De acuerdo con el economista, “mantener las cosas igual” no es una solución aplicable para enfrentar los niveles de deuda pública del país. Por tanto, instó al próximo gobierno para que aproveche la oportunidad de las bajas tasas de interés internacional y, de esa forma, atacar el déficit fiscal y repuntar el crecimiento de la economía.
En un desayuno organizado para clientes de HSBC, el economista Ignacio Munyo expuso sobre el nuevo escenario económico de Uruguay y la región de cara al 2020.
El director del Centro de Economía del IEEM de la Universidad de Montevideo (UM) tomó como eje principal de su discurso la deuda pública del país. Al finalizar el año, la misma se encontrará en torno al 70% del PIB de Uruguay.
Sin embargo, si se mantienen los niveles actuales de déficit fiscal y una economía que prácticamente no crece “si no se hace nada”, la cifra aumentará a 95% del país al final del próximo período, explicó el experto.
En este sentido, insistió en que “la solución de mantener las cosas igual no es aplicable”.
La tríada
El analista señaló que hay tres variables determinantes de la dinámica de la deuda.
La primera, que en gran parte está fuera de manejo del país, refiere a las tasas de interés. En el escenario planteado, Munyo supuso una tasa acorde a las condiciones financieras internacionales actuales.
Según indicó, la tasa de interés internacional hace un año atrás estaba arriba del 3%, y se esperaba que siguiera creciendo a lo largo de este año. “Si todo se hubiera mantenido igual, las tasas de hoy estarían en torno al 4% y creciendo, porque se esperaban cuatro o cinco subas”, comentó.
La realidad es que se bajaron dos veces las tasas; hoy están en torno a 1,9%. “Al compararlo con el valor que deberían tener según las expectativas del año pasado, estamos hablando de una tasa que es menos de la mitad de lo que debería haber estado hoy si el mundo se hubiera mantenido estable”, puntualizó.
En este contexto, para poder financiar una deuda elevada, a Uruguay le significa una buena noticia que las tasas de interés se mantengan en niveles bajos.
Así, le abre una ventana de oportunidad para “hacer los deberes que sí son nuestros” en las dos variables restantes: déficit fiscal y crecimiento de la economía.
Respecto al déficit, Munyo dijo que la próxima administración tiene el desafío de que el gasto no solo deje de crecer, sino intentar de que baje. Así, hizo hincapié en que es un proceso que debe ser detallado, y tiene que llevarse a cabo “oficina por oficina”.
En cuanto al crecimiento económico, el reto es “gigantesco”, ya que hace años que la economía no crece.
De esta manera, proyectó que para este año el PIB crecerá en 0,1%, mientras que en 2020 será 1,3%.
A su vez, expresó que el país tuvo récord de inversión en 2012, y la mala noticia es que desde entonces no han podido sostener los niveles alcanzados. “Deberíamos tratar de converger de nuevo hacia esos niveles para que el crecimiento sostenido vuelva al país”, subrayó el economista.
Por otro lado, Munyo dio también sus proyecciones con respecto al dólar y la inflación de Uruguay. La moneda estadounidense cerrará 2019 en torno a $38,5 y $41,5 en 2020; la inflación, en tanto, sería 8,5% para ambos años.
“Dadas estas condiciones, no va a haber un cambio radical de abaratamiento de Uruguay con respecto a sus socios”, comentó Munyo. En los hechos, tanto Argentina como Brasil se han vuelto mucho más baratos en relación a Uruguay.
Esto obliga al país a tener que procesar reformas profundas y estructurales para que haya de nuevo crecimiento e inversión, añadió.
De esta manera, en opinión de Munyo, hay una serie de factores que son los más relevantes para analizar, y que refieren a cómo puede hacer Uruguay para aumentar la productividad y ser más atractivo para invertir.
Estos son, la rigidez en la fijación de salarios, la inserción internacional, el peso del Estado, la educación, la infraestructura y la capacitación laboral.