Pablo Labandera, especialista en Derecho del Comercio Internacional y Derecho Aduanero, e integrante del consejo editorial de Empresas & Negocios
Destaca que la continuidad del comercio internacional es uno de los logros del país durante la pandemia, lo que le permite ser optimista de cara al futuro. A la hora de resaltar las fortalezas del sector logístico, remarca, en primer término, la reputación de sus operadores y del país; y en segundo lugar, la calidad técnica de sus recursos humanos.
¿Cuáles son las expectativas que tiene para el sector logístico uruguayo –en sus diversas áreas- en 2021, teniendo en cuenta el contexto por el que atraviesa el país y el mundo, como así también la desaceleración mundial de la economía?
En principio cabe recordar que el intercambio de mercaderías, ya sea por vía marítima, fluvial y terrestre, se mantuvo sustancialmente a pesar de la pandemia. No así a través de la vía aérea, que sufrió –en lo que a carga refiere– una merma mayor. Eso permitió que, a pesar del covid–19, el sector logístico continuara con cierto dinamismo, aunque con un retraso relativamente importante con respecto a periodos anteriores. Es por ello que la desaceleración que inevitablemente sufrió está más asociada al parate a nivel mundial que a factores internos. Todos sabemos que nuestro país ha sorteado con mucho éxito –al menos hasta ahora– los efectos más negativos de la pendemia, y entre ellos es, justamente, la pervivencia del comercio internacional -tal y como se venía dando- uno de esos logros. En ese sentido, con la cautela correspondiente y ad referéndum de la evolución o involución de la pendemia, entiendo que cabe ser optimistas.
¿Cuáles son las fortalezas que tiene el sector logístico para transitar esta nueva dinámica de trabajo y de prestación de servicios, que deviene tras la aparición del covid-19?
Las fortalezas del sector logístico uruguayo, que le permiten transitar esta situación de crisis con cierta ventaja son muy claras. En primer término, la reputación de sus operadores y del país; la imagen de Uruguay como país serio, donde las reglas del juego se cumplen y se mantienen más allá de los cambios circunstanciales de autoridades gubernamentales, la seguridad jurídica. Y en segundo lugar, pero no menos trascendente, la calidad técnica de sus recursos humanos.
En contrapartida, ¿cuáles son las amenazas que ve en el horizonte en un escenario mundial, regional y local complicado?
Como en toda situación de crisis global, el gran peligro es que se rompan los equilibrios y se dejen de respetar a nivel internacional las reglas de juego y normas jurídicas que las contemplan. Para un país como el nuestro, tomador de decisiones, cualquier situación que altere ese debido equilibrio pone en riesgo todo su comercio exterior.
¿Cómo ve las acciones que ha llevado a cabo esta administración de gobierno de cara al sector? ¿Cuáles destacaría y qué queda por hacer y no se ha hecho?
Hasta ahora el Gobierno nacional, con las tremendas limitantes impuestas por la pandemia, viene cumpliendo todo lo que prometió en la campaña electoral en ese pacto o contrato social que el programa ofrecido a la ciudadanía implicó. Por supuesto que queda muchísimo por hacer, pero esta es una carrera de maratón a cinco años, y recién ahí habrá que medir los resultados.
¿Algo más para agregar?
Simplemente reafirmar la confianza en nuestras propias fuerzas, nuestros recursos y nuestra gente. Si logramos una sinergia absoluta entre todos estos tópicos, seguramente podamos sortear más rápido y de mejor manera esta crisis global y nacional.