Gerardo García Pintos, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales
La Confederación de Cámaras Empresariales está formada por 26 organizaciones empresariales que, a su vez, nuclean a más de 270 gremiales y sus empresas socias, sumadas, conforman un bloque de más de 60.000 empresas. El presidente de la organización, Gerardo García Pintos, conversó con CRÓNICAS sobre la coyuntura y las propuestas de la Confederación para avanzar como país afianzando a la actividad privada como motor de la economía. “La empresa privada es la responsable de la generación de puestos de trabajo y de la generación de riqueza, si hay trabajo y hay riqueza, el país progresa”, subrayó.
El menú En la confortable cava de Panini’s García Pintos degustó pesca del día. A la hora del postre, optó por crumble de frutas. Para la sobremesa eligió un café.
Por María Noel Durán | @MNoelDuran
-¿Cómo analiza la actualidad del empresariado uruguayo al día de hoy?
-En Uruguay hay un poco más de 200.000 empresas, de esas, en el orden de 100.000 son unipersonales y, entre las que no lo son, la gran mayoría son medianas, pequeñas y micro empresas, mientras que las grandes empresas son unas 800.
En términos generales, desde 2014 hacia aquí, se terminó la época de las vacas gordas. En casi todos los sectores ha habido una disminución de la actividad y, sobre todo, de la competitividad. A la vez que ha habido una erosión de la rentabilidad de las empresas por distintos motivos, porque Uruguay está caro para funcionar y para vivir, tiene combustibles y tarifas caras, cargas impositivas altas, atraso cambiario significativo, salarios que han crecido más que la inflación. Esa erosión se acumula en el tiempo y se provoca un endeudamiento, luego un sobrendeudamiento y, con ello, la caída y el cierre de empresas. A raíz de esto, los números de concordatos han aumentado pero también lo han sufrido las empresas más chicas de las que no hay registros.
Nosotros vemos en casi todos los sectores: agro, industria, construcción, comercio y servicios que hay dificultades y pérdida de puestos de trabajo que van de la mano de una inversión privada menor.
Los técnicos de la Confederación de Cámaras Empresariales han medido que el PIB empresarial* puro, que es el 54% del PIB total, viene en declive desde el 2014 (* El PIB empresarial se refiere a lo producido por la actividad netamente privada excluyendo al Estado, y sectores con importante presencia de público como la salud, educación y telecomunicaciones).
Todo el sector privado nuclea el 82% de la mano de obra, el PIB privado es el 65% del total nacional y es responsable del 78% de las inversiones. En ese panorama global, se percibe que el Interior está más complicado que la costa. Además, hay sectores más golpeados como el arrocero, el lechero o la zona de fronteras en las cuales venimos con un atraso cambiario y complicaciones, con Argentina y Brasil la situación se pone aún más compleja.
El empresariado está con dificultades serias, y muchos, con dificultades de viabilidad y con su futuro comprometido.
-¿Cómo puede verse afectado el sector privado por la crisis en Argentina? ¿Y por el atraso cambiario al que hizo alusión?
-Antes nos negaban hasta el término atraso cambiario y de hace un tiempo a esta parte hasta el propio Banco Central empieza a reconocer que hay un cierto rezago. Según estimaciones privadas- el atraso cambiario- está medido entre un 20% y un 25%. Eso viene pegando fuerte en la exportación y en el turismo porque Uruguay ve afectada su competitividad por el tipo de cambio.
En el comercio de frontera hay uruguayos que van a comprar afuera, se favorece el contrabando y los comercios locales se tientan a pasar al informalismo.
Un caso real: Dirigentes comerciales del Interior fueron a ver a una autoridad importante del equipo económico llevando consigo un surtido de 13 kg comprado en Brasil, cuando llegaron consultaron cuánto les parecía que costaba eso, cuando dieron vuelta la boleta develaron que el surtido salía $440, la estimación de las autoridades había sido de más del doble de lo que valía.
-En materia de competitividad. ¿Cómo ve a Uruguay en relación con otros países del mundo?
-Uruguay por tipo de cambio, por tarifas, por el precio de los combustibles, se vuelve más caro, esos factores hacen más caros nuestros productos y los exportadores tienen dificultades para competir en el mundo.
