Aunque se reconoce que el cierre de Colgate-Palmolive y Fleishmann es problemático porque tienen un “nombre importante”, el subsecretario de Trabajo Nelson Loustaunau, relativizó que al ver la situación global de apertura y cierre de empresas “el saldo no es tan negativo”. Desde el sector empresarial, se entiende que los cierres son parte de la lógica de mercado, pero también de problemas locales, mientras que a nivel sindical se interpreta que la solución debe partir de “políticas sectoriales”.
Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo
En rueda de prensa el pasado lunes, el presidente Tabaré Vázquez opinó que el cierre de empresas “es típico en la evolución histórica” del país.
El mandatario hacía referencia así a los cierres de dos empresas importantes que tuvieron mucha repercusión pública en los últimos días: Colgate-Palmolive y Fleischmann. Ambas compañías anunciaron que dejarán de operar en Uruguay. La dedicada a productos de higiene lo hará a partir del 31 de marzo, mientras que la productora de levaduras ya cerró su planta y se encuentra en diálogo con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
Pero más allá de la “evolución histórica”, el hecho de que estas empresas abandonen sus operaciones en Uruguay ha despertado una gran polémica, y ante ello, CRÓNICAS dialogó con actores del sector empresarial, sindical y gubernamental, para analizar la coyuntura actual y sus impactos sobre la economía local.
Cantidad y calidad
Para Gerardo García Pintos, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE), el cierre de ambas empresas refleja “una mezcla de cosas”. “Hay una parte que es lógica de mercado y otra parte que es preocupante porque está siendo creciente”, detalló. Para el jerarca, Uruguay “está caro para producir, para vivir y para funcionar”, lo cual hace que las empresas internacionales se muden.
En este sentido, los cierres generan dos impactos: el primero de ellos, cuantitativo, ya que “van sumando gente” a la gran cantidad de puestos de trabajo que se han perdido en los últimos años. El segundo, es cualitativo, ya que las empresas que abandonaron el país son “emblemáticas” y “con mucho prestigio internacional”, según las describió García Pintos.
Además, instó que es necesario intentar de incidir en la formación de opinión de los gobiernos, del sistema político y de la población en general “que tenemos que priorizar esos cambios porque el mundo no nos va a esperar”.
No es magia
Desde el lado de los trabajadores, el director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, Milton Castellanos, resaltó que las soluciones a la problemática en torno al desempleo y la falta de competitividad “no son por arte de magia”.
Lo que el país necesita, entonces, es que el gobierno fomente políticas activas de empleo. Ellas deben ser a corto, mediano y largo plazo para que las empresas “estén estimuladas a tomar trabajadores y que haya producción”.
Es así que, para el sindicalista, la mejor manera de atacar el desempleo “es con políticas sectoriales que vayan a la raíz del problema, y no quedarnos en palabras o hechos generales”, declaró.
Mar en calma
Desde el gobierno, el subsecretario de Trabajo, Nelson Loustaunau, defendió una lógica planteada por Vázquez “de apertura y de cierre”. “¿Cuántas personas trabajan en Fleischmann? Algo más de 20. ¿Cuántas trabajan en Colgate? Algo más de 70. ¿Cuántas personas empezaron a trabajar en H&M, o en Starbucks? Más de 300. Entonces, parecería que el saldo no es tan negativo”, fundamentó.
De todas formas, reconoció que se trata de empresas de “nombre importante”, que “todos quisiéramos que se quedaran en el país”. Asimismo, dijo que la cartera reconoce que existen “algunos problemas de empleo”, pero relativizó que la tasa de desempleo se mantiene dentro de cierta banda, y la tasa de empleo viene en una caída pero no es “precipitada”. En cambio, “ha sido una caída más o menos continua que acompaña ese comportamiento económico”, expresó.
Finalizó agregando que “hay cierto equilibrio” en el mercado laboral uruguayo. Justificó esto por “algunos sectores que tiene buen comportamiento” -como el de logística o transporte de carga-, en comparación con otros en los que “es alarmante” la situación.
Consejos de Salarios y empleo
La ronda de negociación colectiva a nivel tripartito generó diversas opiniones entre los tres actores consultados: mientras que desde el ámbito empresarial se reclama más flexibilidad, desde el gobierno y el sector sindical se entiende que ya cuenta con la elasticidad suficiente.
García Pintos opinó que el instrumento de negociación debería ser más laxo, y que “es parte de las reformas necesarias” revisar todas las políticas laborales de Uruguay, que “en muchos casos son muy antiguas”.
Por el contrario, Castellanos se mostró en desacuerdo “si la flexibilidad se busca para que el costo de un cierre sean los trabajadores”. “Hoy uno puede plantear que es flexible a tal punto que la ronda de negociación, en el 90% son acuerdos de mantenimiento de salarios”, apuntó.
Loustaunau, por su parte, opinó que los Consejos de Salarios son “suficientemente flexibles”. La prueba de esto, sostuvo, se encuentra en que “a partir de tres/cuatro rondas atrás se ha puesto de moda” una modalidad que “prácticamente obvia” al gobierno; así, un alto porcentaje de acuerdos son integrados por trabajadores y empleadores.