Anabela Aldaz, presidente de OMEU
Con ideas claras, Aldaz demuestra un liderazgo enfocado en impulsar a las mujeres emprendedoras y empresarias en todos los aspectos. Esto se extiende desde la tributación de quienes recién comienzan, con la participación en una ley que dé un periodo de gracia para los emprendedores; hasta la ley de cuotas, norma que entiende clave para garantizar que las mujeres tengan su lugar en cargos de relevancia.
¿Cómo ve la posición de la mujer en el mundo de los negocios?
Mi visión viene de estos 10 años de aprendizaje en OMEU. Nosotros realizamos los estudios en dos grandes grupos: la empresaria y la emprendedora.
Hay una cantidad de barreras para la mujer al momento de emprender, son económicas, sociales y muchas veces, incluso, algunas otras barreras inconcientes.
Estamos en un buen momento porque la difusión que se le da al empoderamiento hace que la mujer se anime más. Hay muchas empresas lideradas por mujeres, muchas de ellas muy innovadoras, que realmente están impulsando un cambio en los negocios.
No tanto así en lo que es la empresaria ya consolidada que tiene las complicaciones propias del empresariado uruguayo, es decir, las cargas fiscales, los movimientos sindicales y las dificultades en la exportación; sumado a que si son mujeres tienen otro tipo de trabas como una mayor barrera a la ahora de acceder al crédito.
En el emprendedurismo es una realidad distinta. Nosotros trabajamos en el programa Más Emprendedoras, que cada vez impacta más, y vemos que no hay un desaliento sino que prima la motivación y, en ese sentido, hay una vitalidad femenina que está en expansión y que hace que cada vez haya más emprendimientos de mujeres.
¿Estamos cerca de quebrar el famoso techo de cristal? ¿En qué aspectos se debe mejorar?
Este es un momento bien interesante. Existe la barrera del techo de cristal, machismo, piso resbaloso o como quieran llamarle al fenómeno que no es más que una desigualdad en el momento de acceder a las oportunidades.
Esto se ve en las altas ejecutivas, donde a mayor capacidad o igual talento hay diferente remuneración y también una dificultad de acceder a los cargos de dirección.
Otra modalidad es la de las paredes de cristal, un fenómeno en el que se puede avanzar hacia los cargos de dirección pero son más bien en áreas operativas como marketing o recursos humanos y no tanto donde se encuentra el núcleo duro de la empresa.
Hay algo que las empresas empezaron a implementar, y nosotros participamos mucho en eso con ONU Mujeres, que es la puesta en marcha de los principios WEP´s (Principios para el Empoderamiento de las Mujeres). Estos componen una política de ganar-ganar que no hace más que poner sobre la mesa tips a cumplir por parte de las empresas. Son políticas para que la mujer pueda llegar a cargos de dirección. Está probado que cuando en la cúpula está pareja la integración entre hombres y mujeres las empresas son más rentables.
Las mujeres somos decisoras de compra en la casa y en las compañías y eso, a gran escala, hace a la economía del país.
En lo que refiere a la mujer emprendedora, se habla de que les cuesta más que a los hombres tomar riesgos y salir de la zona de confort, ¿cómo es el panorama actual?
Hay un entusiasmo y una cantidad de ideas maravillosas. Aunque es cierto que la toma de riesgos es una barrera.
A veces el hecho de ponerlas en conocimiento de mucha gente no hace que se derriben las barreras pero sí se pueden tratar distinto.
La barrera del acceso al crédito es real. El capital inicial que se utiliza es el familiar pero no solo por la aversión al riesgo sino porque una mujer cuando va a pedir un crédito por lo general no tiene un historial crediticio atrás y no hay programas que estén pensados especialmente para mujeres. Muchas veces se les exigen mejores garantías y mayores tasas de interés.
Desde bancos privados hay iniciativas para promover mejores alternativas en este sentido para que la mujer tenga las mismas oportunidades de acceder al crédito que cualquier otra empresa.
Si bien hay distintas organizaciones desde el sector público que apoyan a las PYMES, iniciar cualquier pequeña empresa tiene un costo altísimo. Hay un proyecto en el cual trabajamos que se enfoca en que exista un periodo de gracia para aquellas pequeñas empresas; un respiro en el que el Estado sea un socio positivo. Dejar un par de años para que se consolide, se fortalezca y que el emprendimiento pueda madurar hasta pasar a ser una empresa.
Esto no tiene ningún sesgo femenino ni debe tenerlo pero creo que es un punto muy importante a la hora de pensar en emprender.
¿En qué ámbito se está discutiendo esta propuesta?
Está presentado el proyecto de ley al Parlamento y están participando expertos en derecho laboral, comercial y fiscal, además de diferentes organizaciones; nosotros también estamos haciendo nuestro aporte.
¿Está de acuerdo con que exista una ley de cuota de género?
Totalmente. Cuando uno recién conoce de la normativa puede pensar que el acceso de la mujer por cupos es malo porque cada uno debe llegar por su talento, esfuerzos o virtudes. Pero, lamentablemente, ya está comprobado que la cuota es necesaria. Hay que asegurarle el lugar a la mujer, tenemos una forma distinta de pelear los cargos. Es parte de la idiosincrasia de la mujer, a nivel de pelear por un lugar en una lista o un puesto de trabajo la mujer es más de ceder lugar y acompaña desde otro lugar. Nosotros no queremos que haya legislativas que doblen listas en la campaña electoral, queremos que estén comprometidas con sacar adelante al país. Si eso no se puede lograr porque el país no está preparado para dar ese lugar, bienvenida la cuota. Es verdad que es de todo, habrá quién utilice esa franquicia para una finalidad que no es loable pero creo que el cernidor va a venir naturalmente, cuando la mujer accede a su lugar va a encontrar que es necesaria su participación. La mujer debe hacerse valer, porque el feminismo no es otra cosa que democracia, es igualdad de derechos y oportunidades.
¿Qué aspectos le gustaría priorizar en su gestión al frente de OMEU?
Hay tres verticales que a mi me quitan el sueño y también a quienes integran el directorio. Se continúa con el camino en el que se venía trabajando pero la organización ya está más madura y tiene que moverse también en los ámbitos públicos.
Una de esas verticales es darles contenido de calidad a las altas empresarias y ejecutivas. Hay que ayudarlas a abrir el camino, a tener representación, tener voz. Integramos la confederación de cámaras empresariales, es la primera vez que una organización de mujeres integra un núcleo naturalmente masculino.
Después tenemos un programa muy fuerte y consolidado que es Más Emprendedoras que tiene un impacto muy positivo y efectivo, queremos fortalecer este programa y que cada vez más mujeres lo integren.
A su vez, estamos trabajando a una tercera vertical que apuesta a llegar con estas mismas propuestas a todo el país. Hay mujeres que están intentando emprender en todo el Uruguay y necesitan ayuda para analizar el mercado, potenciarse y queremos llegar a esas mujeres porque no siempre pueden venir a Montevideo a tomar las mentorías.
Mi vicepresidenta es Elisa Facio, presidenta de ANDA, y ella tiene una estructura con presencia en todo el país por lo que de su mano podremos llegar y dejarles algo que les sirva, la idea no es que unas de Montevideo vayan a darle una charla sino preparar algo específico para ellas y que les sea realmente útil.
Perfil
Oriunda de San José, Aldaz tiene un hijo de 18 años y otro de cinco. Su hobby indudable es la lectura, aunque asegura que también su trabajo le apasiona. “Si lo puedes soñar, lo puedes lograr” es su frase de cabecera que la acompaña en cada uno de sus proyectos.