¿Invertir en Euros tiene sentido?

Por Carlos Saccone | @carlossaccone

No son pocas las ocasiones en las cuales nos consultan sobre la conveniencia de “invertir” en una u otra moneda, o en activos denominados en monedas que no sean pesos ni dólares, pensando en mejorar la rentabilidad de un portafolio de inversiones. Nuestra respuesta es siempre la misma: “¿En qué moneda vas a medir tus retornos?” Si la idea es agregar rentabilidad, ¿lo estaríamos haciendo? ¿O le estamos agregando una preocupación (a través de potenciales riesgos) adicional a la cartera? Da para pensarlo…

En general, los activos financieros con muy alta liquidez tienen “incorporada” toda la información disponible en su precio. Esto quiere decir que no es posible obtener un retorno extraordinario sin incurrir en riesgos adicionales. Es el caso, por ejemplo, de bonos del tesoro de los Estados Unidos o acciones de Google. La información disponible está ya dentro del precio. En ese tipo de vehículos con altísima liquidez es donde mejor se refleja lo que se conoce en el mercado como la “hipótesis de mercados eficientes”, desarrollada por Eugene Fama, por la cual se le entregara el premio Nobel de Economía. Una implicancia directa de la hipótesis es que es imposible “ganarle al mercado” de forma consistente, dado que los precios reaccionan solamente ante nueva información.

Este caso puede aplicar perfectamente a la cotización de monedas, especialmente las “duras”, como el euro o la libra. Es esencial saber que para el caso de monedas (de países estables) lo determinante son las expectativas sobre los diferenciales de tasas de interés.[1]  Estas expectativas gobernarán la cotización. La cotización del euro contra el dólar tiene toda la información disponible incorporada. Si existiera una novedad sobre el futuro de las tasas en dólares y/o en euros, invariablemente existirían cambios en la cotización. Las monedas están, inexorablemente, vinculadas a la situación de las economías de su país de origen.

Si vivo en Uruguay o Argentina y tengo inversiones, ¿es lógico incorporar euros a mi plan de inversiones?   Puede que sí, en caso que tenga intereses o actividad en Europa. Por ejemplo, que mi plan de mediano plazo sea irme a vivir allí o que tenga pensado comprar una propiedad. Ahora, ¿tiene sentido si mi moneda de referencia es el dólar o el peso uruguayo? Creemos que no. Más allá de una posición marginal en un activo particular, no tiene sentido agregar inversiones denominadas en otra moneda como “corazón” de la estrategia, dado que en realidad se estaría agregando una preocupación adicional. En esta región, los retornos los medimos en dólares y en pesos en algunos casos, al igual que los ingresos y el patrimonio.

Repasemos, por ejemplo, el caso del euro, tal vez la moneda más operada del mundo luego del dólar, y veamos cuál ha sido su evolución en términos de dólares.

COTIZACIÓN DEL EURO EN LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS (medido en US$)

Además de la volatilidad intrínseca que tiene la cotización de un activo altamente operado a nivel global, el caso del euro agrega un desafió adicional para el inversor. Asumamos que tengo la convicción de que el euro va a subir (lo que es inconsistente con la idea que esbozamos al inicio), por lo que me decido a comprar euros y explorar el universo disponible de títulos de renta fija (bonos). Para el “mundo euros”, las tasas de referencia son las tasas soberanas de Alemania, como para el mundo dólares lo son los US Treasuries, las tasas soberanas de Estados Unidos.

Al revisar los “bunds” (bonos soberanos de referencia en Alemania) vemos que éstos tienen retornos negativos hasta los 10 años. Esto quiere decir que un inversor tendrá que pagar (y no cobrar) por mantener un bono soberano alemán. Por ejemplo, el viernes 22 de marzo las tasas se encontraban entre -0.57% y -0.02%, y recién en los 20 o 30 años de plazo vemos retornos, aunque prácticamente insignificantes (siempre menos de 1%)

Esta situación, cuyas causas están relacionadas a temas de evolución y crecimiento económico, impacta en todo el universo de bonos en euros.

Pensemos el caso de un país, por ejemplo Uruguay. Nuestro país, para emitir un bono en euros, deberá pagar algo por encima del 0 riesgo alemán. Digamos que emite un bono a cinco años donde Alemania rinde -0.40%, si fuera una situación asimilable al caso dólares (spread menos de 2%) Uruguay podría emitir un bono a -0.40 + 2 = 1.60% en euros a cinco años de plazo.  Ahora, desde el punto de vista inversor, ¿tiene sentido?

El punto en este momento es que con la diferencia de rendimientos entre dólares y euros se vuelve mucho más difícil encontrar retornos atractivos en la moneda europea. De forma tal que, además de agregarle una preocupación a sus inversiones (i.e. la cotización del euro contra dólares o pesos), usted da como mínimo una ventaja de 2.50% (diferencia hoy entre referencia dólares y euros a 10 años). Entonces, no se complique la vida. Si su plan no es irse a vivir a la zona euro cuando se retire, quédese 100% en dólares y pesos. Incluso, la ponderación de los pesos para plazos largos (10 años o más) debería ser mayor a lo que intuitivamente podemos asignar. Hay buenas oportunidades en el mercado de pesos, pero esa es otra historia.

TASAS DE REFERENCIA (cierre mercado 22-03-2019)

PLAZO EE.UU. (US Treasuries – dólares) ALEMANIA (Bunds-euros)
1 DIA 2.40 -0.43
1 MES 2.43 -0.40
1 AÑO 2.44 -0.57
5 AÑOS 2.24 -0.40
10 AÑOS 2.44 -0.02
30 AÑOS 2.87 0.59

 

[1] Caso extremo: por más que Argentina suba su tasa a 100%, llega un punto donde se pierde la credibilidad y es irrelevante el nivel de tasa de interés a los efectos de la cotización, dado que la desconfianza por la inestabilidad supera cualquier efecto tasa.