Ángel Eduardo Díaz Guevara, presidente de la Cámara Mercantil de Productos del País
El presidente de la Cámara Mercantil de Productos del País señaló que, luego del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), Uruguay deberá que adaptarse a otros estándares. El costo de los servicios públicos, la energía y el combustible, y las relaciones laborales, serán cuestiones determinantes a las que ponerse a tiro para enfrentar el nuevo desafío.
¿Qué desafíos enfrenta Uruguay, en su estructura interna –productiva, laboral, competitividad, entre otros-, ante el anunciado acuerdo entre el Mercosur y la UE?
Es mucho más que un desafío; se trata de una imposición de la realidad mundial que deberemos atender y asumir con medidas concretas a nivel interno, si es que no queremos someter al país a un estancamiento y aislamiento, del cual será muy difícil poder salir.
Para ello, va a resultar determinante a la hora de competir e intentar ganar espacios para nuestros productos en el mundo, atender algunos temas. En primer lugar, el costo de los servicios públicos, la energía y el combustible, entre otros, los cuales, sin lugar a dudas, deberán ser competitivos, no solo con los de la Unión Europea (UE), sino también con los de nuestros socios del Mercosur.
También debemos avanzar en el costo laboral y las relaciones laborales, que serán cuestiones determinantes. Es muy difícil mejorar la eficiencia y la productividad estando siempre en estado de confrontación o de amenaza sindical. Hay que trabajar en mejorar el relacionamiento laboral, tomando como base y dando por sobreentendido que se va a adecuar y respetar las normas y decisiones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo del cual formamos parte.
A la vez, ¿cuáles son los riesgos que vislumbra tanto para las empresas como para la producción local?
Entiendo que vendrá una mayor demanda en todo lo que hace a estandarización, identificación, packaging, marketing. Y esto obligará a un esfuerzo a pequeñas y medianas empresas; no solo a aquellas que pretendan entrar al mercado de la UE, sino a los mercados del Mercosur, para lo cual creo será necesario contar con políticas que puedan soportar esta adecuación.
¿El acuerdo puede traer aparejado que en Uruguay se produzca una transformación productiva?
Creo que sí. Vamos a tener que adaptarnos a otros estándares, por lo cual, seguramente, esto demande en algunos productos mayores inversiones en tecnología para competir y algunas cadenas se tendrán que adecuar y reestructurar de una forma diferente a la actual.
¿Qué otras puertas abre el acuerdo, más allá del comercio entre los bloques?
Por lo que hemos visto en países que han pasado por esta experiencia, como es el caso de Chile, efectivamente, uno de los mayores beneficios es el nivel de inversión en la medida que se consolida el acuerdo. Esto es algo muy importante para las cadenas productivas del agro, área donde somos productores de productos de óptima calidad e inocuidad en ambientes sustentables, por lo que deberíamos tener expectativas en ese sentido.
Por otra parte, corresponde reiterar que sólo podremos pretender que vengan inversiones a Uruguay si creamos internamente condiciones propicias para ello, atendiendo a los puntos señalados en nuestra primera respuesta.
¿Considera que el acuerdo puede ser la llave para algún tipo de alianza similar con países del continente asiático?
Claramente es así. El mundo está poniendo su atención hoy en este acuerdo que Europa suscribe con esta zona de América del Sur, y seguramente, muchos otros países querrán también ver por qué somos importantes para la UE y la posibilidad de buscar acuerdos similares. Avanzar en este acuerdo nos va a facilitar el poder ir por otros mercados, como es el caso de China y Corea, donde claramente, por nuestro perfil agroexportador, tendremos una mejor complementación.
Hasta hoy, nos encontrábamos rezagados en materia de acuerdos comerciales internacionales, y avanzar en éste creo que generará la determinación de avanzar en otros. Para un mercado chico como el nuestro, que produce alimentos para 28 millones de personas, es determinante poder acceder a mercados de forma competitiva y donde los aranceles no sean una barrera de acceso.