Los efectos de las grandes inversiones sobre el empleo dependerán crucialmente de su inserción en la estructura productiva, del tipo de mano de obra que demande, del tipo de impacto que genere sobre el nivel de actividad y de qué tipo de derrames sean los que predominantemente genere.
En general las grandes inversiones tienen un impacto importante sobre el empleo en la etapa de construcción o instalación, cuando es habitual que las actividades más relevantes sean de construcción de infraestructura, que son intensivas en mano de obra. Sin embargo, en la etapa de operación y mantenimiento el nivel de empleo directo generado dependerá crucialmente del sector de actividad de la empresa y del modelo de negocios y las tecnologías utilizados, mientras el nivel de empleo indirecto generado dependerá mayormente de los derrames producidos. En este sentido, los efectos de las grandes inversiones sobre el empleo están directamente relacionados con los niveles de actividad producidos, en la propia empresa y en otras. Cuando las grandes inversiones tienen por objetivo iniciar una nueva actividad productiva o ampliar una ya existente, crearán un conjunto de empleos directos. Sin embargo, para evaluar el efecto global habrá que considerar también los derrames horizontales. Si los efectos de una competencia incrementada llevan reducir los niveles de actividad de otras empresas, el efecto neto sobre el empleo podrá ser indeterminado o incluso claramente negativo. Por otro lado, también serán relevantes los derrames verticales. Los resultados no serán los mismos si los proveedores locales incrementan su actividad o si, por el contrario, se ven desplazados. Sin embargo, aun en el caso de que los efectos directos e indirectos de las grandes inversiones sobre los niveles de actividad e inversiones sean positivos, no necesariamente esto implicará un aumento en el nivel de empleo. Si las grandes inversiones tuvieran como efecto incrementar el uso de tecnologías ahorradoras de mano de obra, el efecto sobre el empleo podría ser negativo. Por otro lado, el efecto global podría provocar el aumento de la demanda de trabajo solo en un subgrupo de trabajadores. Por ejemplo, el efecto global podría ser de aumento de la demanda de trabajo calificado y de reducción de la demanda de mano de obra no calificada, lo que llevaría a un menor crecimiento del empleo y menores salarios relativos de este último grupo de trabajadores. Dado que los estudios para Uruguay han mostrado que los efectos directos de la inversión extranjera directa sobre los niveles de actividad no han sido significativos, que más bien es el crecimiento del PBI el que ha atraído a la inversión extranjera directa (Bittencourt, Domingo y Reig, 2006b) y que además el efecto indirecto de la inversión extranjera directa sobre la productividad ha sido levemente negativo (Bittencourt y Domingo, 2006), el impacto sobre el nivel de empleo no resulta obvio. Un elemento adicional a tener en cuenta respecto a los efectos de las grandes inversiones en la creación de puestos de trabajo son los desequilibrios en los mercados de trabajo locales que puede causar la presencia de grandes inversiones en localidades pequeñas. En estos casos suele observarse cierto desplazamiento geográfico de trabajadores durante las etapas de instalación. Sin embargo, una vez finalizadas las obras, puede producirse un excedente de mano de obra en el ámbito local que no necesariamente se ajustará de manera espontánea en el corto plazo. En estos casos, si no hay políticas específicas para atender este problema, puede observarse un aumento del desempleo local y el deterioro de las condiciones económicas de estos trabajadores y las condiciones sociales en la región