recarga en 30 puntos de Montevideo; eso es insuficiente. Hoy no solamente están las redes de pago, sino que el propio celular puede servir para recargar sin salir de la casa; pero ahí tampoco hemos avanzado.
También en estos últimos 10 años en la empresa se dieron los pasos más importantes de toda su historia para renovar la flota. Cutcsa tiene la flota hoy más nueva de toda la historia del transporte. Las unidades más viejas son del 2000, pero la gran mayoría de los coches son del 2008 a la fecha.
“Para nosotros, los pasajeros son clientes, mientras que para otras empresas son usuarios que sí o sí tienen que utilizar el sistema de transporte. En Cutcsa creemos que de esos a los que otros catalogan de usuarios, cada vez hay menos”
-Por lo que dice, da la sensación que el sector privado ha hecho los deberes, y el debe viene del sector público, más precisamente de las autoridades municipales…
-Lo que le puedo decir es que Cutcsa trató de impulsar, apoyar, llevar adelante y proponer constantemente cambios en el sistema de transporte, tanto en el trato con autoridades como en los ámbitos con empresas colegas. La historia es muy larga y desarrollarla sería entrar en una polémica; esa no es nuestra intención.
Desde hace ya muchos años estamos convencidos que el sistema de transporte debe mejorar continuamente para que sea sano y tenga futuro dentro de Montevideo. Tenemos que ser viables, pero además debemos tener unidades que sean cómodas. El transporte compite, en cierta forma, con la calidad que da el auto, por ejemplo. Para que alguien se baje del auto y decida subirse a un ómnibus hay que darle calidad, buen servicio, rapidez… Pero a su vez competimos con la bicicleta, que muchas veces es parte de la realidad, sobre todo cuando aumenta el desempleo.
El secreto pasa por buscar el equilibrio, y eso lo tenemos definido hace muchos años, porque somos conscientes de la demanda de la gente. Constantemente hemos alertado a las autoridades cuando no se estaba yendo en ese sentido, y lo mismo con las empresas colega. Para nosotros, los pasajeros son clientes, mientras que para otras empresas son usuarios que sí o sí tienen que utilizar el sistema de transporte. En Cutcsa creemos que de esos a los que otros catalogan de usuarios, cada vez hay menos.
-En esa transformación que se busca, da la sensación que el recurso humano es fundamental. ¿Cómo trabaja Cutcsa en ese sentido?
-Es fundamental porque nosotros tenemos unos 6.000 trabajadores que no están adentro de una oficina ni de una fábrica, sino que la gran mayoría está en contacto todos los días con aproximadamente 400.000 personas. Estamos continuamente trabajando en el tema del relacionamiento del funcionario con el cliente, incluso hemos hecho cursos hasta en coordinación con Inefop.
A su vez, como forma de demostrar que se es consciente de la importancia del cliente y que hay que devolverle a la sociedad lo que esta nos da, Cutcsa también impulsa acciones de responsabilidad social. Ya es el tercer año que hacemos un balance auditado de responsabilidad social donde, de alguna manera, tratamos de enfocar aquellos sectores de la población que son clientes del sistema de transporte, ya sea apoyando el carnaval; el deporte; o la educación, a través de las escuelas públicas con donaciones de distinta índole.
En su momento, a nivel de educación, hubo una gran apuesta de la compañía cuando la primera dama, María Auxiliadora, tomó bajo su égida el plan de seguridad bucal. Las acciones de responsabilidad social las hemos llevado a cabo en Montevideo, pero también en Bella Unión, donde no tenemos actividad.
“Si mañana Uber es el éxito total y desaparecen los taxis, ¿quiénes son los que van a manejar esos autos? Seguramente los mismos choferes que hoy se quejan… Ellos van a manejar los autos de Uber”
Cuando comenzamos a desarrollar un plan de responsabilidad social en serio, con varias personas trabajando en el tema, desde el resto de las empresas decían que lo que nosotros hacíamos era marketing. Nuestra respuesta fue que si nosotros hacíamos eso, que ellos también lo hicieran, porque de todas formas iba a ayudar a que le devolvieran algo a la sociedad. Hoy, a muchos años de haber comenzado con estas acciones, queda claro que no fue una cuestión de marketing, sino que es parte de una filosofía que tiene la empresa.
-¿Uber representa un riesgo para Cutcsa?
-Yo creo que representa un riesgo para muchos servicios, pero eso ocurre con los avances tecnológicos. Hay que ser realistas, no podemos negarnos a los avances del mundo. La única forma de poder competir con ese tipo de avances es pedirle al Estado que sea justo, y serlo implica que regule y legisle; porque lo que falta es legislación. Uber va a seguir avanzando, porque en otros países ya da más servicios que los que brinda acá y va a ser imposible pararlo. Incluso a Uber ya le apareció una competencia.
