En la etapa que estamos atravesando, dentro de la “nueva normalidad”, vamos incorporando formas, modos y nuevos conceptos, los cuales debemos ir integrando.
Por Alejandro Weinstein (*)
Advertimos que estamos ingresando en la “nueva realidad”, la cual nos remite a Jacques Lacan (1901-1981), psiquiatra y psicoanalista francés, conocido por sus aportes teóricos al psicoanálisis.
Él distinguía entre “lo real” y “la realidad”. Lo real es el conjunto de las cosas independientemente de cómo las personas sean capaces de percibirlas; en cambio definía la realidad como la percepción que hacemos de las cosas. Por lo tanto, en la realidad se apoyan tanto nuestras fantasías, costumbres como comportamientos; por ende, también la nueva normalidad.
Desde nuestro enfoque, sostenemos que la pandemia del Covid-19 genera nuevas conductas, más allá de la región o del continente; algunas serán temporales, otras permanentes.
Lo que sí sabemos es que estamos viviendo un nuevo tiempo histórico en el que se incluyen modos y hábitos, entre otros comportamientos, de los que no podemos apreciar aún las complejas respuestas que como consumidores adoptaremos.
Todo es un signo de interrogación, desde la duración de esta crisis hasta su amplitud, o la forma en que la superaremos.
Los consumidores, en este nuevo escenario, están reclamando de las marcas seguridad en términos generales. Se espera que las mismas emitan señales claras hacia los compradores en cuanto a este requisito. Generar confianza es el valor clave en esta nueva realidad.
Toda decisión de consumo está cargada de un comportamiento emocional. Este vínculo conforma una alianza con la imagen de marca que justifica las decisiones. Por lo tanto, existe la necesidad de concordar alianzas emocionales con aquellas imágenes que tengan valor y trasmitan seguridad.
El consumidor deberá sentirse protegido en un local comercial en donde el control sea una forma de empoderamiento. Sí sabemos que, luego del confinamiento y aislamiento social, el consumidor se sentirá con poder frente a la oferta.
A la vez, sentirá una necesidad de satisfacer sus deseos, de gratificarse con compras que pueda lucir. No significa necesariamente de una gran erogación, sino de recibir un “mimo” o “recompensa”.
En la realidad de la nueva normalidad también sabemos que se asigna más valor a aquellos referentes del mercado que en nombre de la responsabilidad trasmiten seguridad y valor.
Así, sin saber aún, vislumbramos el comportamiento de los consumidores luego del silencio, el encierro y la situación límite e inimaginable que toca vivir.
(*)Director de CIM & ASOCIADOS