El sistema bancario uruguayo se muestra sólido, solvente y con liquidez, y puede contribuir a dar “respaldo al mundo corporativo” ya que cuenta con margen para otorgar créditos o hacer frente a la postergación de vencimientos. Sin embargo, Bruno Gili, de CPA Ferrere, estimó que se debe garantizar que el sector “no enfrente problemas a futuro”, mientras que el expresidente del BCU, Julio de Brun, advirtió que si las dificultades se estiran más allá de uno o dos trimestres, la situación del sector financiero podría complejizarse, y generar problemas en el sistema de pagos de la economía. En ese sentido, instó a “no distorsionar un sistema que funciona bien”.
En la videoconferencia organizada por el CED (Centro de Estudios para el Desarrollo), destacados profesionales del sector público y privado intercambiaron ideas sobre los desafíos del sistema financiero en la coyuntura actual.
Carmen Sánchez, presidenta de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE), se refirió a las medidas adoptadas por el Gobierno al inicio de la pandemia para “mantener la salud financiera de las micro, pequeñas y medianas empresas”, ante lo que evaluó como “un shock temporal”. De esta forma, se apuntó a “proteger la calidad crediticia” para garantizar la liquidez del sistema y asegurar el correcto funcionamiento de la cadena de pagos entre productores, proveedores y distribuidores.
Entre las medidas de preservación del crédito, mencionó el seguro y subsidio por cese de actividad, el programa de crédito dirigido, y el Sistema Nacional de Garantías (SiGa).
La funcionaria destacó el crecimiento que ha tenido la utilización de estos instrumentos, aunque reconoció que en algunos quizás se requieran de ajustes para que se adapten mejor a las necesidades del sector privado.
A propósito del SiGa Emergencia, remarcó su implementación para cubrir las necesidades de las empresas ante esta coyuntura mediante una ampliación de los montos de cobertura, con condiciones más flexibles, y una reducción de las comisiones que se cobran a los bancos, esperando que ello “redunde en créditos más baratos para las empresas”.
Sánchez detalló que hasta el momento se entregaron 3.024 garantías, por un monto de US$ 54,7 millones en garantías y US$ 75,4 millones en créditos. “Es una cifra lejana al potencial pero ha aumentado muchísimo a como venía operando el sistema de garantías”, comentó la presidenta de ANDE, agregando que ese crecimiento se dio “fundamentalmente a partir del mes de mayo”.
Por último, se refirió a los proyectos en los que se está apuntando a elaborar a futuro.
En ese sentido, se está trabajando en una nueva línea denominada “SiGa Corporate” pensada para empresas más grandes y que responde a una propuesta de la Asociación de Bancos Privados, el Banco República y los accionistas. La intención es potenciar a aquellas empresas grandes, no solo las mipymes, que “si bien son menos, son tractoras de muchas otras industrias”.
Por otro lado, también se trabaja en promover una línea de “SiGa para empresas informales”. Se trata de aquellas “empresas muy chicas”, que en la mayoría de los casos se financian con administradoras de crédito a través de productos que no son apropiados por sus elevadas tasas de interés, ya que están pensadas como créditos al consumo. “Quizás sea un incentivo para que puedan formalizarse”, opinó.
En tanto, se busca establecer una “línea de crédito post Covid-19” ya que una vez pasado lo peor de la crisis actual, “van a seguir existiendo necesidades de financiamiento”, y se evalúa la aplicación de un “instrumento de descuento de cheques en el Mercado de Valores”.
Respaldo con espalda
Por su parte, Bruno Gili, Socio de CPA Ferrere, afirmó tener “más preguntas que afirmaciones”, y que la clave es ver cómo está parándose el mundo para darle liquidez y estímulo al crédito, para comparar lo que está haciendo Uruguay.
Subrayó que a nivel internacional se están adoptando importantes medidas de carácter fiscal, medidas de aplazamiento (corrimientos de vencimientos de impuestos y pagos), y medidas de liquidez o de garantías. A modo de ejemplo, Francia aplicó medidas fiscales por 2,4% del PIB, de aplazamiento por 9,4% del PIB, y de liquidez por 14% del PIB, mientras que en Alemania esos porcentajes llegaron a 6,9%, 14,6%, y 38,6%, respectivamente. Países más comprometidos fiscalmente, como Italia y España, tomaron medidas menores pero igualmente significativas. En Italia, las medidas fiscales representan el 0,9% del PIB, las de aplazamiento un 13,2% y las de liquidez un 29,8%, mientras que en España fueron 1,1%, 1,5% y 9,1%, respectivamente. Equiparó que en conjunto, Uruguay estaría tomando medidas por 2% del PIB.
Gili se refirió a cuatro conjuntos de instrumentos financieros a considerar ante esta coyuntura: los fondos de garantías, las políticas públicas, los fondos de inversión (deuda corporativa, infraestructura o sectores estratégicos) y cambios normativos (como el rol de República Afisa, de las AFAP y otros cambios regulatorios, fiscales o legales).
El experto de CPA Ferrere remarcó que “se necesita dar respaldo al mundo corporativo” pero siempre “garantizando que el sistema financiero esté sólido y solvente y no enfrente problemas a futuro”. Destacó que el SiGa para las micro y pequeñas empresas sirve, pero evaluó que quizás debería tener una nueva institucionalidad, y los apoyos a las empresas deberían depender de los sectores, su tamaño, el grado de afectación de la coyuntura del Covid-19 y la situación que tenían previo a la pandemia.
No afectar lo esencial
Por su parte, Julio de Brun, expresidente del BCU se refirió a la situación del sistema financiero antes de que comenzara a afectar el Covid-19 a la economía, que disponía de “un alto grado de liquidez”, “niveles de patrimonio razonables”, “baja morosidad” y “amplia previsión de coberturas” que dan previsibilidad y capacidad de respuesta ante la crisis. Sin embargo, evaluó que lo que vaya a suceder dependerá “de la intensidad y la duración de la pandemia”. Si bien en la situación actual “no hay demasiados riesgos” para el sistema financiero, si los problemas se estiran más allá de uno o dos trimestres, podría complejizarse, y generar problemas en el sistema de pagos de la economía.
De Brun remarcó que el sistema financiero presentaba dificultades de acceso al crédito para las pymes, debido a su tamaño, a las características de intensidad de mano de obra o de factores intangibles, y en ese sentido remarcó la importancia de los sistemas de garantía. Sin embargo, “el sistema se utilizaba poco”. En tal sentido, destacó la implementación del SiGa Emergencia, que más allá de alguna limitación, implicó un crecimiento, aunque se cuestionó cómo va a seguir funcionando una vez se supere esta “emergencia”.
Lo que “no se puede hacer, es distorsionar cosas de un sistema que funciona bien”, sostuvo el ex presidente del BCU, quien instó a “no afectar elementos esenciales” del sistema financiero que afecten su estabilidad.