Comercio y servicios ve con optimismo al segundo semestre, pero industriales son pesimistas

CCSU > Solo 2,2% de empresas del comercio están cerradas o sin operar por la pandemia

>>Economistas de las cámaras de Industria (CIU) y Comercio y Servicios (CCSU) analizaron, en diálogo con CRÓNICAS, el panorama de sus respectivas actividades en el camino a la “nueva normalidad”. Mientras que los industriales observan un escenario “heterogéneo” y “complejo”, de acuerdo con el asesor económico Sebastián Pérez, los comercios han logrado reabrir en un proceso gradual, según la jefa del departamento Económico de la gremial, Ana Laura Fernández.

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

Pasó la mitad del año. Un semestre que anticipaba grandes cambios -con una transición de Gobierno en el medio- pero que absolutamente nadie imaginaba transcurriera como finalmente lo hizo: una pandemia azotando al mundo entero, cierres completos de economías, cuarentenas, gobiernos adoptando las más diversas medidas para mantener viva la economía, entre otro sinfín de particularidades con las que ha transcurrido esta primera mitad del 2020.

Hace algunas semanas que el país incursiona en lo que han denominado la “nueva normalidad”, con un arduo trabajo en la reactivación paulatina de la economía. Esto no quiere decir que se haya vencido a la pandemia del Covid-19 aún, ya que hay señales de alerta que llevan a no bajar la guardia, pero más allá de eso, las actividades poco a poco comienzan a mostrar cierto grado de recuperación.

En este contexto, las empresas privadas intentan adaptarse al nuevo escenario, algunas con mayor éxito, otras con más dificultades.

Con este telón de fondo, CRÓNICAS consultó a economistas de dos de las principales gremiales empresariales -la Cámara de Industrias (CIU) y la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU)-, para que evaluaran la realidad de estos sectores en su retorno paulatino a la actividad, así como también qué expectativas se manejan para los meses restantes de este año.

Unos bien, otros no tanto

Sebastián Pérez, asesor económico de la CIU, distinguió la realidad desde el punto de vista sanitario y desde su área en particular.

En primer lugar, debido a que el rubro prácticamente no paró sus actividades en ningún momento, en realidad lo que se hizo fue adoptar protocolos sanitarios “a los efectos de poder seguir trabajando y produciendo”, afirmó. De esta manera, se elaboraron lineamientos principalmente para las pequeñas y medianas empresas (pymes), que “eran las que tenían menos preparación”. Por su tamaño, estas firmas “estaban en peores condiciones” para afrontar la nueva realidad debido a una falta de técnicos, de infraestructura o de gobernanza dentro de la propia empresa.

En segundo lugar, desde lo económico, “la situación es sumamente heterogénea”. En algunos casos la actividad se frenó bruscamente, como ocurrió con el sector automotriz; y en otros el impacto ha sido menor. “En ese espectro, tenemos de los más afectados a los menos afectados, tanto a nivel de la producción como del empleo”, sostuvo Pérez.

Por su parte, el sector comercio y servicios interpreta que estamos en un “proceso gradual” que “ya tiene unas semanas”, aunque no todas las empresas están operando al 100%. Principalmente en lo que es el comercio minorista, especificó Ana Laura Fernández, jefa del departamento de Estudios Económicos de la CCSU, los establecimientos han abierto solo algunas sucursales o bajo horarios reducidos.

En el sector de los servicios “la situación es más dispar”, indicó. “Todavía determinados servicios, aquellos asociados más bien con el turismo y la recreación, ni siquiera han iniciado ese proceso de reapertura”, explicó Fernández. Agregó que los protocolos para este sector “son más exigentes”, lo que hace que la actividad económica “sea más restringida”.

En este contexto, la gremial empresarial realizó una encuesta a 181 empresas entre el 15 y 22 de junio, donde se encontró que un 48,1% de los negocios se encuentra completamente operativo, o en actividad normal previo al inicio de la pandemia en el país. Por el contrario, sólo un 2,2% de empresas se registraron sin operaciones o cerradas.

Sin embargo, Fernández hizo foco en que la encuesta “nos da una foto de un proceso de reapertura gradual”, en tanto un 49,7% aún no está trabajando al 100%.

“Quizás ahí lo positivo puede ser que haya pocas empresas que están cerradas, pero eso también depende un poco del tipo de sectores que estemos relevando”, analizó.

La ejecutiva de la CCSU explicó que la mayoría de los sectores relevados corresponden más bien al área comercial, por lo que se pueden observar una baja cantidad de empresas cerradas. “Pero si uno se concentra en lo que tiene que ver sólo con servicios o servicios al turismo, claramente ahí la realidad es otra”, aseveró.

El 2020 no da tregua

Bajo este escenario, Fernández opinó que será el segundo trimestre del año el principal momento de caída de la economía.

“De todas formas, para el segundo semestre vemos un escenario relativamente más optimista, lo que igual no quiere decir que no vayamos a cerrar el año bajo un escenario de contracción y de una caída abrupta de la actividad respecto a los años anteriores”, sopesó Fernández.

Por su parte, Pérez no fue así de positivo. A su entender, Argentina traerá a Uruguay impactos negativos por varios frentes: las exportaciones, que ya venían afectadas seguirán profundizando la caída; está abaratándose significativamente, lo cual traerá aparejado importaciones a precios muy bajos. Además, la afluencia de turistas argentinos disminuiría y eso también afecta la venta de alimentos y bebidas que provee la industria local.

En relación a Brasil, Uruguay tiene una relación de precios “desfavorable, que les quita competitividad a los exportadores”, señaló. Asimismo, en el mercado interno, la reducción de ingresos producto del desempleo afectará el consumo, influyendo en los niveles de venta de manufacturas.

“La visión sobre el futuro de los empresarios confirma que será un año complejo”, evaluó Pérez. En abril, las expectativas de los empresarios disminuyeron significativamente, particularmente las referentes a la economía y a la empresa, que registraron el menor valor desde que se relevan a través de una encuesta continua de la Cámara (desde 1998).

“Mientras tanto, las expectativas empresariales referentes a las ventas tanto al mercado interno como externo también se encuentran en niveles muy deteriorados en la comparación histórica”, concluyó el experto.


Herramienta esencial

Ambos expertos se refirieron a la utilización de los seguros de paro como herramienta para enfrentar la crisis, ya que unas 200.000 personas se encuentran en esta situación.

Sebastián Pérez afirmó que “lo que se ha hecho es una utilización bastante masiva” de este instrumento, en particular del seguro de paro parcial. Sin embargo, comentó que la industria “demoró bastante” en hacer envíos al seguro de paro, intentando ir por la vía de las licencias y manteniendo el empleo “lo más que se puede”. En abril fue que se dio la “afectación más importante”.

A pesar de no tener mediciones recientes, el asesor económico de la CIU sostuvo que todavía no se está visualizando una reducción importante de los niveles de seguro de paro. “El retorno al trabajo viene siendo relativamente lento”, detalló.

En el caso de los comercios y servicios, “fue la primera variable que se vio afectada negativamente”, expresó Fernández. Afirmó que las empresas “están aguantando” a su personal en seguro de desempleo para evitar que se dé una situación de despido. Se ha utilizado mucho también, observó la economista, el seguro de paro parcial; incluso se solicitó a las autoridades de gobierno la extensión y así se dio.

Esto fue útil para que las empresas “continúen utilizando este formato de seguro de desempleo, dado que aún todavía la reactivación de la economía está en fase incipiente”, finalizó Fernández.