El comportamiento de horda o manada fue descrito ya por Friedrich Nietzsche en defensa de la individualidad humana y con su conocida y crítica posición filosófica contraria al “rebaño, por conspirar contra el progreso personal de cada individuo. No hablaremos de filosofía en esta columna, pero sí comentaremos lo perjudicial que puede ser dejarse llevar por el comportamiento general, también en finanzas.
Por Carlos Saccone | @carlossaccone
El comportamiento de manada -que se lee algo menos grotesco en español que la traducción literal del herdbehavior-, ha sido analizado en los mercados financieros, en particular, a partir de las investigaciones de Daniel Khaneman, Vernon Smith y Amos Tversky. Estas cobraron notoriedad pública cuando, por primera vez, un sicólogo ganó el Premio Nobel de Economía, en el año 2002. En el sitio del Premio Nobel se puede encontrar que “Daniel Kahneman ha integrado investigaciones de la sicología en la economía, sentando las bases para un nuevo campo de investigación. Sus principales hallazgos tienen que ver con la toma de decisiones bajo incertidumbre, donde ha demostrado que las decisiones humanas se pueden apartar sistemáticamente de aquellas que predice la teoría económica tradicional…” Uno de los casos claros en que las decisiones humanas se apartan, o pueden apartar, de lo que predice la teoría está relacionado al comportamiento de manada. El comportamiento de manada representa la tendencia que naturalmente tienen las personas -y muchos animales- a replicar los movimientos de un grupo, más allá de lo que piense. En definitiva, un conjunto de decisiones que podría no tomar en el caso de no poseer información de un grupo de referencia.
Replicar el comportamiento de un grupo puede tener que ver, muchas veces, con la necesidad de aceptación, o que “todo el mundo lo está haciendo, ¿por qué yo no?”, y la necesidad de lograr confort al ser aceptado.
En los mercados financieros existen, y ha existido, muchas veces, “comportamiento de manada”. Uno de los ejemplos típicos fue la burbuja “punto-com” de fines de los 90. Cualquier compañía que estuviera relacionada a internet era automáticamente un éxito en el mercado. ¿Por qué? Porque todos invertían sin siquiera mirar un balance.
En nuestro país el tema fue analizado de forma excelente en un reciente artículo publicado en el diario El Observador y, originalmente, en el Blog SUMA por parte de la Ec. Silvia Rodriguez Collazo. En el mismo, la autora se pregunta si “es que estamos frente a un gran consenso o a otro caso de efecto manada” al relevar las proyecciones de crecimiento de PBI para nuestro país y verificar que, a pesar del análisis relativamente negativo de la situación económica, las proyecciones tienen muy pocas o ninguna variación. El artículo cierra con una frase absolutamente pertinente: “La relevancia de la labor predictiva y la utilidad de las predicciones económicas mejorarían si los analistas ayudaran a los usuarios aportando información sobre la incertidumbre de los pronósticos”.
¿A cuánto va a estar el dólar a fin de año? Aquí la comunidad de analistas tiene otra oportunidad para incluir en sus proyecciones también un rango probable de ocurrencia. “A 35”. ¿Sí? Y si en Argentina vuelve a 30 y en Brasil el real vuelve a 4? ¿Y si la Fed dice que el año que viene no va a subir la tasa de interés? En definitiva, lo que deseamos transmitir es que existe un universo de imponderables en el caso de las proyecciones, a las cuales, como mínimo, habría que mencionar.
Otro de los ejemplos de “comportamiento de manada” se ha visto recientemente sobre el dólar producto del “contagio sicológico” que vino desde Argentina. Pero, ¿analizamos bien la situación? ¿Incorporamos todos los datos en dicho análisis? ¿Cómo está la curva de tasas en dólares? ¿Es razonable esperar que siga subiendo luego de apreciarse 10% en un mes? Tal vez sí, pero creo que, en general, la última pierna de la suba tiene mucho más que ver con el comportamiento de manada que con otra cosa.
En los mercados muchas veces se habla del ‘smart money’, o sea, del “dinero inteligente”. De donde están yendo los flujos cuando hay volatilidad, es posible que haya habido operadores del mercado de acciones que estén comenzando a vender sus posiciones. El ‘smart money’ vende caro y compra barato. En general, este fenómeno no forma parte de la “manada”, y aunque no tiene asegurado el resultado, y en los hechos puede perder, la mente fría, la evaluación rigurosa y el análisis de probabilidades previo a la toma de decisiones, hacen que las situaciones de volatilidad exacerbada representen una oportunidad, más que una amenaza. Mi recomendación es mente fría, y no se quede con lo que los demás están haciendo, no se suba a una ola sin antes evaluarlo ni crea irreflexivamente en proyecciones de analistas.