Nos consta que hay un proyecto de ley del Poder Ejecutivo en la vuelta, pero mientras ese proyecto de ley se ajusta, en la realidad Uber sigue avanzando. Y si no nos apuramos, cuando el proyecto de ley se convierta en ley quizás sea tarde. Hay que ser más ágiles porque los tiempos de las tecnologías son otros.
Pero también los empresarios tenemos que hacer cosas y no solo esperar que el Estado benefactor nos solucione todos los problemas que tenemos. Primero, no lo va a hacer; segundo, no puede; y tercero, no debe. Para pedirle un apoyo al Estado primero hay que poner toda la carne en el asador. Hay que apuntar a la calidad y a mejorar el servicio con los recursos humanos que tenemos.
Si mañana Uber es el éxito total y desaparecen los taxis, ¿quiénes son los que van a manejar esos autos? Seguramente los mismos choferes que hoy se quejan… Ellos van a manejar los autos de Uber. Y seguramente a la gente que se sube a ese auto de Uber la van a tratar diferente. Entonces, ¿qué nos falta? Hay que buscar la manera de mejorar la vestimenta, el trato con la gente, incluso el propio auto. Esa es la única realidad. La mampara no debe ser obligatoria.
El taxi es un negocio, pero debería tener varias opciones de atenderlo. Yo, si soy dueño de un permiso de taxímetro, debería tener la opción de elegir si mi taxi va a trabajar con mampara o sin mampara, apuntando a la calidad. Y lo mismo el chofer que viene a mi taxi. ¿O creemos que no hay ningún taximetrista que esté trabajando en Uber? Si creemos eso nos estamos engañando. El chofer tiene que poder elegir si quiere trabajar en autos con o sin mampara por una cuestión de seguridad o porque hace más viajes.
Pero lo más importante de todo es que el cliente, el que sustenta el sistema, elije qué auto quiere. Si creemos que tenemos un grupo de gente que está obligada a usar nuestro servicio, estamos errados.
“En el mediano plazo veo a Cutcsa participando sí en todos los temas que estén relacionados con el transporte, pero buscando a la vez ingresos extra tarifarios”
-¿Cómo afronta la empresa este presente de menor crecimiento? Hay una caída en la venta de boletos…
-Este es un segundo año de una caída importante en la venta de boletos. Creemos que va a estar en el entorno del 6%. El transporte, y más en un mercado tan pequeño como este, es sensible tanto al aumento del desempleo como a la conflictividad. Y se han dado los dos escenarios. El salario representa algo más del 70% de los costos del boleto, y es el primer rubro de incidencia. El gasoil, que es el segundo, hoy está contendido desde que surgió en 2008 el fideicomiso del gasoil. ¿Cuál es el otro rubro que pega más fuerte que el aumento salarial? La caída de venta de boletos.
-¿Cuánto, en boletos, representa ese 6%?
-Ese 6% son 7,1 millones de boletos menos que el año pasado, de enero a diciembre. Para que tenga una idea, en 2002, entre julio, agosto y setiembre, se perdieron 20 millones de boletos.
-¿Vislumbra la posibilidad que la compañía realice otro tipo de inversiones, como ocurrió en su momento con Nuevocentro Shopping?
-En el mediano plazo Cutcsa está practicando la experiencia de tener algún ingreso extra tarifario. Yo soy vicepresidente de la UITP (Unión Internacional de Transporte Público), y uno de los temas fundamentales desde el punto de vista económico que muchas empresas trataron de encarar en los últimos años está en tratar de buscar recursos extra tarifarios.
Un ejemplo es la publicidad en los laterales, y eso lo tenemos. También se apela a la publicidad por medio de televisores en las unidades. Otro de los recursos extra tarifarios se genera en los sitios por donde el transporte pasa o crea algún sistema de trasbordo, porque ahí se genera mucho tráfico de gente. Esos lugares son los más atractivos para los comercios, entonces las terminales deben ser empresas colaterales de las propias compañías de transporte. Alguna experiencia hay acá, como Tres Cruces y la terminal suburbana, con varias empresas accionistas.
Entonces, en el mediano plazo veo a Cutcsa buscando crecer por ese lado; participando sí en todos los temas que estén relacionados con el transporte, pero buscando a la vez esos ingresos extra tarifarios. Imagino un corredor por Avenida Italia, que en mi opinión era el único que se debía haber hecho, con un diseño desde el kilómetro 32 -que es el del peaje-, hasta Tres Cruces, con por lo menos dos terminales de intercambio y zonas para que la gente, fundamentalmente de la Costa de Oro, llegue con su auto, lo deje y tome el transporte público. Que cada zona de esas sea de servicios donde, por ejemplo, se le pueda hacer de todo al auto. Y que de ahí venga en un carril exclusivo rápido en ómnibus. Veo a Cutcsa tomando parte de toda esa infraestructura.
“Cuando comenzamos a desarrollar un plan de responsabilidad social en serio, con varias personas trabajando en el tema, desde el resto de las empresas decían que lo que nosotros hacíamos era marketing… Hoy queda claro que no fue una cuestión de marketing, sino que es parte de una filosofía que tiene la empresa”
-¿Hay conformidad con el negocio de Nuevocentro?
