Rosario Corral, directora comercial de BBVA Uruguay
Se confiesa adicta al trabajo y reconoce que su obsesión es la calidad del servicio que ofrece su organización. Rosario Corral, la directora comercial del Banco BBVA, habla con la experiencia de quien conoce a su empresa y disfruta de los desafíos cotidianos. Y aunque es de las pocas mujeres que ocupan un cargo gerencial en la banca uruguaya, tiene claro que las nuevas generaciones de mujeres tendrán más posibilidades de asumir el liderazgo de un nuevo sector financiero, que hoy en día se encuentra en pleno proceso de reconversión.
Defensora del trabajo en equipo y del buen ambiente laboral, asegura que promover la felicidad de quienes forman parte del Grupo BBVA será lo que les permita fidelizar tanto a sus clientes como a sus empleados más talentosos.
¿Qué fue lo que más la sedujo del área financiera?
Lo que tiene el área financiera, a diferencia de otras, es que es muy dinámica. Aunque se piense que el empleado bancario está más estancado porque lleva a cabo su función y nada más, hace eso el que quiere.
Es muy interesante porque hay que cautivar al cliente, generar fans; algo que no es fácil de lograr hoy en día. Se le puede dar mucho a la gente, hay mucho para transformar.
El cambio en las empresas implica una transformación en la cultura corporativa para estar en línea con el consumidor que cambia constantemente. Esos procesos de transformación, tanto de la empresa como del mundo, son los que a mí me gustan.
Hoy el mundo digital propone un gran cambio, pero el desafío es aún mayor porque se debe modificar al consumidor y a la cultura de la empresa. Para eso es fundamental escuchar al cliente.
El Grupo BBVA ha apostado mucho a esa transformación digital…
Exactamente. Creo que ha sido uno de los pioneros, es sorprendente cómo se está manejando todo este camino de transformación. En Uruguay el proceso es un poco más lento y a veces quisiéramos que fuera más rápido, pero nuestro plan estratégico es igual para todos los países en los que está presente el banco. El Grupo está trabajando muy bien, va a ser un cambio y un seguimiento permanente, no es algo puntual porque así funciona el mundo.
Tradicionalmente, la banca siempre estuvo liderada por hombres. ¿Cómo fue involucrarse en ese mundo?
Ese es otro desafío, sobre todo con los clientes que acostumbran a moverse más en un mundo de hombres. En la sociedad uruguaya cada vez hay más penetración de la mujer en el área empresarial, pero no es fácil.
No ha sido fácil y tampoco fue sencillo congeniar la vida personal con la vida laboral. Yo he dedicado muchas horas al banco, eso es cierto. Tal vez eso fue lo que me permitió estar en determinada posición.
En definitiva, las obligaciones son mayores a las que puede tener un hombre: por ser madre, ocuparse de la casa y del trabajo. Creo que es fundamental no traer los problemas de la casa al banco ni llevar los del banco a la casa; eso a veces es muy difícil, pero no es nada imposible. Es un tema de planificación y de tiempos.
“Por más que pensemos que en Uruguay las cosas nunca llegan, en tres o cuatro años será un mundo diferente y al que no se transforme se lo llevará la corriente”
Esa creencia de que el empleado bancario trabaja seis horas y media no es así, o no lo es para todos; el desafío está en saber enfrentarse a los problemas del día a día. Yo soy una persona hiperactiva, soy exigente conmigo misma, pero me parece muy importante escuchar, estar atenta a los demás y creo que es algo que da buenos resultados.
¿Percibe una integración mayor de la mujer en los puestos gerenciales de las empresas?
Yo creo que sí; hay organizaciones que tienen más, otras menos. Pero cada vez más la mujer es escuchada… por lo menos escuchada, y eso es importante.
El hombre es más racional, la mujer más vehemente y puede hacer varias cosas al mismo tiempo, mientras que el hombre debe enfocarse más en una sola. Yo creo que ese mix entre ambos perfiles está funcionando.
A nivel internacional cada vez hay más mujeres liderando, incluso sucede en los gobiernos, algo que antes era impensado, pero definitivamente no es tan fácil como para un hombre.
Tenés que creer que podés. Yo creo que la mujer se ha convencido que no puede, con preconceptos que tenemos desde la niñez. Sacarse esos prejuicios es la clave, más para lo que es la gente joven que ha nacido en un mundo en el que compiten por lo mismo. Todavía en mi generación hay que lucharla un poco más; creo que las jóvenes van a tener muchas más posibilidades de crecimiento en los próximos años. Esto no es feminismo ni machismo, es un proceso de transformación para aprovechar cada vez más ese complemento entre los dos perfiles.
¿Qué es lo que más disfruta de su trabajo?
