Murara: “Uruguay no puede crecer ni avanzar en su nivel de desarrollo colocándose de espaldas al mundo”

Gabriel Murara, presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU)


Los desafíos que tiene por delante el país ante el reciente acuerdo son muchos, y el titular de la CIU los enumera. A su vez, remarca que las tareas para mejorar la competitividad deberían iniciarse ya, tanto en el sector público como en el privado, a la vez que destaca que desde el empresariado se han tomado diversas acciones en ese sentido, y pone en la cancha del gobierno algunas decisiones importantes para implementar, tanto en materia laboral, como tributaria y atracción de inversiones.

¿Qué desafíos enfrenta Uruguay, en su estructura interna –productiva, laboral, competitividad, entre otros-, ante el anunciado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE)?

En nuestra opinión, Uruguay enfrenta importantes desafíos a partir de la concreción de este Acuerdo de Asociación Estratégica con la UE, pero no se trata solo de desafíos sino también de oportunidades. Por ejemplo, oportunidad de contar con un esquema de relacionamiento comercial con el bloque económico más importante del planeta; de recuperar el acceso preferencial arancelario que el país perdió para ciertos bienes –pesca, cueros, cítricos, etc.- cuando la UE decidió retirar las concesiones ofrecidas a Uruguay, por su actual nivel de desarrollo, a través del Sistema Generalizado de Preferencias. Además, posibilidad de que, a partir de diversas disciplinas acordadas, el Mercosur mejore su propio proceso de integración, mediante la eliminación de trabas que restringen el comercio interno, mayor transparencia en sus procesos de decisión e incorporación de normas, armonización normativa en materia de requisitos técnicos, sanitarios y fitosanitarios, entre otros. También brinda la oportunidad de mostrar al mundo que es posible que el Mercosur negocie y acuerde con otros países o bloques comerciales y, con ello, la posibilidad de contar con más mercados de exportación.

Por otra parte, y quizás como prioritario, un desafío transversal a cualquier otro que pueda existir es lograr y consolidar mejoras en las condiciones de competitividad de nuestra industria. Sin ello, este acuerdo -o cualquier otro-, de poco servirá. Se necesita competitividad para colocar nuestros productos en la UE, pero también para mantener la presencia de productos nacionales en nuestro propio mercado interno –el que presentará un escenario de fuerte competencia de productos europeos como consecuencia de las reducciones arancelarias pactadas- y en el mercado regional, principal destino de los bienes con mayor valor agregado de nuestra industria. Este último es, precisamente, uno de los desafíos que más nos preocupan: la erosión de preferencias en el Mercosur que se generará una vez que el bloque comience a desmantelar sus aranceles a productos europeos. Las tareas para mejorar la competitividad deberían iniciarse ya, tanto en el sector público como en el privado. Aunque desde el empresariado se han tomado diversas acciones para mejorar en ese sentido, lo que falta por hacer en ese sector debe necesariamente esperar a que el gobierno adopte algunas decisiones muy importantes, tanto en materia laboral, como tributaria, atracción de inversiones, etc.

A la vez, ¿cuáles son los riesgos que vislumbra tanto para las empresas como para la producción local?

Un poco lo comentado en respuesta anterior, es decir, que las magras condiciones de competitividad actuales se vean aún más deterioradas por la mayor presencia de productos europeos en el mercado doméstico y, más preocupante aún, en el mercado regional, destino importantísimo de nuestras exportaciones. Si las condiciones no permiten a la industria enfrentar el nuevo ambiente de competitividad en igualdad de condiciones con los socios comerciales tanto de la región como del mundo, el proceso de deterioro que actualmente enfrenta se acelerará, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo

Un TLC es la puerta de entrada al exterior de los productos uruguayos, pero también lo es para productos extranjeros hacia nuestro país. Las empresas grandes tienen estructuras que les permite salir a vender, pero a las chicas, que no exportan, les pueden aparecer nuevos competidores y sacarlas del mercado. ¿Tienen cuantificación de esta afectación? ¿Qué medidas paliativas se deberían tomar para que ninguna empresa quede por el camino?

No hay una medición exacta en este sentido, y no puede haberla hasta que no se conozcan, en su totalidad, las condiciones que se han negociado. De todas maneras, cerrarse al mundo no puede ser una alternativa. Uruguay no puede crecer ni avanzar en su nivel de desarrollo colocándose de espaldas al mundo.

El desafío pasa por trabajar y lograr, primero, condiciones favorables de competitividad para su industria, en sus pilares fundamentales, como ser educación -para lograr mano de obra calificada-, flexibilización laboral -respetando compromisos y recomendaciones asumidos y recibidas con y desde organismos internacionales-, reducción del costo de la energía, reducción del costo del Estado, reducción de la burocracia administrativa que no agrega valor, etc. Todo esto antes de que las nuevas condiciones para competir, a partir de este nuevo acuerdo con la UE, estén plenamente operativas.

Mención especial merecen los subsidios a la producción de determinados bienes agrícolas y que la UE aplica al día de hoy. Debemos estudiar qué particularidades se habrían negociado al respecto, pero lo cierto es que ello presenta, en principio, una amenaza importante para nuestra agroindustria.

¿El acuerdo puede traer aparejado que en Uruguay se produzca una transformación productiva?

Naturalmente, quizás de manera análoga a lo que ocurrió al momento de iniciar el proceso de integración regional del Mercosur, en Uruguay ocurra, en algunos casos, transformación productiva; en otros, una clara especialización productiva y, en algunos, quizás, su desaparición como industrias. Pero también podrá aparecer una nueva industria, a partir de más y nuevas inversiones, de más y nuevas tecnologías aplicadas, como consecuencia del aprovechamiento de las nuevas condiciones negociadas.

Si bien el acuerdo no incluiría un capítulo específico de inversiones, nuestro país posee diversos acuerdos en la materia, de manera bilateral con diversos países de la UE, y quizás ello pueda generar una ventaja comparativa para Uruguay, atrayendo más inversión europea que los socios del Mercosur.