Enrique Antía, precandidato por Mejor País – Partido Nacional
“Vamos mal”, y si el país no cambia el rumbo, “va a ser peor”. Ese es el planteo que hace el precandidato que lidera el llamado grupo de los intendentes, y explica que quiere aportar a generar una transformación, para no seguir “aislados” del mundo y “perdiendo empleo”. El nacionalista critica duramente al Frente Amplio (FA) por entender que la mayoría de sus políticas fracasaron, y al mismo tiempo cuestiona a su compañero de partido, Juan Sartori.
El menú El intendente de Maldonado degustó risotto de camarones, zucchini, zest de lima, cream cheese y langostinos grillados, que acompañó con agua mineral y una copa de vino Álamos Malbec de bodega Catena Zapata (Argentina). Para extender la sobremesa, optó por té.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Dónde se imagina el 1º de marzo del año que viene?
-Gobernando, con la responsabilidad de encarar un cambio para el país.
-¿Qué considera que puede aportarle a su partido en caso de ganar la interna?
-Nosotros le estamos aportando a la interna la experiencia de gobernar, es decir, el equipo que yo encabezo está formado por dirigentes que están gobernando, ya sea los intendentes o los alcaldes. El estar gobernando te lleva a tener que dialogar con todas las organizaciones sociales. También estamos negociando con aquellos que no piensan como nosotros, como Presidencia de la República, la OPP y diferentes ministerios. Creemos que ese es un gran aporte para un futuro gobierno, donde nadie va a tener mayorías y hay que tener la actitud y la experiencia de saber negociar.
-¿Por qué cree que la gente debería votarlo a usted? ¿Por esta experiencia que me comenta?
-A mí me eligieron los compañeros para que los representara, por una gestión de gobierno que está siendo conocida y respaldada por todas las intendencias en áreas clave como la seguridad, el área social, el empleo. Inclusive, con proyectos que nosotros hemos logrado de diferente magnitud, algunos de los cuales son enteramente extrapolables, otros parcialmente, pero que serían exitosos en el momento que vive el país.
-¿Cree que haber formado una corriente alternativa con escindidos de Alianza benefició al partido? Porque también se dice que en realidad contribuyó al fortalecimiento de Lacalle Pou.
-No lo veo de esa forma porque hoy tenemos un partido con muchas candidaturas, movilizado y con militantes trabajando cada uno por su idea, pero que después vamos a estar juntos a la hora de la definición de la candidatura nacional, le toque a quien le toque. Es una campaña que se está llevando con mucha altura y ha movilizado a todo el partido, incluso a aquellos que no se sentían motivados para encarar una confrontación al gobierno del FA.
-¿Ve un Partido Nacional unido, pese a que haya tantas candidaturas?
-Sí. En mi gobierno departamental yo integré a trabajar a todos los sectores del partido, incluso aquellos que estuvieron en mi contra en la elección pasada. Cuando uno tiene la responsabilidad de gobernar, debe apuntar a la unidad para poder después golpear la puerta de otros partidos que pueden coincidir en temas de interés de Estado. Es necesario trabajar en unidad, porque mal vamos a convocar a otros partidos si tenemos diferencias internas. Puede haber siempre diferencias, pero lo importante es mantener una unión que dé confianza, y eso se está construyendo todos los días.
-¿Cómo analiza el fenómeno que generó Sartori en la interna blanca?
-Yo lo recibí atentamente en mi despacho cuando fue por Maldonado. Se sacó unas cuantas fotos, fue acompañado de un enjambre de periodistas y de fotógrafos, eso me llamó la atención. Es simpático, joven. Más allá de que diga que quiere ser presidente, no tengo claro cuáles son sus objetivos ni tampoco lo que piensa, porque no ha tenido trayectoria de gestión en el país, no se lo conoce, y tampoco sabemos quiénes son sus asesores.
