“El fracaso más grande de la política pública tiene que ver con la educación”, según el presidente de Inefop

Pablo Darscht > Presidente del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop)

Foto: Presidencia de la República

En diálogo con CRÓNICAS, el presidente del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), Pablo Darscht, se refirió a cómo la organización que dirige se adaptó a la virtualidad debido a la pandemia del covid-19. Hizo hincapié en la importancia de capacitarse en un país con altas tasas de desempleo, y se refirió a la necesidad de que exista “una red de contención” en la cual se le permita a la población -principalmente quienes no culminaron secundaria- adquirir competencias adicionales a las que ya tienen, y que la hagan más elegible para el tipo de puestos de trabajo que hoy el mercado requiere. Remarcó la necesidad de reformar la educación, sobre todo cuando las estadísticas indican que siete de cada 10 jóvenes no terminan secundaria.

Por Ignacio Palumbo | @ignacio_palumbo

– ¿Qué rol cumplió el Inefop durante la pandemia y qué balance hace del desempeño a un año de la llegada del covid-19 al país?

– El Instituto cumplió un rol destacado en un contexto que impedía seguir trabajando presencialmente, como lo hacía con el 100% de las cosas que dictaba. Y de sobrepique, una nueva gestión. Así, el 16 de marzo tuvimos que suspender todos los cursos, pero posteriormente logramos -a través de que algunas de las becas que estábamos trabajando estuvieran en condiciones de hacerlo- que paulatinamente se pudieran dictar a distancia. Obviamente algunos cursos no, por la naturaleza de los mismos, pero rápidamente y en términos relativos pudimos hacer eso.

También impulsamos iniciativas completamente digitales, como fue el acuerdo con Coursera y con Microsoft. Estas alianzas permitieron no solo no disminuir la cantidad de personas que se involucraron en actividades con el Inefop, sino que incluso cumplimos y sobrecumplimos las metas que la anterior administración nos había pautado para 2020.

– ¿La pandemia obligó a muchos cambios en la forma de trabajo?

– Sin duda. En cuanto a lo que es la oferta de capacitación del instituto, fueron cambios radicales. De los cursos que comprábamos y pusimos a disposición de los usuarios, no había nada que no fuera presencial hasta marzo del 2020. Hoy en día, estamos comprando -todavía no sé los porcentajes porque van cambiando- una proporción importante de cursos virtuales, y eso implica un cambio no solo para el que lo recibe, sino también para la supervisión, incluso hasta para la especificación que hacemos del curso para que un proveedor se presente y nos haga una oferta. Es un proceso de aprendizaje por todos lados, tanto en el trabajo diario del instituto como para todas las organizaciones del país. Hoy en día, casi todo el instituto está teletrabajando.

– En este sentido, ¿se dan más capacitaciones hoy que antes de la llegada del covid-19?

– Depende qué quiere decir más. El año pasado atendimos más gente que la que estaba prevista antes de la pandemia. Desde ese punto de vista sí, se atendió a más personas, porque muchos se abocaron a hacer cursos de Coursera, que también es mucho más dinámico que el mecanismo histórico del instituto de asignación de sillas para cursos.

“No podemos pretender en un curso de 300 horas llevar a una persona que no terminó secundaria a un nivel de formación como si hubiese hecho la universidad”.

– Para usted, ¿qué significa hoy estar capacitado, en un contexto donde Uruguay presenta altas tasas de desempleo?

– Significa mucho. Y tenemos un problema que va junto con eso, que es el del nivel de educación formal que ha alcanzado la gente. El desempleo hoy en Uruguay no se distribuye uniformemente, independientemente de que alguien haya terminado la escuela, el liceo, el bachillerato o la universidad. El desempleo se concentra más en las personas que tienen menor nivel de formación. ¡Si será importante estar capacitado! Si estás más capacitado, tenés menos probabilidad de ser desempleado.

Pero si lo referimos a la situación actual, y hay que evaluar si son importantes las capacitaciones que ofrece el instituto, yo diría que sí. Mucha de la gente que hoy está sin empleo -supongamos que no tiene secundaria completa- está en un momento de la vida donde difícilmente pueda decir “me dedico los próximos años a terminar el liceo y después la universidad”. Esa persona no tiene esa posibilidad real. 

