Plan económico de Biden es un shock “importante y de emergencia”, con el objetivo de aminorar la caída

Bartesaghi > Monto de US$ 1,9 billones es “extremadamente ambicioso”

En diálogo con CRÓNICAS, diversos expertos se refirieron al plan económico anunciado por el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Al respecto, el economista de Oikos, Pablo Moya, lo consideró “un shock importante, de emergencia y transitorio”. En este sentido, tanto él como el analista internacional, Ignacio Bartesaghi, coincidieron en que no ataca los problemas de fondo de la economía, ya que se trata más bien de un incentivo a corto plazo. A su vez, el director ejecutivo del CED, Agustín Iturralde, puntualizó que lo que busca Biden al fomentar este plan es “que la caída no (sea) tan grande” una vez termine la pandemia, “para que la recuperación sea más rápida”.

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

El pasado miércoles, el demócrata Joe Biden asumió la presidencia de Estados Unidos (EEUU). Tras tomar la conducción del país, su prioridad estará en recuperar el desarrollo económico, afectado principalmente por las crisis sanitaria y económica que surgieron a raíz del covid-19.

En este sentido, una semana atrás, el flamante mandatario había anunciado su principal foco para lidiar con la economía: el Plan de Rescate de EEUU, que tendrá un costo de US$ 1,9 billones, según había anunciado. Este incentivo se propone, ante todo, combatir la pandemia -destinando gran parte de su monto a mejoras en testeos y vacunación-, ayudar a la reapertura de escuelas en un esfuerzo por mejorar la educación, y también proveer de beneficios tanto a pequeños negocios como a trabajadores y familias que más lo necesiten.

En diálogo con CRÓNICAS, diversos expertos analizaron el contenido del estímulo que Biden plantea, así como también su posible efectividad.

El plan

El plan económico diseñado por el demócrata “parece un shock importante y que va directamente a atender las necesidades de la población que más lo requiere”, afirmó el economista Pablo Moya. Sin embargo, en cuanto al monto del mismo es “extremadamente ambicioso”, consideró el analista internacional, Ignacio Bartesaghi. A pesar de ello, el doctor en Relaciones Internacionales expresó que el incentivo “es acorde a la agenda económica” que atraviesa la potencia norteamericana.

En concordancia con el analista, el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) sostuvo que “los estímulos a empresas y al trabajo son más para paliar la crisis”, mientras que “lo otro es dar asistencia a quienes están más complicados”. Ahora bien, el objetivo de este plan económico es que “la caída no haya sido tan grande” una vez se haya ido la pandemia, “para que la recuperación sea más rápida”, agregó Agustín Iturralde.

Por su parte, tanto Bartesaghi como Moya coincidieron en que -en el corto plazo al menos- el plan económico se pagaría con un aumento del gasto, lo que incrementará el déficit del país que Biden ahora lidera.

Asimismo, el ejecutivo profundizó en que “lo que no puede suceder es que Biden (diga) que no realizar el plan económico les va a salir carísimo”. En su opinión, lo que el presidente intenta impulsar con este incentivo de casi US$ 2 billones es que, de no hacerlo, “la caída va a ser más profunda, más larga, y la recuperación más lenta”.

De todas formas, Bartesaghi consideró que es probable que el monto final sea menor al anuncio realizado por estas fechas, aunque eso no quita que “se va a tener que volcar mucho dinero”, insistió.

El problema de fondo

Tanto el economista de Oikos como el analista internacional hicieron hincapié en que, más allá que el plan constituya un shock “transitorio y de emergencia” -en palabras de Moya- y que “tiene sentido que lo plantee, el asunto es cómo logra, en paralelo, seguir discutiendo los temas de fondo de la economía” estadounidense, sostuvo Bartesaghi. A su entender, estos tópicos tienen que ver con la innovación, infraestructura, e inversiones en las empresas vinculadas al cambio climático.

Así, Moya profundizó en que no se le debería criticar a Biden que su plan de emergencia no incluya medidas a largo plazo. “Quizás la crítica sería ¿cuál es el plan de gobierno postpandemia? ¿A qué apunta una vez salida de la crisis sanitaria?”, cuestionó el economista.

Por ende, lo que Biden hizo fue poner el foco en el corto plazo, para luego poner la mirada en el resto de la economía. Esta falta de una mirada más allá de la pandemia “no sería tan crítica”, remarcó Moya.


Mirada desde el sur

En diálogo con CRÓNICAS, el embajador saliente de EEUU en Uruguay, el republicano Kenneth George, se refirió al plan económico que Biden desea implementar.

Si bien aclaró que se ha dedicado principalmente a su trabajo en Uruguay, por lo que no prestó mucha atención a lo anunciado, para él la cuestión pasa por “qué puede aprobarse”.

Al respecto, señaló que “personalmente, me siento un poco decepcionado cuando nos enteramos que el dinero que se nos dijo que era para un estímulo para el pueblo estadounidense, y nos encontramos con que se redirige al extranjero o para otros temas que nada tienen que ver con el covid-19 ni con estimular la economía”. Según consideró, estas son cosas que siempre se dan a nivel político, es decir, que “el dinero se desvía”.

En el caso del plan de estímulo de Biden, George expresó que “las personas están desesperadas por ayuda” de esta ley “grande, ominosa y que se sabe que se tiene que aprobar”. En este sentido, opinó que la sociedad “quiere todo el dinero del que se habla direccionado a asistirlo, y no necesariamente focalizado en otras actividades”.


La discusión parlamentaria

Para aprobar y poner en ejecución el plan económico que Biden quiere fomentar, primero debe pasar por una discusión en el Congreso de EEUU, y recibir el visto bueno de los legisladores.

Para Bartesaghi, que la potencia norteamericana necesita una estrategia económica “súper ambiciosa” no es un tema a discutir, pero a su entender, “la discusión estaría dada más bien en el monto”, argumentó. En este sentido, detalló que los US$ 1,9 billones que componen el incentivo de Biden configuran un 9% del PIB de EEUU, por lo que “realmente es un monto muy importante”, dimensionó Bartesaghi.

En tanto, Iturralde cuestionó algunos aspectos particulares del estímulo de Biden; por ejemplo, el aumento “muy agresivo” al salario mínimo -de US$ 7 a US$ 15-, o “el tema de los impuestos a los ricos”. Cuestiones como estas “me cuesta creer” que lo pueda implementar, indicó el director del CED.

Moya, en cambio, subrayó que, más allá de la importancia y necesidad del plan, “hay que ver la implementación, y el grado de eficacia que puede tener”. En concordancia, como se tratan de incentivos que implican la expansión del gasto, “es difícil” conseguir los consensos necesarios en el Congreso para su aprobación, auguró.