A mí me gusta el trabajo. Soy adicta al trabajo. Yo trabajo para que la empresa en la cual estoy sea bien vista y trato que las personas que hoy reportan a mi tengan ese mismo compromiso con la empresa. Y trabajar en equipo, algo que cada vez es más difícil porque hay más egoísmo.
Me encanta la atención al cliente, escucharlo y transmitirle tranquilidad y transparencia; me obsesiona la calidad del servicio y trabajar mucho la parte humana dentro de la organización.
La empresa da muchos beneficios y es bueno que eso también se refleje en la atención al cliente.
También los años te van dando experiencia, y si uno es proactivo se piensa que todos los demás tienen que ser igual y no es así, hay que aprender a acompasar los tiempos del equipo.
Hablaba de la importancia de la parte humana en la empresa. ¿El banco hace hincapié en promover la felicidad de los empleados?
El Grupo está haciendo mucho foco en esto. El Great Place to Work no es para salir en un ranking como primero, sino para ver que el empleado se sienta bien en la organización a la que pertenece; eso, en definitiva, es lo que ve el cliente.
De la mano de esto viene la retención de talentos. Hoy en día la rotación en el área de Recursos Humanos, en general, es muy alta…
Por supuesto. Hoy no existe fidelización ni de clientes ni de empleados. En Uruguay es menos la rotación que en el resto del mundo, pero creo que es algo bueno porque van adquiriendo experiencia en distintas empresas, algo que quizás antes hacían en un mismo lugar; y luego van a poder volcar todo ese conocimiento en el lugar en el que se sientan más cómodos.
Hoy la juventud quiere inmediatez. Ingresan en una empresa y al poco tiempo quieren ser gerentes, yo creo que es necesario que se tomen un tiempo para pensar y aprender lo que realmente quieren hacer, lo que les gusta de su posición y tener un recorrido en la empresa que es lo que les da la madurez para saber dónde son mejores, qué papel quieren jugar.
En los últimos años la banca se redujo, hubo adquisiciones y cambios. ¿Cómo imagina el futuro de la banca uruguaya?
En el caso de Uruguay ya se ha ido dando una depuración, y ahora viene todo ese proceso de cambio. Hoy están los principales bancos internacionales, BBVA y Santander; el regional Itaú; el Scotiabank, que es canadiense pero también está en toda América; y después está la banca del Estado, que ocupa el 50% del mercado. Yo no creo que haya más achiques, pero sí habrá una transformación.
Hoy en día hay un costo de personal que es alto y no hay ingresos altos, entonces lo que hay que hacer es rentabilizar el negocio, y para eso cada uno de nosotros tendrá que dar un poco más.
Acá tenemos que trabajar todos los actores juntos para que la industria financiera uruguaya siga bien rankeada en el mundo, con una buena transparencia. Habrá una banca mucho más transparente y hay que reconvertirse; el negocio no va a ser solamente por la oficina, la oficina debe ser una opción más; el resto de los canales digitales deben funcionar al 100%. Ahora el cliente es el que tiene el control del volante.
Los actores de gobierno y las empresas tenemos que trabajar juntos porque nos estamos jugando un país.
“La organización no existe si no existen los clientes; por esa razón es clave la fidelización”
¿Cuáles son las diferencias de BBVA frente a sus competidores?
La primera ventaja es ser un grupo internacional. También tenemos estrategias claras en el total del grupo: tener un gobierno corporativo, estar en todas las geografías y apuntar a la tecnología, algo que hacemos desde hace 10 años y es una gran apuesta.
Aún así, considero que la competencia es buena, impulsa a esforzarse más y a ser innovador. Hoy los productos son todos iguales, lo único que los diferencia es cómo se vendan a nivel de marketing pero son exactamente lo mismo, por eso la calidad de servicio, insisto, es la clave; además Uruguay debe ser un país de servicios.
¿Se concibe el Uruguay como país de servicios?
Yo creo que no, que todavía no nos vemos como país de servicios. Tenemos que sentirnos vendedores y eso no sucede. Pasa en todos los rubros. Creo que se están haciendo cosas, pero todavía queda un gran trecho. Si no creemos que somos un país de servicios no lo vamos a ser. Si no nos enfocamos todos hacia el mismo objetivo va a ser difícil.
Todavía tenemos esa creencia que lo de afuera es mejor y que el pasto del vecino es más verde que el nuestro, y eso hay que cambiarlo en pos de lograr una mayor productividad para todos.
Una carrera de aprendizajes
Rosario Corral comenzó a trabajar en el área de tesorería del BBVA. Se desempeñó en la secretaría de la Gerencia General y en la dirección de empresas, para luego enfocarse en el negocio de banca privada.
Posteriormente, trabajó en la red comercial y de Banca Premium, y más adelante lideró el área de Comunicación, Marketing y Responsabilidad Social Empresarial. Hoy en día está a cargo del área Comercial.