Ricardo Bernardi es psiquiatra, integrante del grupo de expertos que asesora al gobierno en materia de salud y representante de la Academia Nacional de Medicina (ANM). Desde el inicio de la emergencia sanitaria, la institución manifestó su apoyo a las medidas tomadas por las autoridades para evitar la propagación del Covid-19.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
El transcurso de la pandemia se puede dividir en cuatro etapas, de acuerdo con el especialista. La “primera ola” es la enfermedad por el nuevo coronavirus, que en varios países ha saturado los sistemas de salud. La segunda comprende la recesión económica y la situación de fragilidad en la que queda mucha gente en el aspecto financiero. La tercera, que es la que en este momento preocupa al equipo asesor del gobierno, refiere a todas las enfermedades que van quedando relegadas debido a que el sistema médico ya no funciona con la misma fluidez. La cuarta ola incluye todos los efectos de la epidemia en la salud mental.
Bernardi profundizó sobre esta última en diálogo con CRÓNICAS. Recordó que cuando se tomó conciencia de que la pandemia representaba un problema serio para el país, desde la ANM –así como de otras organizaciones- se propuso crear una línea telefónica para atender los casos de emergencia que requirieran de apoyo psicológico. Los mismos pueden suscitarse por diversos motivos: el miedo a la enfermedad, efectivamente padecerla o las consecuencias de la cuarentena, como la soledad, la convivencia en familias conflictivas y el temor a las dificultades económicas.
De esa manera, a través de esa línea –que está a cargo del Ministerio de Salud Pública-, la gente puede plantear sus problemas. En los primeros días recibió miles de llamadas por diferentes temas como depresión, conflictos intrafamiliares, consumo de sustancias, entre otros. Algunas debieron ser derivadas a otros canales dedicados a prevención del suicidio, tratamiento de adicciones o al 911.
A pesar de que actualmente decreció la demanda porque “aflojó” la medida de la cuarentena, se pudo identificar que había muchas personas que ya eran vulnerables, para quienes la epidemia significó “la gota que derramó el vaso”, por no poder afrontar el miedo a la enfermedad o la necesidad de estar encerradas.
El Dr. explicó que alrededor de esta línea telefónica se conformó una estructura de voluntariado con más de 150 profesionales, que demostró que había “una situación aguda que debía tratarse, y una necesidad crónica de atención que no está del todo resuelta”.
Las comunicaciones fueron clasificadas en tres categorías: verde, para indicar que se precisa un apoyo momentáneo; amarilla, cuando debe vigilarse que no aparezca un desequilibrio mayor; roja, que marca la necesidad de intervención profesional por una patología mental.
La irrupción del nuevo coronavirus también dejó al desnudo, sostuvo, que el sistema uruguayo carece de un dispositivo adecuado porque falta la categoría de intervención en crisis. Es decir, la posibilidad de auxiliar a alguien en un momento en que las exigencias desbordan sus recursos psíquicos y sociales para hacerles frente.
A futuro se debe poner el énfasis en el peligro de que persistan los problemas psicológicos asociados a este contexto de emergencia nacional, advirtió el experto. “Algunos son complicados, sobre todo si implican violencia familiar, maltrato o abuso de niños”, señaló. Además, explicó que el momento de miedo y angustia es pasajero, aunque permanece en algunas personas, según cómo la pandemia las haya afectado. “Si quebró tu empresa, si tuviste crisis familiares, si perdiste un pariente, si tuviste que estar en un CTI, no es lo mismo que si estuviste en una situación cómodamente instalado”, puntualizó.
Añadió que el lado positivo, en tanto, es la capacidad de la gente de sentir que está unida luchando contra algo.
Preocupación por la salida regulada
Bernardi participa en el equipo de asesores del gobierno que encabeza el Dr. Henry Cohen y, más específicamente, en el subgrupo de especialistas que coordina el Dr. Hamlet Suárez. En ese ámbito, cada profesional plantea los problemas de su especialidad para diseñar los protocolos adecuados.
El psiquiatra considera que las autoridades tomaron las medidas correctas, en el momento justo. “Como dijo el Dr. Álvaro Galiana en el reportaje de CRÓNICAS de la semana pasada, con el diario del lunes, todos juzgamos mejor”, subrayó. Asimismo, afirmó que “Uruguay reaccionó rápido” al conocerse los primeros casos de Covid-19 en el país.
No obstante, manifestó su preocupación con respecto al aumento de movilidad actual y puso en duda que los ciudadanos puedan ser tan eficaces con una salida regulada, como lo fueron cuando tenían que quedarse en sus casas. “En esa instancia funcionó, nos quedamos adentro bastante; siempre hay alguien disruptivo, pero hubo un 80% o 90% de acatamiento. Ahora, ¿podremos salir en forma regulada, manteniendo distancia social y cumpliendo los protocolos? Desde el que está en la parte más arriba del gobierno al que está caminando por la rambla, ¿podremos mantener una distancia de dos metros y usar tapabocas?”, se cuestionó. En esa línea, alertó: “Del primero al último tenemos que cumplir los protocolos. Ojo con aflojar demás. No nos podemos descuidar”.
Consultado por el “paseo de compras a cielo abierto” que la Intendencia de Montevideo impulsó el sábado pasado en la Avenida 18 de Julio, Bernardi opinó que fue un riesgo, disminuido porque era al aire libre, pero la carga viral se va transmitiendo y, si se favorece, se transmite más. Lo graficó de la siguiente manera: “Es como jugar con fuego; si juntamos muchas leñitas, se va a prender”.
Por último, destacó que todavía hay carga viral circulando y recomendó no concentrarla puesto que, si eso sucede, como consecuencia se tendrán que retroceder muchos casilleros y la gente deberá volver a quedarse en el domicilio.