-Nuevocentro fue algo muy especial para Cutcsa. Gracias a la visión de sus fundadores nos encontramos con un espacio de tierra en el centro geográfico de Montevideo donde se pudo hacer el shopping. El negocio, como centro comercial, superó las expectativas. Para nosotros fue importantísimo porque nos permitió participar de algo porque teníamos la tierra. No fue un negocio con plata… negocio con plata hace cualquiera.
-¿Qué titular le gustaría leer algún día en la portada de CRÓNICAS vinculado a Cutcsa?
-Que Cutcsa, como representante del transporte de Uruguay, logra ganar una licitación en alguna ciudad importante del mundo tras la presentación de un proyecto de transporte.
El futuro es eléctrico
-Desde hace algunos meses, Cutcsa está realizando pruebas con un vehículo eléctrico. ¿Qué evaluación hace de esa experiencia?
-Si me dicen cuál es la apuesta de Cutcsa al futuro, yo le digo que es hacia el ómnibus eléctrico. Hoy el gas no es una opción, lo tenemos totalmente desechado. El tema del biodisel termina siendo parecido al gasoil porque también quedamos rehenes del precio, que es algo que no manejamos ni maneja Uruguay por los consumos.
De todas maneras, hace 10 años estamos aditivando todo el combustible. Cutcsa gasta dos millones y medio de litros de gasoil por mes. Estamos aditivando el ciento por ciento del combustible con un aditivo que nos permite bajar entre un 2 y un 3% el consumo, pero que además produce una baja importantísima de monóxido de carbono. Estamos haciendo alguna prueba con Alur desde hace algunos años y al ciento por ciento de la flota se le carga biodisel.
Pero, repito, el paso del futuro es la electricidad. Nosotros no estamos probando, sino que estamos testeando muy seriamente esa alternativa. Para empezar, es el único coche que hay en el Uruguay con estas características. Desde el principio entendimos que hacer una prueba en un coche eléctrico debía de llevarse a cabo en forma seria, probando de verdad, analizando todos los detalles. Porque una cosa es circular en una línea por Pocitos o Punta Carretas, donde la carga, las velocidades y las calles son diferentes, a hacerlo por 8 de Octubre o Avenida Italia, con menos detenciones y más velocidad.
Hoy podemos decir, rápidamente, que logramos que la recarga se haga en casi tres horas. Eso da una autonomía para trabajar 15 horas. Por tanto, en esa materia da resultado. Otra cosa que notamos es que con la batería al 100% o al 20% funciona de la misma forma. Pero para tener este ómnibus y esos resultados, tuvimos que hacer una inversión, es decir, compramos el ómnibus. Si no lo hacíamos, solo lo teníamos por poco tiempo, y para sacar conclusiones debíamos tenerlo de un año a un año y medio. Llevamos tres meses, y por ahora su performance es muy buena.
-¿Me puede dar algunos números que demuestren su capacidad de ahorro?
-Si un ómnibus para cumplir el mes gasta 100 mil pesos de combustible, con este en electricidad estaríamos gastando 15 mil pesos. Un ómnibus común gasta en lubricante 8 mil pesos por mes; este gasta 600 pesos. Pero no solamente está el costo del gasoil, sino que también pesa el mantenimiento, que baja. La inversión es más alta, cuesta casi tres veces más, pero se amortiza bastante rápido. Y no contamina. Para la gente es espectacular porque no tiene ruido, se desplaza con un andar muy bueno, tiene pique.
Esto es lo mismo que pasó con la tecnología… Desde antes del 2000 hablábamos de incorporar la tecnología en el transporte y nos miraban como si fuéramos marcianos. Tuvimos contras de todos lados. Nosotros sentimos una responsabilidad muy grande, y creemos que como somos la empresa más grande, tenemos que empujar buscando los cambios. Posiblemente dentro de unos años sea normal ver circular a los ómnibus eléctricos. Nosotros deberíamos ser lo que facilitemos y contribuyamos a que eso suceda.
Hoy Montevideo tiene una flota de más de 300 unidades con rampa electrónica para discapacitados. En 2005, las dos primeras unidades las trajo Cutcsa. Compramos el sistema en Brasil y lo adaptamos en nuestros talleres. Eso fue generando que se hicieran rampas en las veredas. Frente al hospital de Cínicas había dos paradas donde hacíamos trasbordos porque se juntaban dos recorridos. Inauguramos el sistema y nos dimos cuenta que no había rampa para que las sillas de ruedas subieran a la vereda del Hospital de Clínicas, a la altura de Traumatología. Si yo me ponía a hacer los trámites en la IM, el tema podía llevar meses. Entonces mandé gente y lo hicimos en una noche. La rampa que está hoy es esa que hicimos nosotros. No sentimos que ser más grandes nos de alguna ventaja, al contrario, nos da muchas responsabilidades.