-No, no me puede generar preocupación, supongo que la gente sabrá ver esas cosas. Ha hecho un derroche de dinero impresionante al que no estábamos acostumbrados en Uruguay, y nos llama la atención poderosamente. Desde pagar por caballos para desfilar en la Patria Gaucha, hasta contratar ómnibus de todo el país para que vayan al acto de inauguración en Montevideo, además de contratos de prensa de altísimo nivel. Pero es una realidad, aparentemente ha logrado captar gente que de pronto no se sentía representada por otro.
-¿No cree peligroso que alguien pueda llegar tan lejos en una campaña electoral por tener dinero?
-No, lo peligroso es no saber qué piensa. Está convocando a la gente y yo no he visto las propuestas. Hay ciertos temas, como el del empleo, que hay que manejarlos con otra responsabilidad. Cuando uno maneja un tema así livianamente, no les está dando el respeto necesario a aquellas personas que hoy no tienen empleo y están desesperadas por llevar al pan a la mesa. Crear ilusiones livianas puede dañar seriamente la confianza en la política.
Yo vengo del sector privado, nunca quise ser candidato a nada y me fueron llevando en distintos cargos por la gestión administrativa, por el conocimiento público, por mi compromiso con la libertad en épocas de dictadura, etcétera. Sigo siendo productor rural, que es lo que amo, pero siempre tengo que tener presente que lo que uno dice, la gente lo mira de forma especial, y lo que no puede hacer es fallarle. A mí me ha ido bien porque nunca prometí nada, solo trabajo, y he logrado muchas cosas inéditas en el país, sin prometer. Yo me he ganado la confianza de muchos uruguayos que me han acompañado de vuelta en esta instancia política, porque tuve una coherencia entre el discurso previo a la elección y la ejecución en el plano del gobierno.
-¿Qué dos o tres medidas tomaría inmediatamente después de asumir si le tocara gobernar?
-Yo voy a trabajar duramente para que el grupo de los intendentes sea quien encabece la línea partidaria. La primera medida que voy a tomar va a ser ponerme de acuerdo con todo el partido en un programa de gobierno común. En ese ínterin también tengo que acordar en determinados temas claves con otros partidos.
-¿Por ejemplo?
-El principal problema que tiene el país hoy es el empleo, por encima de la seguridad, que también es bien importante, pero la diferencia es que la seguridad es más fácil de ordenar a corto plazo. Después tenemos el tema educativo, que tiene que ver con el empleo y con la capacitación. Y el otro asunto está relacionado con los valores, la familia y la solidaridad social. Son cuatro grandes ejes de propuestas: empleo, seguridad, educación y solidaridad social, que nos permiten decir que nuestro movimiento es nacionalista y profundamente popular y progresista.
Sin eludir tu pregunta, lo primero a encarar en el empleo es una política de Estado para modificar la inserción internacional, porque estamos aislados. El discurso de la Cancillería no dio resultado, porque el FA no le votó la apertura. En 15 años no hubo un solo acuerdo comercial, salvo una cosa chiquita con Chile. Tenemos que abrirnos al mundo y dar un portazo –si hubiera que darlo- al estilo de Mercosur cerrado ideológico que hubo, que fue a lo que se afilió el gobierno del FA, que nos cerró las fronteras y nos dejó fuera de competencia. El segundo tema vinculado al empleo es el costo país, con la energía y los combustibles con un precio fuera de lo común. Cierran las chacras, las empresas, los molinos, y perdemos empleo.
-¿Y qué propone para bajar el costo país?
-Tenemos que revisar oficina por oficina del Estado, no reponer más de un tercio de los que se van jubilando; un proceso gradual para volver a tener un Estado más chico, todo lo contrario a lo que hizo este gobierno, que lo agrandó, que ingresó innumerable cantidad de funcionarios y engordó los contratos. Por otro lado, bajar el costo de la energía y el combustible. Yo fui director de UTE, era el representante de la oposición y ayudé al gobierno en el cambio de la matriz energética. Todo el ahorro que se hizo permitía una baja del precio de la energía del 15%. ¿Qué pasó? Se lo comió el agujero de Ancap. Lo exigió Rentas Generales, Astori se lo manoteó. Tenemos que tener una administración eficiente; un país pobre como el nuestro no se puede dar el lujo de tener derroche y pérdida.
