Claudio Williman, director de la Facultad de Ciencias Agrarias de UDE e integrante del consejo editorial de Empresas & Negocios
La pandemia tuvo consecuencias negativas en lo que respecta al agro y se espera que su incidencia siga generando dificultades para el sector en los próximos tiempos. Sin embargo, se proyecta un repunte en el largo plazo. En ese sentido, la esperanza está puesta en la vacunación a nivel mundial y su consiguiente inmunidad al covid-19.
¿Cómo vislumbra el futuro del sector agropecuario en el mediano y largo plazo?
El sector agropecuario está integrado a un sistema de agronegocios que va desde los proveedores de insumos hasta el consumidor final. El futuro de la fase primaria, donde se producen las materias primas de la fase industrial, está muy ligado a lo que suceda con la demanda.
Uruguay, país agroexportador por excelencia, depende mayoritariamente de la demanda internacional, donde China se ha transformado en los últimos años en nuestro principal comprador. Por lo tanto, lo que pase con esta potencia tiene gran incidencia en lo que suceda con el sector agropecuario.
El efecto de la pandemia ha tenido consecuencias negativas para el año 2020. Las exportaciones, a noviembre, descendieron un 10,5%, de acuerdo a lo informado por Uruguay XXI. Teniendo en cuenta las zonas francas, la caída fue de un 13,7%. Esto se explica principalmente por las menores colocaciones en China y zonas francas, que bajaron sus solicitudes de carne y lácteos, aunque incrementaron las de madera, lana y cuero.
Si bien en el mediano plazo la incidencia de la pandemia seguirá marcando una baja en la demanda y, en consecuencia, una baja en las exportaciones y dificultades para el sector, en el largo plazo es esperable una recuperación, dado que los stocks mundiales han bajado y las necesidades de alimentos seguirán creciendo al influjo del aumento de la población y la recuperación de los mercados y el poder adquisitivo de la población.
¿Cuáles son los desafíos en tiempos de pandemia?
Hasta que no se generalice la vacunación a nivel mundial, acompañada de una mayor inmunidad grupal –mal llamada de rebaño-, tendremos dificultades, tanto por la baja de demanda externa, como por la disminución de turistas, que son importantes consumidores de nuestras carnes y lácteos.
A nivel nacional, a pesar de la pandemia, es necesario seguir abriendo mercados, basados en el prestigio y la seriedad de nuestro país. A nivel micro, el desafío está en gestionar las empresas como en épocas de crisis, bajando costos, tratando de ser eficientes e innovadores.
Si la situación se prolonga, las medidas que el gobierno pueda implementar para apoyar a las empresas son fundamentales, desde la presión tributaria a la extensión del seguro de paro parcial.
¿Cuáles son las fortalezas que tiene el sector agropecuario para transitar esta nueva dinámica de trabajo y de prestación de servicios, que deviene tras la aparición del covid-19?
La producción primaria, a cielo abierto, con facilidades para el distanciamiento social, ha permitido que la máquina productiva de carne, lana, leche y granos se haya mantenido en funcionamiento sin contratiempos.
A nivel industrial, si bien se están tomando todos los recaudos, la llegada del virus a los frigoríficos y a otros complejos agroindustriales va a traer dificultades en la colocación de nuestros productos.
En contrapartida, ¿cuáles son las amenazas que ve en el horizonte en un escenario mundial, regional y local complicado?
La principal amenaza está en la prolongación de esta situación que obliga al confinamiento, porque esto atenta contra el consumo de productos con alto valor agregado, como el que se da en restaurantes, hoteles y cruceros. Es decir, una baja de la demanda de los productos que vende Uruguay.
Por otro lado, el aumento del desempleo y la disminución del poder adquisitivo también atentan contra el consumo, ya sea a nivel nacional, regional o mundial.
¿Cómo ve las acciones que ha llevado a cabo esta administración de gobierno de cara al campo? ¿Cuáles destacaría y qué queda por hacer y no se ha hecho?
Al problema de la pandemia al campo se le sumó la falta de lluvias, por lo tanto, las acciones del gobierno son claves para poder sortear este difícil momento.
El gobierno está haciendo todo lo posible para manejar la crisis, tomando medidas para atender las demandas de todos los sectores, atacando puntualmente los problemas de cada subsector, sin acciones generales.
Se pueden destacar aspectos puntuales, como la rebaja del 18% en la contribución inmobiliaria para departamentos afectados por la sequía, o la extensión de los plazos de vencimientos para deudores de hasta US$ 200.000 por seis meses en el Banco República y los beneficios en UTE que se habían originado del gobierno anterior, entre otras acciones.
La declaración de emergencia agropecuaria por la sequía permite poner en práctica una serie de medidas fundamentales para ayudar a pequeños y medianos productores.
Si bien todavía no se ven los resultados, la preocupación por combatir el abigeato y el patrullaje del Ministerio de Defensa en las zonas fronterizas, resultan de gran importancia para el sector.
Estamos en tiempos difíciles, tenemos un inicio del año 2021 complicado, pero somos optimistas y esperamos el comienzo de la recuperación para el segundo semestre.