El empresario y representante de la iniciativa solidaria “Nos Cuidamos Entre Todos”, Alejandro Curcio, conversó con CRÓNICAS acerca del proyecto que lleva recaudado más de US$ 5,5 millones. “El gobierno se mueve muy rápido, pero al sumar la rapidez del sector privado se forma una sinergia que deriva en un resultado muy interesante”, resaltó el presidente de la empresa AYAX y resaltó: “Es una causa nacional”.
La iniciativa “Nos Cuidamos Entre Todos” se ha convertido en un importante aporte del sector privado en la lucha contra el Covid-19. En este escenario tan dinámico, ¿cuáles han sido sus más recientes logros?
Supuestamente, la campaña estaba cerrando pero la solidaridad del uruguayo es muy fuerte, siguen apoyando y hay empresas que quieren seguir dando dinero y hay necesidades. Sabemos que esto tiene un comienzo, un desarrollo y un final, como toda crisis, pero no podemos decir que estamos en el desarrollo, aunque la curva de contagio está aparentemente bajo control. Sí vemos que hay un periodo clave entre el 15 de mayo y el 15 de junio; veremos qué sucede en ese momento, si hay o no un pico de Covid-19.
Siendo totalmente objetivo, pienso que lo que hizo el gobierno fue un trabajo maravilloso. Empezó complicado, con muchos casos de golpe, pero la evolución demuestra que las medidas fueron exitosas y es algo que quiero destacar. Estamos muy de acuerdo con las medidas que toma el gobierno.
Es una batalla difícil que hay que transitar con poca visibilidad, entonces tenemos que seguir preparándonos para lo que puede venir. Hoy, aparentemente, hay un 50% de plazas de CTI que están libres, por lo que estaríamos holgados pero nunca te podes relajar.
Después vienen las necesidades económicas. En primer lugar, estamos cuidando a los que nos cuidan, a los médicos y también a la policía. Después puede existir un viraje de la parte sanitaria a la económica y también existe la posibilidad de ayudar ahí. Es algo que hay que evaluar sobre la marcha.
Hasta ahora son 250 empresas, más de 30.000 personas. Se compraron 20 ambulancias, 126 respiradores, 126 monitores, dos millones de mascarillas, 50.000 kits de testeo, 1.500 kits de drive-through (testeo desde el auto), un ómnibus de EGA para el Ministerio del Interior, US$ 30.000 a la Cruz Roja, se confeccionaron 26.000 prendas de vestir especiales para los médicos.
Cabe destacar que tanto las prendas de vestir como los tapabocas se hicieron con mano de obra uruguaya a través de pequeños talleres que se encontraban ociosos. También se le dará dinero al Ministerio del Interior para que se compre lo necesario para que los presos confeccionen tapabocas.
Los empresarios utilizamos nuestro tiempo, nuestras redes, nuestra logística a disposición de la sociedad para tener las cosas lo antes posible. El gobierno se mueve muy rápido, pero al sumar la rapidez del sector privado se forma una sinergia que deriva en un resultado muy interesante. No sé en qué porcentaje ayudamos a paliar el efecto, pero nunca en la historia hubo una campaña tan grande. Ya son US$ 5,5 millones recaudados y lo comenzamos 15 empresas. Es una causa nacional.
¿Se dio una inercia de solidaridad?
Exactamente. Fue tan fuerte la inercia que muchos ya estábamos dando por terminada la campaña y nos arrastró de nuevo a pensar en qué hacer y qué se necesita. Hay muchos frentes.
¿Hay nuevos objetivos o se trabaja sobre la marcha?
Estamos dejando que fluya y viendo qué sucede. Se frenó la curva entre todos pero no podemos seguir poniendo objetivos sin saber qué viraje tomará el tema en Uruguay. Tenemos que esperar para ver cuáles son las nuevas necesidades que surgen.
¿Todo se consulta con el gobierno?
Sí, todo se coordina con el Ministerio de Salud Pública, con el Ministerio de Economía y Finanzas, con el Sinae y, más que nada, con ASSE. No hacemos nada solos.
Yo manejé las licitaciones de las ambulancias y no movía una lapicera sin tener la aprobación de Leonardo Cipriani (presidente de ASSE) que es el que sabe cómo debe ser el equipamiento de una ambulancia Covid-19. Hay una racionalización eficiente de los recursos, no es al barrer.
También hay que calcular los tiempos y saber qué hay en plaza, porque de nada nos sirve una ambulancia el año que viene. En la misma línea, los empresarios somos ansiosos, queremos todo ya y creo que eso generó una tremenda sinergia. Esto es efectivo.
¿Cómo cree que será esta nueva normalidad desde el punto de vista empresarial?
El mundo hoy en día está mucho más disruptivo que antes. Hoy todos los ámbitos de nuestra vida están arrastrados a la nueva realidad; el principal es la salud pero también la economía y las relaciones. Hay una cantidad de cosas cambiando y tienen muchos impactos. Creo que esto va a generar un cambio en la economía; se evidencia en las aerolíneas, que tienen que modificar el layout de sus cabinas para separar más los asientos, lo que hará que la gente no pueda viajar cuando quiera porque no hay lugares o tendrá que pagar más.
La recuperación puede venir por el lado del agro, pero aún no se ve algo claro en turismo, que es un área clave para el país –es el segundo ingreso más importante-. Esto representa un gran desafío.
¿Y en el mercado automotor?
Nosotros esperamos un impacto muy fuerte porque, como sucede con las propiedades o los electrodomésticos, se venden en dólares pero nuestros clientes tienen sueldos en pesos.
Hoy en día hay 700.000 autos empadronados, porque el parque automotor creció exponencialmente en los últimos años. Yo veo un mercado en declive que estará en el entorno de las 17.000 unidades (van 9.000 unidades vendidas), cuando años anteriores se comercializaban unas 40.000.
Si bien hay caída drástica, también esperamos una recuperación. Para 2021 pensamos en un mercado con ventas de unas 25.000 unidades y para 2022 de unas 35.000. Es una situación difícil, estamos planteando varios escenarios pero en ninguno de ellos hay una recuperación antes de setiembre.