Entonces, nosotros necesitamos de una red de contención que le permita a esa gente adquirir algunas competencias adicionales a las que ya tienen, que la hagan más elegible para el tipo de puestos de trabajo que hoy ofrece el mercado. Y el tipo de cuestiones que son decisivas -y eso te lo dicen todos los que reclutan personal hoy en Uruguay- tiene mucho que ver con las habilidades blandas y digitales de la gente. Hoy es muy difícil que vos consigas casi cualquier empleo si no tenés alguna destreza básica digital, si carecés de capacidad de trabajar en equipo, o no posees capacidad de empatizar, de ponerse en los pies de tu cliente -ya sea externo o interno-. 

Son todas habilidades que se pueden desarrollar y el instituto tiene una apuesta muy fuerte a esas capacidades transversales. Obviamente nosotros no podemos -si tomamos una persona que no terminó secundaria- pretender en un curso de 300 horas llevarlo a un nivel de formación como si hubiese hecho la universidad, pero sí tenemos la posibilidad de trabajar algunas características, conocimientos y habilidades que quienes ofrecen empleo consideran que son importantes. Eso incrementa la probabilidad de conseguir empleo.

– En octubre, el presidente del INJU, Felipe Paullier, dijo a CRÓNICAS que el desempleo juvenil viene en una curva creciente desde 2015 -es decir, es previo a la pandemia-, y dijo que “es un fracaso a nivel de la política pública que tenemos que resolver”. ¿Desde Inefop se trabaja en esta problemática, específica de la población joven?

– Sí, se trabaja. Se venía trabajando y se sigue trabajando, incluso con un enfoque de complementación, entre otros, con el Instituto Nacional de la Juventud (INJU).

El tema del desempleo juvenil es grave. Si tenés menos de 29 años es cuatro veces más probable que estés desempleado que si tenés más; uno de cada tres jóvenes en edad de trabajar está desempleado. Eso es muchísimo para Uruguay, incluso en la comparación internacional. O sea, en ese tema en Uruguay estamos muy mal.

El fracaso más grande de la política pública tiene que ver con la política de la educación. Si siete de cada 10 jóvenes no terminan secundaria, y estamos viendo que hoy quien busca empleados intenta que sea gente que tiene secundaria completa, el primer fracaso enorme es del sistema educativo.

Por eso es muy importante que se reforme la educación, que se hagan los cambios que se tienen que hacer, para que realmente esa situación se revierta.

“El tema del desempleo juvenil es grave (…) Para nosotros es una obsesión el tema de los jóvenes”.

Lo que también pasa es que eso es trabajar para las generaciones que están arribando. El problema es que tenemos a los que hoy se ubican en la franja de entre 18 y 29 años que no van a empezar el liceo de vuelta si hacemos un cambio.

El instituto tiene llamados específicos para jóvenes -sobre todo de extrema vulnerabilidad-, con los cuales viene trabajando, y el año pasado usó una parte importante de sus recursos para eso.

En 2020 capacitamos a 682 jóvenes en alto grado de vulnerabilidad; estas son capacitaciones donde, sobre todo, lo que se intenta es que adquieran las habilidades para tener su primer trabajo. Son capacitaciones muy costosas porque implican una carga horaria muy alta y una especialización importante de las empresas que las brindan; por eso no tenemos posibilidad de hacerlo masivo.

Además, Inefop es quien financia todos los subsidios que están previstos en la Ley de Empleo Juvenil. Ahí gastamos una parte importante de su presupuesto, que en 2020 tuvo su máximo: $339 millones. Es decir, uno de cada tres pesos que aportaron empleados y empleadores al Fondo de Reconversión Laboral (FRL) se usó para el subsidio del empleo juvenil. Realmente es una obsesión el tema de los jóvenes.

– Por otro lado, la semana pasada se hizo énfasis en la brecha entre hombres y mujeres a nivel laboral. ¿Cuál es la realidad a nivel de Inefop?

