Por Carlos Varela Ubal (*) | @CarlosVarelaMVD
El pasado domingo 27 de octubre se llevaron a cabo nuevas elecciones nacionales en nuestro país. Más allá de los resultados, que deberemos seguir analizando con profundidad en los próximos días, lo primero que debemos hacer es destacar y saludar el derecho y la posibilidad de elegir libremente a quienes nos van a representar.
Las generaciones que nacimos en los tiempos más oscuros de este país, que vivimos en tiempo de dictadura cívico-militar, de censura, de violación de derechos, de proscripción, de falta de garantías, llegamos a estas instancias siempre con un compromiso y una adrenalina especial.
El voto, el derecho a votar, algo que parece tan simple y cotidiano, no siempre pudo ser ejercido, y defender la democracia debe ser el objetivo primordial de todas y todos quienes hacemos política, y de la ciudadanía en su conjunto. Sobre todo en tiempos donde vuelven a aparecer visiones que pensamos que ya no existían en el Uruguay. Debemos tener memoria.
Cambio de rumbo, ahora por la negativa
Sin dudas, los resultados del domingo marcan algunos datos importantes que deben llamarnos a la reflexión. Por primera vez en la historia del país habrá siete partidos políticos con representación parlamentaria, partidos que transversalizan todo el espectro ideológico. Esto lleva a una explícita necesidad de generar acuerdos, de dialogar, de negociar, de generar políticas de Estado.
Las oposiciones -así en plural, porque no hay una única oposición-, salieron a celebrar un triunfo inexistente. El domingo a la noche sobrevoló la idea de ir hacia un “gobierno multicolor” para derrotar al Frente Amplio (FA), en un claro cambio de actitud. Ya no se habla de “la positiva”, ahora sería más bien, algo así como “por la negativa”, un “todos contra el FA”, sin propuestas, sin ideas claras, sin decirle a la gente lo que van a hacer.
Nos preguntamos como harán para conjugar un proyecto alternativo aquellos quienes hasta hace un mes decían que no se sentarían en una misma mesa. Como hará Lacalle Pou a la interna de su partido para acordar con Larrañaga o con Sartori, después de las denuncias internas, de las chicanas, luego de lo sucedido en Colonia con el intendente Moreira.
Como hará Talvi para sentarse con Manini Ríos luego de decir que los “separaba un océano”, o Mieres. Como harán los wilsonistas para sentarse a negociar con un militar y con legisladores de un Cabildo Abierto que han puesto en duda la democracia.
Como harán los batllistas de ley, esos que aún quedan en el Partido Colorado, para votar las políticas neoliberales, de ajuste y recorte que propone Lacalle Pou, o negociar con Novick quien habla de achicar el Estado y visualiza el gobierno como una gestión empresarial.
Queda claro que lo único que los une es la negativa, que lo que ofrecen es una gran incertidumbre.
Las y los frenteamplistas somos hijos de los acuerdos, somos fruto del diálogo y nos une el optimismo. Nos consideramos biológicamente optimistas, tenemos un rumbo común, nos gusta definirnos como personas que estamos “a favor de” un proyecto político –y así lo refleja nuestro programa común– y no “en contra de”, como aparece esta alternativa “multicolor”.
El FA se forja, crece y se consolida como una visión progresista de la sociedad, formada por diversos sectores y visiones; marxistas, cristianos, batllistas, wilsonistas, progresistas, hombres y mujeres del campo y la ciudad. A ellos debemos apelar en este momento. Debemos tener memoria.
No perder lo bueno
Con la autocrítica y el reconocimiento al llamado de atención que la ciudadanía uruguaya nos hace, el FA tiene varias cosas para celebrar. Lo primero, por quinta elección consecutiva -algo no menor-, es la fuerza política más votada del país. Un hecho que no debe pasar desapercibido.
El domingo, más de 939.000 compatriotas respaldaron la gestión de gobierno de estos 15 años, con el desgaste que gobernar tiene. Casi el 40% de la población uruguaya respaldó nuestro proyecto político, 10% más que el segundo partido más votado.
Daniel Martínez fue el candidato más votado, somos el partido político mayoritario en el Senado -con 13 legisladores-, y en la Cámara de Representantes -con 42-. A su vez, tuvimos el triunfo en nueve de los 19 departamentos, y una clara diferencia en Montevideo y Canelones, donde superamos el 49% y 43% respectivamente.
Obviamente no quedamos conformes, debemos revisar esos números con autocrítica, asumir los errores cometidos, que los hubo, y leer las señales que la ciudadanía nos dio. Pero hay que hacerlo sin buscar culpables, sin deprimirse, sin perder el entusiasmo y con la mirada puesta siempre en la mañana siguiente, como nos enseñó el general Líber Seregni.
El domingo también celebramos la derrota de la “reforma del miedo” que las oposiciones quisieron plantear. Estamos convencidos de que la violencia y la inseguridad no se resuelven con más violencia, con militarización ni atropellos. El domingo, sobre todo las y los jóvenes, nos volvieron a demostrar que existe reserva moral y ética para defendernos de estos impulsos reaccionarios.
Pero no debemos ser ingenuos ni creernos los dueños de la verdad; tenemos claro que la ciudadanía está pidiendo un cambio en lo que a la seguridad pública y la convivencia se refiere, y tenemos que aceptar que no hemos logrado mejorar todo lo que hubiésemos querido en la materia.
Pero allí el FA ya ha comunicado doce propuestas que tiene como pilar el programa “Más Barrio”, que suscribimos totalmente, y que tenemos claro que tanto Daniel, como Gustavo Leal –quien será el futuro Ministro del Interior– podrán llevar adelante.
Desde el comienzo del nuevo gobierno, para aplicar desde los primeros 100 días, debemos construir las políticas de forma transversal, atendiendo al ser humano como sujeto de derechos de forma integral; avanzar en los temas de empleo, educación, vivienda, salud y cuidado del ambiente como prioridades. Nada de lo que hemos alcanzado al día de hoy está asegurado. Debemos tener memoria.
Los pueblos desmoralizados no vencen, militemos con alegría
Tras los resultados del domingo, las oposiciones tomaron como herramienta desmoralizar, entristecer a las grandes mayorías. Ellos saben bien que los pueblos deprimidos no vencen. Y es ahí, hoy más que nunca, que el FA debe tomar la bandera de la esperanza, recorrer el país alegremente, con entusiasmo, con optimismo, mostrando todo lo que se hizo y proponiendo soluciones para los nuevos desafíos, porque “nada grande se puede hacer con la tristeza”.
Por eso ya arrancamos la campaña rumbo a noviembre. Lo haremos caminando, recorriendo, escuchando con Daniel a las vecinas y vecinos, organizando, buscando convencer y trabajando, como siempre, como sabemos hacer, para que más uruguayos y uruguayas se sumen a nuestra propuesta.
El domingo 24 de noviembre se plebiscitan dos modelos de país. Llamamos a nuestro pueblo a votar en defensa propia, con Daniel Martínez presidente, para no perder lo bueno, sabiendo que podemos hacerlo mejor.
(*) Alcalde del Municipio B – Asamblea Uruguay – Frente Amplio