La Reserva Federal de los Estados Unidos puso paños fríos al mercado el 17 de marzo y sus expectativas de posibles aumentos de tasas. No habrá aumento de tasa de referencia hasta el 2023, de acuerdo a lo que indicaron. Sin embargo, algo ha cambiado los últimos meses: el largo plazo piensa en una importante recuperación económica. ¿Llegaremos a 2023?
Por Carlos Saccone | @carlossaccone
Cuenta la historia que la madre de Napoleón Bonaparte, Mme Laetitia Bonaparte, al celebrar las victorias de su hijo empleaba la frase “ojalá que dure” (pourvu que ça dure) en una combinación de felicidad y nostalgia. Esto fue lo que indicó un prestigioso colega director de la Academia Nacional de Economía al comentar sobre los últimos movimientos del Comité Abierto Federal de Mercado de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que mantuvo incambiado el rango de referencia para la tasa de interés objetivo entre 0% y 0.25%, en su última reunión del 17 de marzo pasado
Por otra parte, los miembros de la “Fed” reafirmaron su visión de mantener esta tesitura por lo menos hasta el año 2023, indicando que eventos inflacionarios esporádicos no los alejarán de estas decisiones y, por el contrario, lo que necesitan ver para pensar en un aumento en la tasa de interés son presiones inflacionarias “estructuralmente” altas, lo que aún no es el caso
Sin embargo, sí ha habido un ajuste en las perspectivas, y por esto es que la frase “ojalá que dure” de Mme Bonaparte, y su carga feliz y nostálgica simultáneamente, es más que justa para este caso. Las tasas largas en dólares han ajustado y todo parece indicar que seguirán haciéndolo. Estas son las tasas de mercado, o sea, los retornos que se desprenden de la cotización y tasa fija de una emisión de bonos del tesoro de los Estados Unidos. Hace no muchos meses, si uno compraba en el mercado un bono US Treasury a 10 años tendría un retorno al vencimiento de 0.60% anual. Al a ser éstas las tasas “libres de riesgo”-de crédito- para el mercado de dólares, lo que nos estaban diciendo esas tasas es que el crecimiento económico y la inflación en los Estados Unidos continuaría muy por debajo de los niveles históricos, y que la Reserva demoraría muchos años más en subir su tasa. Durante las últimas semanas esto se revirtió. Los bonos largos aumentaron mucho su retorno (a través de bajas en sus precios) ¿Por qué? Básicamente, por el formidable plan de estímulo económico aprobado por los Estados Unidos para compensar el daño de la pandemia, de US$ 1.9 billones. Esto hizo que se revirtieran estas expectativas de largo plazo, mejorando sustancialmente, y llevando a comentarios en el mercado que llegaron a inquietar a operadores con respecto a lo que podría pasar en la reunión del pasado 17 de marzo. Como vimos, finalmente la Fed se mantuvo firme moderando estas expectativas. Pero, ¿quién sabe? Hoy el mercado espera esto, lo que está “en precios” son subas en tasa overnight en 2023 y tasa a 10 años en 2% a fin de este año (hoy en 1.70%).
Pero, ¿por qué nos importa todo esto? Básicamente, y entre otros temas, porque gobierna el costo de financiamiento de Uruguay en el exterior. Como sabemos, los bonos en dólares se mueven teniendo a los US Treasuries como referencia; si estos bajan, nuestros bonos bajarán. Es independiente de la situación del país. Por otra parte, también gobierna, indirectamente, el apetito por títulos en moneda local. No es lo mismo que el “0 riesgo” en dólares rinda 0.60% que lo haga 1.70%. De hecho, los bonos más largos y líquidos han bajado cerca de 20 puntos porcentuales durante este año, no porque haya sucedido nada en Uruguay, sino porque los dólares con 0 riesgo a largo plazo se han vuelto más atractivos. Esta caída se detuvo de la mano de los últimos movimientos de la Fed. También lo hizo la cotización del dólar en el mercado local, aunque es cierto que su cotización nominal está influida por Brasil; pero fijémonos que en tres meses subió 3 pesos, teniendo como responsable principal a las perspectivas de tasas de interés en Estados Unidos. Es por ello también que hay que aplaudir y apoyar las iniciativas del Banco Central del Uruguay que apuntan a hacer bajar la inflación y a reducir la dolarización de la economía de nuestro país, aunque este tema daría para una columna aparte.
Tasas bajas en dólares -la “moneda del mundo”- impulsan el apetito por retornos y la búsqueda global de inversiones en mercados fuera de los Estados Unidos. Por eso, y como decía Madame Bonaparte, pourvu que ça dure.