Diego Licio, presidente de la Cámara de Zonas Francas del Uruguay (Czfuy)
El sector de zonas francas de Uruguay está atravesando por varias transformaciones en este último tiempo en cuanto a su legislación, tratando de adaptarse al mercado externo, que es del que más depende. En esa línea, es que espera que el próximo gobierno disminuya la imposición de restricciones a la actividad.
¿Cuáles son las expectativas que tiene para el sector en 2019, sin perder de vista que es un año electoral y que todos los anuncios apuntan a una desaceleración de la economía?
Hay coincidencia en la opinión de los analistas económicos de que habrá una nueva reducción del crecimiento en el año próximo. Eso parece contradecir la tradición de que los años electores son expansivos como consecuencia de un mayor gasto estatal. Sin embargo, por más que crezca el gasto el año que viene, todo indica que sería insuficiente para que la actividad económica se acelere.
¿Cuáles son los desafíos que tiene por delante el sector y cuáles los temas de preocupación?
El sector depende más de la demanda externa que de las condiciones del mercado interno, pero la modesta retracción no afectaría significativamente a las zonas francas. Donde sí nos caben las generales de la ley, es respecto de la evolución del tipo de cambio y otras variables. En ese sentido, para los desarrolladores de zonas francas y quienes compiten en el mercado interno con productos importados, un tipo de cambio reprimido afecta la competitividad. Por otra parte, el tipo de cambio es solo uno de los factores que afectan la competitividad -y tal vez ni siquiera el más relevante-. Sería extremadamente importante que el gobierno aproveche el tiempo que le queda para mejorar todos los factores que la afectan: la calidad de los recursos humanos -que responde a la calidad de la educación-, flexibilización del mercado laboral, mucha más inserción internacional -fuera del Mercosur-, reducción del peso del Estado, mejoras de infraestructura y seguridad. Estos temas, obviamente, no se resolverán en un año, pero hay que empezar a encararlos con seriedad y agilidad, con la mayor urgencia posible, si pretendemos tener un país que retome la senda de crecimiento y, por ende, del empleo y calidad de vida de los uruguayos.
¿Qué le pediría al próximo gobierno?
En términos generales, que tome los temas que acabo de mencionar como absolutamente centrales en su agenda. En términos del sector de zonas francas, que reconozca plenamente que estas son un instrumento muy efectivo para el desarrollo de la economía y la sociedad nacional. Por esa razón, que en lo posible disminuya la concentración de su esfuerzo en imponer restricciones a la actividad de estas y pase a tener una mirada que, dentro de la normativa actual -local e internacional-, propenda a su expansión como herramienta que impulsa el empleo de calidad, las exportaciones con valor agregado y la inversión en general.