Impuesto a las multinacionales no afectaría en gran medida a Uruguay, según expertos

US$ 6 billones > Plan de rebote económico es “muy ambicioso” y genera un riesgo de sobrecalentamiento

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El G7, con Estados Unidos a la cabeza, busca impulsar un impuesto mínimo a las multinacionales, que podría afectar a aquellos países que tienen tasas bajas para atraer inversiones extranjeras. Ante esta potencial amenaza, diversos economistas consultados por CRÓNICAS la acallaron, afirmando que “hay que ver cómo se logra” y “falta muchísimo para que este proyecto pueda caminar”. De todas maneras, Agustín Iturralde, director ejecutivo del CED, llamó a revisar ciertos aspectos de política económica de Uruguay que podrían mejorar aún más el panorama para el país.

La semana pasada, el presidente de Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, anunció un plan de US$ 6 billones para reactivar la economía de dicho país.

Este desembolso de dinero configura una estrategia “muy ambiciosa”, según analizó Gabriela Mordecki en diálogo con CRÓNICAS. La economista y directora del Instituto de Economía de la Facultad de Economía y Administración de la Universidad de la República (Iecon-Udelar) añadió que parte de su financiación incluye el supuesto de cobrar más a los que más tienen, revirtiendo una tendencia que se da en ese país proveniente de décadas anteriores.

Por otro lado, tanto Pablo Moya como Agustín Iturralde concordaron en que este presupuesto beneficiará al crecimiento de la potencia estadounidense. En diálogo con CRÓNICAS, el economista de Oikos sostuvo que los datos de actividad, producción industrial y empleo ya indican una tendencia al alza, por lo que este nuevo plan “refuerza ese camino de salida en el corto plazo”. En tanto, el director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) subrayó que en el futuro inmediato empujará el crecimiento de EEUU, lo que beneficiará a Uruguay, pero aclaró que “las dudas que pueden surgir son para el largo plazo”, en referencia a si hay un sobrecosto o si el dinero está bien utilizado, por ejemplo.

En este sentido, ambos expertos expresaron que este estímulo de US$ 6 billones propuesto es una carga fiscal grande para la potencia, que ya cuenta con un nivel de deuda en relación al PIB alto. De todos modos, esclarecieron que las agencias calificadoras de deuda y los inversores no están valorando tan negativamente este factor debido al contexto de crisis por pandemia,  y las tasas de interés están a niveles históricamente bajos, por lo que el riesgo en esta materia está alejado.

No obstante, un factor que sí podría causar problemas, alertó Moya, es un posible sobrecalentamiento de la economía. A entender del economista, Biden está insertando más recursos en la economía de lo que se perdió por la pandemia, con lo cual existe ese riesgo de exigirle demasiado.

Al respecto, Mordecki advirtió que uno de los principales temores a raíz de la inyección de fondos es la suba de la inflación -consecuencia, también, del sobrecalentamiento económico-. Ante esta suba del indicador podría darse un aumento en las tasas de interés, y ahí sí Uruguay podría verse ante un problema “más directo” por el encarecimiento del costo de financiamiento, indicó la experta. “Me parece que sí deberíamos poner una alerta, eso va a llegar antes que los impactos sobre la economía real”, apuntó.

Impuestos

A la par de este presupuesto billonario, el G7 (grupo de principales economías del mundo, liderado por EEUU) anunció que impulsará un impuesto mínimo global sobre los beneficios de las multinacionales.

Esta tarifa pone en riesgo, principalmente, a aquellos países que tienen tasas bajas para atraer inversiones extranjeras.

Sin embargo, los expertos consultados no le dieron mayor relevancia al asunto; al menos, no por ahora.

“Una cosa es el discurso y otra es que realmente se implemente; hay que ver eso cómo se logra”, manifestó Mordecki, mientras que, para Iturralde, “falta muchísimo para que una propuesta así pueda realmente caminar”. Por tanto, el efecto para Uruguay sería bajo, opinó Moya.

De igual forma, Iturralde aprovechó la situación para hacer un llamado a poner el foco en la realidad nacional, no global. “Tenemos una cosa bastante extraña: una carga fiscal muy alta y, como sabemos que es un problema para la atracción de inversiones, creamos mecanismos que permiten llegar las inversiones, pagando muchos más impuestos de los que teóricamente se deberían pagar en nuestro país. Más allá de lo que pase internacionalmente, eso debería llamarnos la atención y ver si no hay algo para revisar”, evaluó el director ejecutivo del CED.


 ¿Bienestar o estar bien?

Consultado respecto a si opinan que Biden estaría apostando a generar un nuevo estado de bienestar en el país del norte, Iturralde expresó que, efectivamente, esto es así. “La política económica de Biden implica un cambio muy fuerte en el paradigma con el que se viene gestionando la política económica norteamericana en las últimas décadas”, consideró, y añadió que el mandatario norteamericano “está haciendo cosas mucho más sustanciales” que sus predecesores en las últimas décadas.

Para sus pares, sin embargo, este no es el caso. Moya y Mordecki lo vieron más como algo coyuntural. “Me parece una forma de salir de la crisis, es un shock de demanda”, sentenció la directora del Iecon. El experto de Oikos reforzó esta idea, ya que, según él, se trata de medidas fiscales que estimulen la economía y den un soporte a la población más afectada por la pandemia, y no se trata entonces de “un plan prediseñado previo a la toma de gobierno”.