Daniel Menéndez, gerente de la Asociación de Supermercados del Uruguay, y Remo Monzeglio, presidente de la Cámara de la Industria Hotelera Turística, en diálogo con CRÓNICAS, dejaron vislumbrar que la próxima temporada será más difícil que la del 2019. Asimismo, remarcaron que el Estado debe bajar los costos para que, a su vez, los empresarios puedan volcar una rebaja al público.
La fuerte devaluación del peso argentino, como así también una inflación fuera de control, los aumentos del desempleo y del déficit fiscal por la que está pasando el vecino país desde mitad del año pasado, llevaron a que la temporada turística fuera para Uruguay una de las peores de los últimos años.
Durante enero y febrero de 2019, Uruguay recibió 749.629 visitas de turistas, de acuerdo con datos del Ministerio de Turismo (Mintur). Esto significó una caída del 30,7% en el flujo de visitantes, en comparación con el mismo período de 2018, cuando arribaron 1.147.372 personas.
Los altos costos de Uruguay fue uno de los motivos expuestos por los argentinos que decidieron no veranear en nuestro país la pasada temporada. Por ello, el Mintur, más allá de iniciativas puntuales, pidió a los empresarios que bajaran los precios.
La misma solicitud se ha repetido en los últimos días, cuando el subsecretario de Turismo, Benjamín Liberoff, pidió que los empresarios que visiten la Feria Internacional de Turismo de América Latina -que se desarrollará en octubre en Buenos Aires-, vayan con un mensaje alentador, respecto a que “Uruguay no tiene suba de precios”.
A su vez, la cartera inició una ronda de reuniones con los sectores privados para evaluar medidas adicionales y, de esa forma, atraer a los visitantes del vecino país, nuestros principales clientes en materia turística.
En uno de esos encuentros los supermercados plantearon que la devolución del IVA que rige para el sector gastronómico se extienda a las rotiserías de sus respectivos negocios.
El gerente de la Asociación de Supermercados del Uruguay, Daniel Menéndez, adelantó que la caída en la próxima temporada será un 15% por debajo de la pasada, que ya había mostrado un desplome de un 30% por debajo de la de 2018.
Asimismo, expresó que la propuesta lanzada por su sector ayudaría a llevar adelante el verano, porque hay muchas familias de clase media que no pueden ir siempre a almorzar o cenar en un restaurante, por lo que toma como una opción viable y económica las rotiserías o plazas de comida de los supermercados.
“Si se nos diera esta chance, podría ser un elemento más para tratar de convencer al turista para que venga a Uruguay”, señaló. A su vez, agregó “que esta medida no alcanza”, y que el Estado también debería bajar los costos, por ejemplo, de los combustibles y los peajes.
Acerca del pedido del Ministerio de bajar los precios, Menéndez indicó que los dueños de los supermercados no son los responsables de que los mismos se incrementen. “Si a nosotros no nos tocan la lista de precios, yo no tengo motivo para subirlos”, mencionó.
“No creo que seamos los únicos culpables de que los precios sean altos, sino que en todo caso compartimos la culpabilidad con el Estado”, reflexionó el ejecutivo.
Hoteleros en problemas
En diálogo con CRÓNICAS, el presidente de la Cámara de la Industria Hotelera Turística, Remo Monzeglio, expresó que la exoneración del IVA en hoteles es una buena medida; sin embargo, remarcó que “las políticas de turismo tienen que ser permanentes” porque, de esa forma, “ayuda a la gente a pensar dónde va a pasar las vacaciones”.
Consultado sobre el pedido del Ministerio de bajar los costos, el empresario señaló que se debería “predicar con el ejemplo”, y que “el primero que no debe subir las tarifas es el gobierno”.
Las cuentas no cierran
La pasada temporada de verano fue muy mala para los empresarios hoteleros. De hecho, según explicó Monzeglio, en el último año, solo en Montevideo han cerrado más de 10 hoteles.
Según el empresario, de cada 100 dólares que ingresan a un hotel, más del 45% se debe invertir en gastos -a veces, incluso, ese porcentaje supera el 50%-, por lo que la ganancia termina siendo mínima.
Monzeglio hizo énfasis en que no debe olvidarse que la temporada alta en Uruguay dura tres meses, y en ese tiempo las empresas tratan de obtener ganancias para solventarse el resto del año. Eso hace que la rentabilidad sea “poca, nula o negativa”, indicó.