Por Anahí Acevedo | @AnahiAcepov
Sus paredes están revestidas de historia y en sus anaqueles descansan pacientes los testigos de una Latinoamérica pasada. Debajo, subyacen antiguos túneles que otrora conectaron la ciudad colonial con la muralla que servía de defensa, y por esos mismos pisos caminaron caballos primero, y ansiosos asistentes de un cabaret, después. Más tarde lo hicieron tres premios Nobel y hoy lo hacen curiosos y turistas en busca de la comprobación de aquel misticismo que llegó a sus oídos. Concurren tras los pasos de Eduardo Galeano o Pablo Neruda. Coleccionistas quedan pocos. Las reliquias continúan sobre los estantes, yendo y viniendo, rodando por el mundo, renovándose.
Ubicada en el edificio histórico “Casa del Vicario”, en Ciudad Vieja, la Librería Linardi y Risso ocupa un solar que antiguamente fue posesión de importantes personalidades uruguayas, como el primer Vicario de Montevideo, Nicolás Barrales, quien vivió allí en 1738, y el cura artiguista, Fray José Benito Lamas.
Pero su surgimiento data del año 1944 y se dio tras una asociación entre Rafael Quartino y Adolfo Linardi, ambos aficionados a los libros, bajo el nombre de Salamanca. Se encontraba, por entonces, a dos cuadras del actual local ubicado en Juan Carlos Gómez 1435 y contaba con un salón de exposiciones donde presentaron sus obras Joaquín Torres García y Amalia Nieto, entre otros artistas de relevancia.
Un par de años más adelante, Juan Ignacio Risso se incorporó a la asociación luego del alejamiento de Quartino, dando, de esta forma, lugar al actual nombre de la librería. Si bien en un comienzo comercializaban antigüedades y todo tipo de libros, el negocio ha ido perfilándose hacia la temática latinoamericana, principalmente historia, literatura, arte, antropología y diarios de viajeros.
Las estanterías están nutridas de una gran colección de obras del Siglo XX hacia atrás, de todos los países de América Latina, aunque también se especializan en material para coleccionistas. Hoy cuentan con cerca de 50 mil obras y el negocio es llevado adelante por Andrés Linardi y Álvaro Risso, hijos de los primeros fundadores, quienes se incorporaron a la empresa en las últimas décadas del siglo pasado.
Uno de las obras más singulares que poseen es la primera edición de la primera biografía sobre José Artigas, escrita por Isidoro de María, y publicada en Gualeguaychú en el año 1867. El más antiguo data de 1758, y responde a una geografía histórica de América realizada por un viajero. Los tomos se adquieren a través de compras de bibliotecas particulares, en viajes realizados al exterior o, incluso, en la feria de Tristán Narvaja.
“Antes había muchas personas a las que le gustaba tener piezas únicas muy raras, obviamente con un poder adquisitivo importante. Mi padre me contaba que cuando conseguía un libro muy valioso tenía que meditar primero a cuál de todos los coleccionistas ofrecérselos”, contó en entrevista con Empresas & Negocios Linardi.
Conservar libros que cuentan con más de trescientos años de antigüedad parecería una tarea ardua, pero Linardi aseguró que no lo es tanto. Gracias a la composición de la hoja, que en el siglo XVIII se realizaba con fibras naturales, las páginas se mantienen blancas. Una vez que se incorporaron productos químicos para fabricar las hojas, estas tienden a quedarse amarillas y a resquebrajarse. “Algunos de los libros del periodo comprendido entre los siglos XIX y XXI corren el riesgo de desaparecer”, apuntó. De todas formas remarcó que trabajan con restauradores y encuadernadores para mantenerlos en el mejor estado posible.
En cuanto a los costos, hay para todos los gustos. El libro más barato cuesta 250 pesos y el más caro US$ 8.000 –se trata de un libro que cuenta con grabados de América Latina del siglo XIX-. Normalmente, los más costosos son las primeras ediciones de autores nacionales como forma de valorar la producción uruguaya.
“Puede que el mercado de libros antiguos disminuya, pero tenemos un buen stock, así que tendremos clientela por muchos años más. Además, contamos con la ventaja de internet para ofrecer a todo el mundo”, comentó Linardi al ser consultado sobre el futuro. Es que, apoyados en las plataformas online, realizan ventas al exterior. Entre sus clientes se encuentran personas y universidades de Estados Unidos y Europa, aunque señaló con un dejo de pena el hecho de que libros importantes para Uruguay salgan del país. “Hace unos años compré la primera edición de El Pozo, de Juan Carlos Onetti, dedicada a un político de relevancia nacional. Se trataba de una pieza única porque rara vez él dedicaba algún libro. Terminó en Estados Unidos. Me produjo gran pena”, confesó Linardi.
Pero los libros son también migrantes y de esta forma recorren el mundo entero. Quizá, en un futuro, pueda retornar a Uruguay y cerrar una suerte de círculo. O tal vez, incluso, volver a la librería, colocarse silencioso en el anaquel y colaborar al misticismo. Ya Neruda lo había escrito en marzo de 1960 en su libro de visitas. Linardi y Risso es «una librería que busca y preserva, y esconde la sorpresa que debemos hallar”.