Aunque “las tensiones sociales varían de un país a otro, estas en general reflejan una insatisfacción con ciertos aspectos de los sistemas económicos y políticos”, indicó el FMI en un comunicado, en el que sostiene que una clave para reactivar el crecimiento “es hacerlo más inclusivo”. En la misma línea, Alicia Bárcena de la Cepal opinó que la desigualdad es la causa estructural del malestar social que existe en la región, e instó en avanzar de una cultura de privilegios a una “cultura de igualdad y la inclusión social”.
El crecimiento económico de América Latina se estancó en 2019, creciendo apenas un 0,1% respecto a 2018, según datos divulgados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Este crecimiento menor al previsto tuvo su origen en debilidades externas y en los rezagos de dos grandes economías de la región, México y Argentina.
En sus primeras proyecciones del año sobre la actividad de la región, el organismo señaló que América Latina presentará un crecimiento conjunto de 1,6% este año, una baja 0,2 puntos porcentuales frente a las perspectivas de octubre. En 2021 la actividad se aceleraría a 2,3%.
El nuevo panorama incorpora los efectos de una recuperación gradual en el mundo, pero también se señalan factores de riesgo como las tensiones sociales surgidas en países como Chile, donde el FMI aplicó una drástica rebaja de las proyecciones de expansión este año, a 0,9%. “Si bien las causas de las tensiones sociales varían de un país a otro, estas en general reflejan una insatisfacción con ciertos aspectos de los sistemas económicos y políticos”, indicó el FMI en un comunicado, en el que añadió que una clave para reactivar el crecimiento “es hacerlo más inclusivo”.
Las perspectivas del FMI para la región contrastan de país a país y ahora parecen reflejar más los acontecimientos internos, en vista de que el panorama global parece calmarse por una distensión de las guerras arancelarias.
Para Argentina, el FMI espera una contracción de 1,3% en 2020 y una recuperación a 1,4% en el próximo año, sin cambios frente a las estimaciones de hace tres meses. El PIB argentino habría caído un 3,1% en 2019.
Por su parte, Brasil registraría una expansión de 2,2% este año, una mejoría leve frente a la estimación de octubre. En 2019, la mayor economía regional habría crecido un 1,2% y ahora se vería impulsada por perspectivas a la baja de la inflación y avances en la reforma de pensiones.
Por su parte, Venezuela -que sufre el mayor éxodo de su historia desatado por la debacle económica- se apresta a sufrir una contracción económica de 10% en 2020 luego de que la actividad se hundiera un 35% el año pasado, según las nuevas cifras, que no presentaron cambios frente al reporte de octubre.
Cultura de igualdad e inclusión
En otro orden, la Secretaria Ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena, dijo durante una reunión en el cierre del Foro Económico Mundial, que la desigualdad es la causa estructural del malestar social que existe en la región. En ese sentido, instó a avanzar desde una cultura de privilegios a una “cultura de igualdad y la inclusión social”.
Bárcena hizo foco en el origen y la persistencia de la desigualdad en los países de la región, así como el impacto que, asociada al bajo crecimiento, tiene en el desarrollo, la innovación, la inclusión y la productividad. También subrayó la importancia de la inversión pública y privada para potenciar la diversificación productiva, la infraestructura y la integración regional.
“Las protestas en la región tienen un hilo común que es la desigualdad y pueden convertirse en una oportunidad para el cambio social. A partir de las movilizaciones hemos visto cómo algunos gobiernos han accedido a avanzar en mejoras estructurales a bienes públicos esenciales, como salud, educación, pensiones y transporte”, sostuvo Bárcena.
Explicó que existe un desencanto social que se manifiesta principalmente en los más jóvenes, debido a que se generaron expectativas que no han sido cumplidas.
Asimismo, destacó la importancia del respeto por los derechos humanos y el derecho a la protesta, y llamó a construir nuevos pactos sociales con miras a garantizar el bien público.
“Muchos países no contemplan el derecho a la protesta. En las Naciones Unidas defendemos los derechos humanos, la igualdad, la justicia y las voces de los que no tienen voz”, señaló.
A su entender, es urgente avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen acceso a protección social y a bienes públicos de calidad, como salud y educación, vivienda y transporte.