Pero esto también lo sufren los productores que están en el mercado interno cuando tienen que competir con productos que vienen del exterior y que son producidos con costos más bajos. Uruguay está con una serie de problemas estructurales grandes y por eso nosotros planteamos una serie de reformas que hay que hacer porque la competitividad está muy afectada y el futuro es complejo.
-¿De qué se tratan esas reformas que propone la Confederación de Cámaras Empresariales?
-Año electoral. Nosotros somos demócratas, republicanos, creemos que los momentos electorales son para prestar atención y debatir acerca de las cosas que el país necesita, y el comienzo de un nuevo gobierno es clave para iniciar cambios.
A fines de 2018, la Confederación decidió hacer una propuesta recibiendo insumos de las 26 cámaras que la integran y así hicimos un trabajo en profundidad que consta de una serie de propuestas de corto plazo para este gobierno, y de mediano y largo plazo para el próximo.
En mayo de este año planteamos, a corto plazo, tratar de bajar el gasto público, abatir el déficit fiscal, lo mismo planteamos en cuanto a las dificultades por el atraso cambiario, presentamos las dificultades de los comerciantes del Interior en relación con el contrabando, la informalidad y la competencia desleal. Planteamos también crear un ámbito para modificar la seguridad social que se lleva dos puntos del PIB y alimenta el aumento del déficit fiscal.
A mediano plazo, sostenemos que hay que hacer un cambio de chip en la cultura del gasto público, parece que hay una sensación de que el Estado es todopoderoso y un barril sin fondo y no es así, por eso estamos con un déficit fiscal cercano al 5%. Nos parece necesario entonces introducir el concepto de control y responsabilidad en el gasto con una regla fiscal. El BID ubica el malgasto de Uruguay en el orden de 1.200 millones de dólares, ahí hay mucha gordura para cortar y nos parece que hay mucho gasto que podría ser prescindible.
Otra cosa importante es la cantidad de funcionarios públicos. En Uruguay hay 313.000 vínculos laborales con el Estado. Los empleos públicos han aumentado en el orden de los 70.000 en los últimos 15 años. Es imposible que la sociedad soporte una relación de ese tipo. Cuando terminó el gobierno de Batlle eran unos 240.000 y, ya en aquel momento, los empresarios pensábamos que estaba excedido. Es posible que Uruguay, si fuera más eficiente, podría manejar el Estado con bastante menos de 240.000 funcionarios.
En ese paquete importantísimo de números de funcionarios públicos, nos preocupa muchísimo el tema de los cargos de confianza: el aumento, las remuneraciones y los beneficios de esos cargos de confianza. Es una masa de dinero enorme y de dudosa justificación de la función de esos cargos. Ahí nos parece que hay una gran nube gris y desconocida, por eso creemos que está bueno que los candidatos estén hablando de auditorías, de ver qué es lo que hay. Seguramente se van a encontrar con mucha cantidad de costos y gastos de los que se podrá prescindir.
Otro gran capítulo es la necesaria reforma de la seguridad social, la pusimos en el capítulo de corto plazo para este gobierno y no han hecho avances pero hay que hacer cambios significativos; lo ponemos como muy prioritario.
A su vez, la inserción internacional y el comercio exterior, Uruguay lo está pagando en el orden de los 270 millones de dólares en aranceles y nuestros competidores directos tienen acuerdos comerciales y nosotros no; eso nos saca una ventaja enorme al momento de acceder a los mercados.
En cuanto a las empresas públicas es importante que se pueda inhabilitar por un período de tiempo razonable la ocupación de cargos políticos luego de haber ejercido cargos de dirección en empresas públicas, como ya sucede para las autoridades del BPS, para que no se utilice la administración de las empresas para intereses político partidarios particulares.
En lo que refiere a las relaciones laborales es clave salvaguardar el derecho a la libertad de trabajo de los no huelguistas y del empresario, y reordenar el ejercicio del Derecho de Huelga, la ocupación no es extensión del derecho de huelga. Hay que instrumentar las recomendaciones de OIT. Y también actualizar la normativa laboral para que acompañe la práctica y los cambios en la dinámica del trabajo y la vida familiar, adecuándose a la nueva realidad, debiendo atender por ejemplo el teletrabajo, el trabajo por proyectos y los nuevos modos de trabajo.
Otra reforma estructural es la reforma de la educación. Planteamos esa reforma sobre los lineamientos del libro blanco de EDUY21, ahí están las bases del cambio que Uruguay necesita.
-¿Le preocupa la imagen de los empresarios?
