El transporte eléctrico avanza a paso lento pero firme. En el corto plazo no se verán grandes cambios en la materia, pero sí se desarrollarán políticas para fomentar la utilización del mismo, según adelantó en conversación con CRÓNICAS el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini. Además, explicó cuáles son las oportunidades que tiene el país para acompasar esta revolución mundial, aunque también mencionó algunos obstáculos a sortear.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
El nuevo jerarca de Industria no tiene dudas de la necesidad de impulsar la movilidad eléctrica, entre otras cosas, porque Uruguay es un país sin petróleo y con electricidad. A esto se le suma que se trata de una alternativa beneficiosa para el medio ambiente.
“El mundo, de alguna manera, ya laudó que el auto de baterías es el futuro”, enfatizó. Sin embargo, es consciente de que todavía falta hacer frente a ciertos desafíos, como por ejemplo, conseguir baterías a costos razonables y tener acceso a la materia prima necesaria para fabricarlas, que actualmente está concentrada en pocos lugares del planeta, entre ellos, China.
Cómo va a terminar la cadena productiva del automóvil eléctrico es un tema que está en discusión, pero sobre todo lo que demora es la adopción por el público, sostuvo, dado que naturalmente la gente cambia su vehículo cada bastante tiempo.
Agregó que además es fundamental tener ciertas seguridades de autonomía. Si bien para las distancias de Uruguay existe un buen nivel en ese aspecto, todavía no hay una autonomía necesaria para recorrer grandes tramos, como ir desde Montevideo a Bella Unión, ejemplificó.
El problema es que las recargas aún requieren un tiempo considerable. “Incluso una recarga rápida lleva media hora, entonces si uno está en la ruta y tiene que cargar el auto, esperar media hora no es algo a lo que esté acostumbrado”, explicó. De todos modos, el ministro entiende que para el uso urbano y suburbano no hay ningún inconveniente. Para la flota de transporte colectivo tampoco, ya que el punto de recarga es la terminal del ómnibus en el momento en que no está siendo utilizado.
“Por esos caminos se va a avanzar, pero no va a ser una explosión que cambie en tres años como sucede con los celulares. Este es un proceso más lento, que lleva su tiempo, y que Uruguay tiene que incentivar porque es una opción limpia y porque nos permite disminuir la factura petrolera”, argumentó.
Paganini es ingeniero electricista, egresado de la Universidad de la República. En su discurso de asunción del pasado lunes 2 de marzo, afirmó que a nivel internacional, la distribución de la electricidad y la electrificación del transporte transforman al sector energético de manera vertiginosa, pero los esquemas institucionales son antiguos y hay que cambiarlos. Con ese objetivo trabajará en los próximos cinco años.
Los incentivos existentes
Uruguay ya cuenta con beneficios económicos destinados a promover la incorporación del transporte eléctrico, puesto que hoy están dadas las condiciones para el desarrollo de esta tecnología. De hecho, la capacidad instalada para la generación de energía eléctrica es suficiente para satisfacer un eventual aumento de demanda.
La infraestructura para este tipo de autos, gracias al cambio de la matriz energética, se hizo mediante una ruta eléctrica que consta de cargadores públicos construidos en el marco del “Plan para la implementación de la Red Nacional de Recarga de Vehículos Eléctricos en Uruguay”.
Entre otras ventajas, los vehículos eléctricos tributan entre un 75% y un 95% menos de Imesi que los convencionales. A su vez, si una empresa presenta un proyecto donde hay inversión en vehículos utilitarios eléctricos, la misma se reduce desde un 30% hasta más de un 70%, a través de la exoneración de IRAE. Además, como el país no tiene producción nacional de estos automóviles, se promovió su importación con la reducción de 23% a 0% de los aranceles.
Existe también un subsidio para la sustitución de ómnibus diésel por ómnibus con motorización eléctrica.
Adaptación mundial
Pese a esta política de promoción de la movilidad eléctrica, la expansión de estos vehículos es todavía incipiente en el país, dijo Paganini. Expresó que en el mundo ya hay países que están impulsando fuertemente esta tecnología. Hay ciudades donde hay cargadores bastante fáciles de encontrar, por ejemplo, en los estacionamientos o en las estaciones de servicio.
Al mismo tiempo, algunos países han empezado a normativizar que ya no aceptarán autos de combustión interna a partir de determinada fecha. En esa línea hay fabricantes como Volvo, que anunciaron que no van a producir más autos con gasolina. Asimismo, el diésel en Europa está empezando a ser restringido para el automóvil particular.
“Esto es lo que se viene y Uruguay tiene que estar en esa ola. ¿En qué rol? En el rol que tiene un país pequeño con un mercado lejano. Hay que pensar más en una inserción regional para esto, pero además, en el uso del auto y del transporte público eléctrico; hay que ir en esa dirección”, puntualizó.
A futuro
El jerarca informó que en este período va a haber políticas para incentivar la movilidad eléctrica. Entre otras cosas, se pretende continuar y en lo posible profundizar el plan para ómnibus eléctricos, y establecer incentivos para la adquisición de vehículos eléctricos por parte de particulares.
De todas maneras, advirtió que el mercado evoluciona lento en estos temas y que está lejos de ofrecer autos de este tipo a precios competitivos. “Las baterías todavía son caras, (pero) ahí el incentivo fiscal ayuda”, señaló.
Agregó que en este asunto inciden también las costumbres y los gustos de las personas. En ese sentido, se ha observado que las motos eléctricas tienen una difusión bastante rápida en comparación con los autos.
Otro paso fundamental en esta materia es profundizar el cambio que se hizo en UTE y desarrollar la red inteligente, que será más compleja en la medida en que pueda haber, por ejemplo, a ciertas horas de la noche, una tarifa especial para cargar vehículos. Esto tendría que hacerse con un contador inteligente que sepa discriminar la electricidad. “Es un proyecto que va a llevar algunos años pero que es importante”, concluyó.