– El Instituto, históricamente, capacita más mujeres que hombres. Independiente de que se haga algún tipo de discriminación positiva, si se toman los cursos comunes que da el Inefop, y se mira la población que asiste, son más las mujeres que los hombres. No sé el número exacto (me parece que es 60%-40%), pero es significativamente más importante la cantidad de mujeres que la cantidad de varones que hacen capacitaciones en el instituto.

Además de eso, el Inefop tiene algunas actividades en conjunto con Inmujeres, focalizadas en situaciones de extrema vulnerabilidad, como por ejemplo aquellas que han sido víctimas de violencia doméstica. Son cursos muy especiales, y hay que cuidar que el entorno las proteja. 

Al igual que en el caso de los jóvenes que comentaba antes, son cursos que requieren de la presencialidad, por tanto se vieron afectados el año pasado. Pero esperamos que poco a poco, en la medida que vayamos retomando la vida normal, estas actividades se vuelvan a hacer.

“Inefop, históricamente, capacita más mujeres que hombres”.

– ¿Cómo inicia Inefop el 2021? ¿Qué proyectos tiene a corto y mediano plazo?

– El instituto empezó este año con muchas cosas nuevas. A principios de mes abrimos un instrumento nuevo para que las empresas presenten propuestas para capacitar a sus empleados. Es un mecanismo cofinanciado, es decir, parte de la cuenta la paga la empresa y otra parte se hace cargo el instituto. Representa una mejora en relación a los instrumentos que había antes.

El 5 de abril vamos a abrir un instrumento similar, que también es de subsidio parcial, para que las empresas presenten propuestas de capacitación que estén a medida de cada una, y puedan después también poner en práctica eso a través de la ayuda de un tutor, como parte de un pequeño proyecto que las empresas tienen que presentar.

Para nosotros esas son iniciativas importantes, porque nos parece que es una forma de asociarnos -públicos y privados- para cultivar el talento que las organizaciones tienen en su interior, a través de una formación mejor y más específica. En estos nuevos instrumentos estamos haciendo una diferenciación mucho más grande en favor de las pequeñas y medianas empresas (pymes), no solo por los porcentajes de subsidio, sino también, y sobre todo, porque estamos buscando mecanismos de acceso y postulación a estos instrumentos que sean mucho más sencillos. Buscamos que a las empresas no les lleve ocho horas preparar los papeles para presentarse, sino que sea una cosa rápida, sencilla y ágil.

Por tanto, tenemos una batería importante de cosas, tratando cada vez más de incorporar la tecnología en todo el ciclo de nuestro trabajo, que también era un debe que tenía la organización.


Aprender online

– Al principio de la charla mencionó que el Inefop impulsó iniciativas digitales con otras organizaciones. ¿En qué consisten?

– Uno fue con Coursera, quien nos invitó a mitad de 2020 a participar de un programa que tenía diversos institutos de este tipo en el mundo. Consistía en que se podía acceder en forma gratuita a todo su catálogo de cursos y a todas las capacitaciones que brindan las universidades que desarrollan estos cursos. Esa fue una experiencia muy interesante para el Inefop, donde se enrolaron más de 30.000 personas en las más diversas disciplinas. Además, nos permitió aprender mucho sobre cómo trabajar con este tipo de herramientas que el instituto nunca antes había desarrollado.

La otra iniciativa es el acuerdo que tiene lugar -porque todavía está en curso- en alianza con Microsoft y la Fundación Eidos. Se trata de una formación de 30 horas de duración sincrónicas -es decir, de clases con un tutor en línea- en el tema de habilidades digitales para la empleabilidad. Dicho más fácil, es intentar transmitir a la gente algunas capacidades básicas para manejarse en el mundo del trabajo de hoy, por ejemplo, cómo poder hacer una presentación efectiva, o la forma de utilizar una planilla de cálculo para hacer cuentas, poder tener un perfil con un currículum en internet, o cómo prepararse para una entrevista laboral, entre otras enseñanzas. Aunque es muy difícil medirlo con tan poco tiempo transcurrido, creemos que tuvo un impacto alto, sobre todo por el feedback de los usuarios en el sentido de que es una puerta que se les abre a entender mejor y manejarse en el mundo digital.