-La imagen se construye haciendo cosas. Nosotros en la Confederación de Cámaras Empresariales no estamos abocados a levantar nuestra imagen “ per se “ como objetivo principal . Pero sí a plantear públicamente y con valentía, los puntos de vista que, para nosotros, son los mejores para la sociedad.
La empresa privada es la responsable de la generación de puestos de trabajo y de la generación de riqueza, si hay trabajo y hay riqueza el país progresa.
“El Estado tiene que cumplir sus funciones, interferir poco y dejar que se desenvuelvan las empresas privadas”.
No hay que tener miedo de decir claramente que es la empresa privada, pequeña, mediana y grande, la que genera la actividad; la que genera la gran actividad es la empresa privada y no el Estado. El Estado tiene que cumplir sus funciones, interferir poco y dejar que se desenvuelvan las empresas privadas, así funcionan los países desarrollados.
-¿Cuesta entender ese mensaje en Uruguay?
-Cuesta entenderlo porque hay décadas de un discurso confuso en el cual se intenta hacer creer que es el Estado el que genera la actividad. El Estado genera el marco de las reglas de juego para que los privados, en libertad, generen la actividad.
Cuando el Estado quiso sustituir eso el resultado fue desastroso, no hay ningún ejemplo en el mundo en el cual el Estado sea motor de la economía, nosotros reivindicamos la empresa privada y que las reglas de juego sean, al menos, las internacionales.
-¿Cuál es el modelo de sociedad que imagina?
-Nos imaginamos un modelo de sociedad en el cual la empresa privada y la libertad de los ciudadanos es la línea principal por la cual el país genera riqueza y actividad. Para Uruguay es muy importante la exportación en las que pesa, sobremanera, el agronegocio y el turismo que van de la mano con el tipo de cambio; si Uruguay queda caro es caro para exportar bienes y servicios y para que vengan a hacer turismo en el país.
Si esto permite generar una actividad genuina y que se ponga buena la economía, va a funcionar todo el mercado interno, ojalá podamos pagar mejores sueldos, tenemos que apuntar hacia un país de calidad, que nunca va a posicionarse por volumen pero sí por hacer cosas de calidad.
“En el siglo XXI hay que ser competitivo y los países competitivos no son con un Estado grande”.
Uruguay está llamado a tener un posicionamiento del tipo de Nueva Zelanda que es líder en exportación, en agronegocios, en turismo y todo haciéndolo con gran calidad y para eso hay que tener gente educada, capacitada, con buenas remuneraciones y bien motivada, ese es el país que yo imagino. Los empresarios estamos diciendo con firmeza, con respeto, pero con una base argumental que Uruguay debe ir en una línea de un sector privado fuerte y un Estado acotado al cumplimiento de las tareas esenciales. El que no dice que es estatista, es neoliberal y no se trata de un extremo ni del otro, se trata de modernidad. En el siglo XXI hay que ser competitivo y los países competitivos no tienen un Estado grande.
En falsa escuadra
Hace una década los empresarios plantean ante la Organización Internacional del Trabajo la necesidad de modificar la Ley de Negociación Colectiva para alinearla con las normas internacionales, ante el fallo a favor de los empresarios que se diera a conocer tras la 108 Conferencia Anual de la OIT, el gobierno está obligado a llevar a cabo estos cambios antes del 1 de noviembre. En conversación con CRÓNICAS, García Pintos deslizó que el gobierno “no va a llegar” a cumplir con dicho plazo. “El dato que tenemos por los integrantes de la Cámara de Industria y de Comercio nos dicen que las reuniones no han sido provechosas y seguimos avanzando en el tiempo, nos hace sospechar que es difícil que aparezca esa implementación”, subrayó.
“No sé si le está pesando el período electoral pero Uruguay está quedando en falsa escuadra. Uruguay tiene un prestigio internacional de cumplir los acuerdo de los cuales forma parte, como país chico ese es el mejor negocio que ha hecho Uruguay, es su mejor defensa, en este tema está faltando a su vieja tradición de cumplir con los tratados internacionales de los cuales forma parte”, concluyó.
Balance
“En los tres años de la Confederación Empresarial del Uruguay hacemos un balance muy bueno, hemos ganado en la idea de priorizar lo que nos une y no algunas cosas que nos separan”, dijo García Pintos y resaltó que el trabajo se da en un ámbito de suma cordialidad, profesionalismo y confianza.