-¿Qué ideas tiene para lograrlo?
-Hay que encarar un ordenamiento de toda la estructura del Estado con gente capacitada, con profesionales y con buenos administradores. Los intendentes somos buenos administradores porque nos manejamos con recursos finitos, y con eso nos tenemos que arreglar, no solo para hacer las cosas que nos marca la ley, sino para hacer todas aquellas cosas que son imprescindibles en nuestros pueblos, que el gobierno nacional no hace. El Estado se endeuda a largo plazo y pasa lo que pasa ahora: gasta más de lo que ingresa y tenemos un déficit fiscal creciente, que va a seguir incrementándose. En el tema del empleo planteamos alguna renuncia fiscal por el lado de la pequeña y micro empresa, que no afecta tanto el ingreso total del Estado y permite recuperar unos 25.000-30.000 [puestos de trabajo].
-¿Qué riesgos visualiza si no gana su partido?
-Yo no veo ninguna idea en el FA para modificar la educación ni para el empleo ni para la seguridad. En todas esas áreas está fallando, entonces, ¿más de lo mismo? ¿Vamos a seguir perdiendo empleo? ¿Vamos a seguir quedando aislados? Es necesario generar un cambio, porque así como estamos, vamos mal. Si seguimos así, seguramente el Estado uruguayo dentro de 10 años va a ser peor. A mí me pregunta la gente: “Con las dificultades que hay, ¿cómo se anima a encarar esto?”. Porque si no, va a ser peor. Tenemos ejemplos cercanos que todo el mundo ve por televisión de cómo se puede ser peor, hacia dónde nos llevan los populismos, que es el rumbo que este país tomó. Por eso queremos cambiar. Hay dos candidatos del FA que no reconocen la dictadura en Venezuela; es muy peligrosa esa línea de gobierno. Los otros no se animan a decir nada para no quemarse con los compañeros, porque los precisan para la elección.
“Lo peor fue el abuso de corporativismo sindical, que afectó la credibilidad del país”
-¿Qué fue lo peor y lo mejor que le dejó la izquierda en estos 15 años al país?
-Para mí lo peor ha sido esa división de los buenos y los malos.
-¿Ve una grieta?
-Una grieta en la sociedad: los que piensan como yo son buenos, los otros no, los descalifico. Esto es producto de la mayoría absoluta, que generó esa soberbia que le impidió al gobierno pensar en soluciones y aceptar opiniones de la minoría, que eran acertadas. Descalificar a las minorías, eso fue lo peor de estos tres gobiernos. También lo fue el abuso de corporativismo sindical, que afectó la credibilidad del país a nivel internacional, y la pérdida de la seguridad, por dejar que se le escapara de las manos el delito. No es que lo haya hecho a propósito, le erró feo en cómo encararlo. Lo peor, además, fue la cantidad de promesas incumplidas, como educación, Aratirí, puerto de aguas profundas, regasificadora, bajar las rapiñas; lo de Pluna, lo del Fondes, el amiguismo. Eso fue en contra de su propio discurso e hizo que la gente le perdiera confianza al político, porque tenía una ilusión tan grande de que el FA iba a hacer las cosas bien, pero se le cayó.
-¿Y lo mejor?
-Lo mejor tal vez haya sido [el plan para] dejar de fumar, el impuesto al tabaco; las computadoras para los chicos, el Plan Ceibal y la inclusión de la tecnología para todos; el plan de mejora de vista; el acuerdo de matriz energética. Hubo una serie de cosas que fueron positivas, no las podemos desconocer, pero la mayor parte de las cosas fueron fracasos y pérdida de confianza.