Sandra Silva, Gerente de Servicios Previsionales de República AFAP
La vocación y profesión de Sandra Silva no tienen plena coincidencia. Se formó en sociología, pero educar es lo que trae en su naturaleza. Nació en Montevideo el 6 de abril de 1972 y su primer trabajo fue en una papelería, a los 17 años, donde asesoraba y vendía junto a su hermana en el sector de libros infantiles, pero lo que más rescata de ese empleo fue el disfrute que le brindaba tener que leer todas las publicaciones.
Si bien de niña su deseo era ser abogada, debido a la influencia que tuvo la serie Matlock en su vida, fue más fuerte su interés por comprender el comportamiento de los movimientos y colectivos sociales, así como el diseño e implementación de políticas en esta área. Esto la llevó a estudiar sociología.
Hace 22 años que trabaja en República AFAP, y confesó tener “intacto” el sentimiento con muchos de sus compañeros de haber sido una de las fundadoras de la organización. “Marcó mi vida de una manera muy positiva”, dijo al rememorar el momento en que se inscribió en un llamado en el diario que buscaba personal para la empresa.
Lo que más disfruta y destaca de su lugar de trabajo es que se gestionan y administran de manera profesional, ética y eficiente los ahorros de los trabajadores afiliados. “Alentamos y trabajamos efectivamente en el desarrollo de los colaboradores, combinando un ambiente exigente con excelente clima laboral”, detalló.
El departamento en el que trabaja Sandra tiene el propósito de ayudar a los afiliados a que tomen las mejores decisiones en cuanto a su futuro previsional administrando de forma íntegra, sus cuentas de ahorro individual. “El equipo con el que trabajo tiene un enorme compromiso con la tarea que desarrolla y es muy consciente de su impacto en la vida de los trabajadores”, aseguró la entrevistada.
El valor del compromiso cotidiano, del compañerismo, aprender a gestionar proceso y liderar proyectos, son los aprendizajes que rescata de sus experiencias laborales. En lo que refiere al área personal, entiende que su madre es la persona que le ha dejado más enseñanzas. “Es una mujer con una sensibilidad muy especial, que me inculcó el valor de hacer las cosas bien y la necesidad de comprometerme con lo que entiendo justo”, detalló.
En su oficina no puede faltar el orden. En las horas libres, la ejecutiva disfruta de leer como cuando era adolescente. Su libro favorito es la trilogía involuntaria de Mario Levrero: La Ciudad, París y El Lugar. En su opinión, en los relatos convive una dialéctica entre lo real y lo fantástico.
Si se trata de música, prefiere el rock nacional. Una película que recomienda y elige es “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, dirigida por Michel Gondry.
Se reconoce como una apasionada por la lectura, el cine y la militancia feminista. El lema que la rige en todas sus acciones es que se debe tener coherencia en la manera de sentir, pensar y actuar. De aquí a 10 años, Sandra se imagina trabajando, aprendiendo y desarrollando nuevos proyectos.