A pesar de la pandemia derivada del nuevo coronavirus, uno de los eventos negativos de mayor impacto en la historia reciente, existen aspectos sobre los cuales basar un moderado optimismo. Los mercados financieros han permanecido abiertos y las autoridades de Estado, pero sobre todo de los bancos centrales, han respondido con determinación. Todo esto mientras muchos de nosotros estábamos en nuestras casas. Hay riesgos, también incertidumbre, pero a la vez oportunidades, sobre lo cual presentamos una síntesis a continuación.
Un año como este, tan particular e imprevisible, exige un balance de mitad del período. A inicios de 2020 habíamos bautizado a la actual como la “era de la incertidumbre”. ¡Vaya si lo está siendo! Pensábamos que una desaceleración económica y una consecuente caída de los mercados era probable. Por ello, estábamos recomendando cautela y una posición conservadora hacia los mercados internacionales. Claro que nunca imaginábamos algo como la situación actual. Luego de haber vivido la crisis de los mercados globales de 2008/09, muchos de nosotros nos dijimos: ‘Esto, seguramente, haya sido lo más dramático que experimentaremos profesionalmente’.
Pero la pandemia también ha sido un “acelerador de tendencias” preexistentes. Algunos temas, como la importancia de la tecnología, el empuje y la resiliencia en Asia, la fuerza laboral flexible, la muy baja inflación y tasas de interés en países desarrollados ya estaban aquí antes del Covid-19. La disposición de los principales bancos centrales del mundo también. Tal como en 2008/09, la Fed (la Reserva Federal) se ha destacado por, además de reducir la tasa de interés de referencia, de “inundar” a los Estados Unidos con sus dólares, lo que le pone un piso a mercados y economías.
¿Cómo fue que llegamos hasta aquí?
Como se percibe en el gráfico a continuación, estamos atravesando un “parate” en la economía global solo comparable al de la Segunda Guerra Mundial o la Gran Depresión de 1929. Fue como si “desenchufaran” una parte del planeta y eso pusiera un freno repentino en la economía global. En los próximos días se publicarán los datos del PBI de Estados Unidos, y desde ya aseguro que serán mediciones negativas sin precedentes.
Sin embargo, un rebote ya se avizora en el horizonte. De hecho, los mercados de acciones ya han experimentado uno muy importante. Aquí vale aclarar algo: hay muchos analistas de mercado que hablan de una “desconexión” entre mercado y economía real (Wall Street vs Main Street); en primer lugar, pensamos que no es así, porque nunca ha sido 100% así. Los componentes de los indicadores accionarios no representan el 100 % de la actividad empresarial. En este contexto, varios de los sectores más afectados (restaurantes, hotelería, aerolíneas, turismo en general) tienen muy poca representación en los principales índices. Pero tal vez lo más relevante para recordar sea que los mercados, sobre todo los muy profundos -como el caso de los Estados Unidos-, miran hacia adelante, al futuro. ¿Cuánto tiempo hacia adelante? No lo sabemos, pero es un hecho que no reflejan la actualidad, sino que manifiestan cómo estarán las empresas que cotizan públicamente en el futuro. Entonces, que la economía siga estancada, o aún a niveles muy por debajo de los vistos meses atrás, pero que los mercados ya hayan recuperado gran parte de lo perdido no implica un divorcio entre ambos sino, simplemente, que los mercados reaccionan por lo que se espera de los sectores económicos que representan.
Con respecto al futuro, se ha hablado mucho de la “forma” de la recuperación de la economía en todo el mundo: una V, una U o una L -por la forma que adoptaría la trayectoria del PBI-. Pensamos que el escenario más probable no tiene ninguna de esas formas y sí una de swoosh (logo de Nike, la pipa) donde la economía rebota, vuelve a la tasa de crecimiento pre-pandemia; pero con sectores que demorarán varios años en alcanzar los parámetros que tenían previo a la aparición del virus, por lo que no se alcanzan los niveles de producto anteriores al Covid-19. Claro que este escenario, el que pensamos más probable, tiene varios supuestos en los cuales se basa, que detallamos a continuación.
Por supuesto que existen diferencias regionales y diferentes riesgos para la marcha de la recuperación. Se ha observado en América Latina cómo las regiones más densamente pobladas -Santiago, Buenos Aires, Sao Paulo, Rio de Janeiro- atraviesan peores desempeños que otras como Montevideo. En ese sentido, pensamos que el problema será más grave tanto en Chile, Argentina y Brasil que en el Uruguay, que no se salva de la recesión este año, pero que la misma será menos profunda que la de sus vecinos. Por tanto, pensamos que para nuestro país sí aplicará la forma de “pipa”.
Otro de los riesgos que ha dejado al descubierto la situación actual es una marcha atrás en el comercio mundial producto de la hiperglobalización. La tendencia, que ya se había corregido en 2009/09, se ha vuelto a corregir a la baja de forma profunda. Esto plantea una incógnita adicional, y es cuán duradero será el impacto en el comercio internacional, que ya es importante si miramos las proyecciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Pero no ha sido todo malo. O por lo menos, lo malo parece haber durado bastante menos de lo previsto inicialmente y los riesgos se han, de alguna manera, equilibrado, por más que el contexto permanece incierto. Sectores de tecnología han sido verdaderas estrellas en performance -ni que hablar de Zoom, pero también Apple, Amazon, Mercado Libre, entre otros-. China, por su parte, y a pesar de focos puntuales -recordemos que son 1.500 millones de personas-, ha “retornado al trabajo”, y así lo indican mediciones de actividad. Así esperamos que siga y se verá qué inversores se beneficiarán. El gigante asiático, por tanto, está siendo un adelantado.
Por otra parte, para aquellos que en estos lares buscan invertir en bonos, pensamos que la acción de la Fed, poniéndole un piso a mucha deuda corporativa, deja en evidencia una oportunidad tanto en el mundo high yield (a priori riesgoso) como en el mundo grado inversor, que no durará por siempre, pero por ahora si está aún presente.
Por último, algunos títulos soberanos de países emergentes con tasas altas nos hacen pensar en buenas posibilidades de carry para el inversor, en un contexto donde las tasas en dólares permanecerán cerca de 0% por un par de años al menos. No van a ser exentos de volatilidad, y por ello la recomendación madre es la de una buena diversificación, sobre todo si se está pensando en bonos de Uruguay, que sí lucen bien, pero con algunos riesgos que no estaban presentes hace 10 años, entre ellos la situación en Brasil, que ha estado bajando su tasa de interés agresivamente.
En definitiva, vivimos momentos de incertidumbre que demandan cautela, pero a la vez, no exentos de oportunidades para aquellos que deseen invertir en el mundo desde Uruguay.